Pensamientos Durante la Tromba en Cd. Juárez


El día de ayer llovió mucho, llovió como nunca, durante muchas horas seguidas, el agua me despertó en la madrugada y cuando eso sucedió no sé decir con exactitud cuánto tiempo había pasado desde el inicio de la tormenta; pero el caso es que a diferencia de otras veces, las horas avanzaron, la mañana llegó y la lluvia en lugar de calmarse –como sucede casi siempre- no terminaba y arreciaba cada vez más.

Para cuando llegó la hora en que tenía que irme al trabajo, aún seguía lloviendo. El cielo estaba completamente cerrado, no había sol y el sonido de las gotas al estrellarse sobre el techo cada vez con más fuerza me hicieron saber que intentar salir de la casa con rumbo al trabajo, sería prácticamente imposible, mientras el agua no cediera.

A las diez de la mañana, todavía estaba lloviendo, entonces empecé a preocuparme porque si con una lluviecita de media hora, la mayor parte de la ciudad se inunda, no me quería ni imaginar como estarían ya las calles por las que inevitablemente tengo que pasar de camino al trabajo tras varias horas de tormenta continua.

No me quedó otro remedio y tuve que llamar al trabajo para avisar que no podía salir de mi casa, porque para esa hora ya era prácticamente imposible salir a cualquier lado. El lugar donde yo vivo es un barrio cercano a la zona centro, y mi casa, -al igual que muchas otras que hay en los alrededores- está edificada sobre una loma de barro puro. En los alrededores existen muchas calles que aún no están pavimentadas y por las que cada vez que llueve muy fuerte, la corriente además de hacer resbaladizo el paso, arrastra desde lo alto piedras, palos y basura que la misma gente inconsciente tira en los terrenos donde no hay nada edificado; lo cual provoca que el paso para las personas sea difícil y para los autos prácticamente imposible y por esa razón más que nada fue ya para mi imposible salir.

A media mañana, y ya preocupada porque tras la ventana no se veía el menor indicio de que la tormenta terminara, mi familia y yo prendimos la tele, para confirmar que la situación era realmente crítica –no para nosotros- que gracias a Dios no pasamos de las goteras habituales y de no poder salir de la casa, el caos, fue para las familias que viven en la zona poniente de la ciudad, en el área de Cd. Juárez que los economistas llaman como “Zona Dormitorio”, puesto que ahí vive la mayor parte de la gente de escasos recursos, que trabaja en la industria maquiladora, que gana el mínimo, que pasa a veces más de 12 horas trabajando y vuelve a esa zona de la ciudad solamente a dormir.



Para ellos, la tormenta de ayer fue fatídica, porque los dejó sin nada. Muchas familias de las colonias Anapra, Felipe Ángeles, Fronteriza Baja y otras, tuvieron que ser evacuadas porque los arroyos cercanos se desbordaron, los diques de contención sobrepasaron su límite y no obstante eso, muchas de estas personas, ante la impotencia de ver como el nivel del agua subía, inundando el interior de sus viviendas o como sus pocas pertenencias flotaban y eran arrastradas por la corriente sobre las calles sin pavimentar, a pesar del riesgo latente que corrían al quedarse ahí, aún se resistían a alejarse de sus colonias para ir a los albergues que Protección Civil y el Gobierno Municipal habilitaron de emergencia.

La verdad en los 31 años que tengo viviendo en Cd. Juárez, nunca había visto algo así. La lluvia no paró, al contrario, continuó durante todo el día y aunque por momentos bajaba de intensidad y parecía que por fin iba a ceder, pasaba lo contrario y tras unos minutos arreciaba con más fuerza.

Para la hora de la comida, la ciudad ya estaba paralizada, el legendario “Río Bravo”, que en la actualidad permanece durante la mayor parte del tiempo casi seco y lleno de basura; según los expertos de límites y aguas, alcanzó su máxima capacidad (algo que no se había visto por lo menos en 50 años) y estaba ya a uno o dos metros de sobrepasar el límite para desbordarse y lo extraordinario no fue el hecho de verlo como en sus viejos tiempos (o quizá similar a como fue en sus orígenes, mucho antes de que los frailes misioneros y los españoles colonizadores fundaron la ciudad); sino el hecho de que la fuerza del agua provocó que la corriente del río alcanzara una velocidad tan impresionante, que arrastró a su paso, estufas, llantas, refrigeradores y cantidad de objetos pesados e inimaginables… Y lo que más me impresionó escuchar en las noticias locales fue que la gente que andaba cercana a esa zona vio salir del río ratas del tamaño de un gato (¡Guácala!) y con eso cualquier persona puede darse una idea más cercana de la fuerza de la corriente y los niveles tan impresionantes que alcanzó el río, que unas horas después si se desbordó…




Además de impresionante, se me hace al mismo tiempo tan chistoso, porque apenas hace unos días los chavos de la oficina y yo estábamos comentando una nota publicada en el diario local en la que decía que las lluvias de los días anteriores provocaron que encontraran el “Fósil Viviente” de una especie rara de insecto que no se conocía y que al parecer existió únicamente en la época prehistórica… ¿Qué impresión verdad?, (el insecto está horrible, es una especie de alacrán o libélula con una especie de concha –haber si luego encuentro la nota-), pero me cae que eso ¡sólo pasa en Juárez!!!

