Transformaciones de Noviembre


Hace apenas unas cuantas semanas atrás, de camino a mi trabajo descubrí este campo algodonero.

Todos los días paso por ahí y lo que hasta hace algunos meses atrás era un área extensa de sembradíos verdes, al marcharse el verano se convirtió en un montón de ramas secas y aparentemente sin vida.

Por esa razón me sorprendió mucho de un día para otro encontrar un montón de bolitas blancas que antes no estaban ahí, desperdigadas por encima de cada una de las ramas.

Cada vez que pasaba me resultaba impresionante pensar en como un suelo tan árido y en apariencia infértil, puede ser capaz de generar vida en esas condiciones, pero otra vez, las circunstancias cambiaron, y una mañana volví a sorprenderme al descubrir que el campo algodonero había desaparecido por completo y en su lugar había un montón de maquinaria pesada aplanando el terreno, quizá para prepararlo para poder edificar algún nuevo fraccionamiento o edificio.

La verdad me dio un poco de tristeza, porque siendo esta una ciudad desértica en la que los espacios abiertos y las áreas verdes no son algo que se pueda ver todos los días, el "presenciar" como un espacio así desaparece, si causa un poco de conflicto; pero al mismo tiempo ese cambio tan drástico en el paisaje, me hizo pensar que con nosotros los humanos sucede exactamente igual.

No tengo ni la menor idea de que irá a estar en un futuro en ese terreno. Tal vez lo que para mi era una prueba "palpable" de que Dios se manifiesta en las cosas más simples, en unos cuantos meses será un centro comercial que le dará la oportunidad a muchas personas de ganarse la vida, o quizá un nuevo fraccionamiento en el que muchos niños -que aún no han nacido- vendrán a crecer y a sentar junto a sus padres las primeras bases de una nueva familia.

Constantemente escuchamos que todo "cambia y se transforma", que nada permanece y lo único que tenemos seguro es "el cambio" y la capacidad para ser felices depende en gran parte de la habilidad que mostremos para adaptarnos a eso.

Los tiempos en que el algodón que se producía en Cd. Juárez era exportado hasta Egipto han quedado en el pasado, pero pienso que aún cuando en medio de condiciones tan adversas es capaz de generarse vida, eso significa que cada uno de nosotros tenemos la capacidad de reinventarnos y de superar cualquier cosa, valiéndonos quizá hasta de los problemas y todas esas cosas que solamente cada uno de nosotros sabemos llevamos a cuestas en nuestro interior.

Esa es la reflexión que me queda en esta semana en que justamente las transformaciones de noviembre me hacen pensar que no tenemos nada más allá del momento presente que vivimos.

Así que sin importar que sea lo que te preocupa en este momento de tu vida, hay que echarle ganas y darle todo lo que tengas a este único día que tienes en tus manos, no dejes que se te "gaste" con tristeza y lamentaciones, puesto que al igual que el campo algodonero, la vida te va a dar los elementos para producir algo positivo tomando lo mejor, aún de las circustancias más adversas.

¡Buena mitad de semana a todos y nos leemos pronto!

Comentarios

Anónimo dijo…
A veces las transformaciones entristecen en alguna forma pero cuando analizas bien te das cuenta de que se abre un abanico de posibilidades, es bastante curioso porque siempre sucede aunque al principio uno vea todo negro :S

acá en Delicias todavía sobrevive un campo algodonero a escasos minutos de la ciudad, ojalá que no desaparezca así tan de repente...

un abrazo Martha, buen fin de semana :)
Mr. Magoo... dijo…
Pues mira que me has dejado pensando, es verdad, no nos detenemos a ver que el cambio esta en todas partes y que no nos salvamos de el, que debemos de adaptarnos para ser felices. Espero poder vivir el dia a dia como viene y con lo que viene, que vivir la vida planeando un futuro que no esta seguro, que puede ser que no llegue y los momentos de felicidad se pasan a un lado de estas planeaciones.

Un gran saludo...

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