En la vecina ciudad de El Paso, Tx, y a pesar de que evidentemente ellos tienen un mejor sistema de drenaje que nosotros de este lado de la frontera, la situación no fue menos crítica. El Puente de la Avenida Juárez fue cerrado por el desbordamiento del Río y muchas zonas residenciales y varias áreas del Freeway también se inundaron. Del otro lado de la línea divisoria, la guardia nacional, policía y bomberos también se mantuvieron durante la mayor parte del día en “Alerta Naranja” y mientras en mi casa el teléfono estuvo sonando durante todo el día, recibiendo las llamadas de todos los familiares y amigos que querían cerciorarse de que mi familia estuviera bien; yo me sentía nerviosa y desesperada por no poder salir de la casa, me preocupaba mi hermano y mis sobrinos (que viven lejísimos de mi casa, para la zona de Ciudad Juárez donde se está dando todo el crecimiento urbano) y aunque no debería me preocupaba también Iván, porque él la mayor parte del día se la pasa en el carro, va y viene de Cd. Juárez a El Paso, Tx. A veces su día transcurre de un lado a otro, llevando y trayendo trabajos.

Yo la verdad me moría de ganas de llamarlo, pero no lo hice y deseaba con todo mi corazón que estuviera en casa, que no hubiera tenido necesidad de salir, que él y su familia estuvieran bien, que por la zona donde vive y se encuentra la imprenta (a media cuadra de su casa) la lluvia no hubiera inundado mucho las calles y que también el local de la imprenta no tuviera ya problemas de goteras o filtración del agua que se acumula a veces en el piso de arriba.

Siempre he dicho que me desespera mucho estar encerrada, ya no estoy acostumbrada a estar en mi casa durante todo el día, pero yo creo que eso fue lo que me desesperó, que no podía llamarlo, porque conociendo el plan en el que está, seguro lo iba a ver como “pretexto”, tampoco podía mandarle un mensaje porque la computadora no pude prenderla durante todo el día, y pues el día se me fue barriendo el agua, viendo las noticias y el pronóstico del tiempo (que no es nada alentador para los siguientes días), asomándome por la ventana y lo único que pude hacer para evitar que mi desesperación fuera más grande y no pasar tampoco las horas mirando el aparato de teléfono fue ponerme a escribir, neutralizar mi preocupación y mis ganas de llamarlo pensando en que a él, a pesar de que sabe donde vivo, a diferencia de mi, que todo el día lo tuve presente en mis pensamientos, es evidente ni siquiera le pasó por la cabeza levantar el teléfono para preguntar: ¿estás bien?...

Muchas veces me lo he dicho a mi misma: “Martha, bájate ya de la nube… Es O-B-V-I-O que a él ya no le preocupas ni le interesas de ninguna forma, ha pasado ya más de 1 año y él ya te sacó de tu vida ¿por qué sigues insistiendo? ¿por qué sigues creyendo en él? ¿por qué lo sigues esperando? y sobre todo: ¿por qué no puedes también hacer tu vida sin él?... Si no se acordó de hablarte en Navidad y en Año Nuevo, si el día de tu cumpleaños le pasó “de noche”… ¿Por qué habría de llamarte hoy?...

La lluvia por fin cesó poco después de las 7 de la tarde, y aunque el pronóstico climatológico no era nada alentador, afortunadamente las nubes cargadas y obscuras se alejaron para dar paso a una noche para esta época del año inusualmente fresca, con un cielo despejado, lleno de estrellas y con esa sensación tan peculiar que da el saber que tras la lluvia, no sólo las luces, sino la ciudad también brillan de otra manera, y así acabó mi día.

Es curioso, pero apenas una noche antes, yo escribía en el diario y hasta me sentía contenta e inspirada al plasmar las distintas emociones que me produjo ver el cielo gris que predominó durante el Lunes y aunque cada habitante de esta ciudad percibió y vivió de manera distinta las horas que conformaron el Martes 1 de Agosto, lejos del balance que a mi en lo personal me deja el pensar en todo lo que me dejó el mes que terminó ya, prefiero concluir la página de hoy con la esperanza de creer que mis dudas y temores -tal y como deseo que suceda con la tormenta que se avecina- el viento las disuelva....

Con la esperanza de que tal y como lo prometió el gobernador, las personas que se quedaron sin nada de verdad recibirán ayuda; con la convicción de que debo guardar muy bien en mi memoria las imágenes del Río Bravo (tal y como lucía hace algunas horas), puesto que tendrán que pasar más de 100 años para que algo así se repita y sobre todo la idea de agradecer a Dios porque mi familia y yo somos muy afortunados al vivir donde vivimos, porque a pesar de los pronósticos tan poco alentadores, hasta ahorita ya no ha llovido otra vez, porque fenómenos naturales como este, nos hacen caer en la cuenta de que a pesar de que los objetos materiales son importantes, hay cosas mucho más valiosas, puesto que todo cuanto poseemos –incluso la vida misma- es tan frágil y en cuestión de segundos se puede perder.



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