Viajeros Desconocidos



8:30 de la noche, y ella conducía de regreso a casa después de un día de trabajo que se prolongó por algunas horas más.

Era una noche tranquila, silenciosa -y lo más inusual de todo- sin nada de tráfico, y a pesar de que iba atenta a las señales de tránsito y a todo cuanto sucedía en el exterior, sus pensamientos y su mente en realidad se encontraban mucho muy lejos de ahí.

Así había sido durante muchísimos meses... No viajaba sola, todos los días salían juntos para ir y regresar al final del día, y no obstante que en el interior del vehículo ambos permanecían a poca distancia uno del otro, las diferencias tan abismales, los pensamientos internos conformados por las preocupaciones normales y las imágenes de todas las cosas sucedidas durante el día, habían propiciado que viajaran como si fuesen dos desconocidos.

A veces ÉL se atrevía a romper el silencio y preguntaba ¿Cómo estuvo tu día?... Ella no lo veía así, pero detrás de un cuestionamiento tan simple se escondían unas enormes ganas de acabar con este distanciamiento de tanto tiempo, mientras en sus ojos color marrón se dibujaba un brillo muy especial cuando la veía, que evidenciaba todas sus ganas de que ella le abriera por completo su vida otra vez.

En cada trayecto que realizaban al iniciar y al terminar el día, ella también perdió la costumbre de voltear a mirarlo... Porque a veces sentía que si lo hacía no podría evitar reclamarle un montón de cosas: Su aparente apatía ante las cosas que pasaban, la indiferencia que había recibido a cambio en los momentos cuando ella más lo necesitó...

En pocas palabras todas esas cosas tan simples que a ella le bastaban para saber simplemente que ÉL estaba presente, y aunque lo tenía ahí al lado, su falta de respuesta propició que ella terminara por encerrarse en su mundo, hasta que perdió por completo la costumbre de decirle tantas cosas sin decir una palabra y con tan sólo mirarse reflejada en el color profundo de sus ojos.

Pero todo llega a un límite, y así un día ÉL se cansó también de recibir tanta indiferencia como respuesta a todas esas preguntas tan simples con las que su única intención había sido intentar recuperar esa cercanía que tuvieron en un tiempo lejano; entonces, decidió marcharse a cualquier lugar donde existiera alguien que por más pesado o difícil que hubiera sido la jornada, si quisiera mirarlo a los ojos para contarle todo lo que sentía o cómo estaba en realidad su interior.

Cuando eso sucedió, ella pensó que por fin se había liberado... Incluso estaba casi segura que aprendería a "arreglárselas" muy bien sin ÉL... Pero el sentimiento de autosuficiencia le duró muy poco, porque fue cuando en realidad sintió una enorme necesidad de voltear a ver el asiento de al lado después de tanto tiempo; y al encontrarlo vacío no pudo evitar llorar porque entonces descubrió lo frágil que era y la importancia que revestía para su espíritu, el que a pesar de que no le explicara el ¿Por qué? de tantas cosas, y hasta el llegar a ese punto de convertirse en Viajeros Desconocidos, tenía una razón de ser.

Cuando ella cayó en la cuenta de eso, sintió mucha desesperación y comenzó a buscarlo en todos lados. Fue y lo buscó a casa de su PADRE y lo esperó durante muchas tardes sentada frente a la mesa donde miles de veces se partió y compartió el vino y el pan.

Durante los fines de semana, cuando había un poco más de tiempo, ella se salía y caminaba y caminaba, esperando reconocerlo en la mirada de algún extraño que al igual que ÉL le cuestionara algo simple, o le regalara las respuestas a todos esos cuestionamientos que tenía; en la sonrisa de agradecimiento de parte de un anciano o un indigente que sintiera que había sido su mejor día por haber recibido a cambio una moneda o alguna de las manzanas que ella siempre guardaba en su mochila.

Después de meses y meses enteros la tristeza y todos los reproches que para ÉL tenía se fueron diluyendo e incluso dejó de concentrarse en la búsqueda.

El dejar de pensar tan sólo en lo que ella necesitaba, la llevó a centrar toda su atención en el mundo que existía afuera y fue entonces cuando descubrió, que a pesar de que ÉL ya no viajaba en el asiento de al lado, todos los días le regalaba algo: Una puesta con un sol enorme e imponente al final de del día, el pavimento de las calles y los ladrillos de las casas coloreados con el tono naranja de un atardecer cálido de verano, pasando por las tonalidades grises y rosadas del cielo para cerrar cada día de Noviembre; sin olvidar el sonido de las hojas caídas de los árboles que anuncian que los días en que las buenas charlas y los abrazos están por llegar y son más necesarios cada vez.

-"No obtener la respuesta que esperas en el momento en que tu crees que más lo necesitas, no significa que tu cuestionamiento no haya sido escuchado"... Eso fue lo que ella pensó un día a la hora de la comida mientras estaba a punto de acercarse a un lugar donde el semáforo recién había cambiado de amarillo a rojo.

En el instante en que el auto se detuvo, ella volteó sin querer y se sorprendió al reconocer que en el auto de enseguida ÉL viajaba de "aventón" acompañando en esa tarde a una madre de familia que tras regresar de la escuela con sus hijos se veía ausente al frente del volante, pensando quizá en como sortearía los gastos hasta final de mes.

En los pocos segundos en que la luz del semáforo los mantuvo suspendidos en ese mismo punto, ÉL le sonrió desde el asiento del copiloto (donde una vez más parecía que era ignorado), pero a ella, el simple hecho de contemplar todo eso desde otra perspectiva, le hizo entender que decidió irse, no porque estuviera cansado de ella, sino porque siempre iba a existir alguien que a pesar de tener la fe perdida u olvidada, lo estuviera buscando desesperadamente, tal y como ella lo hizo, cuando ÉL se fue.

Desde entonces ya no lo busca, porque sabe que YA NO ESTA SOLA... Y aunque sabe que físicamente no viaja en el asiento de al lado, en el trayecto de ida y regreso del trabajo, ha aprendido a disfrutar descubriendo un montón de detalles simples que ÉL le regala para hacerle saber que está más presente que nunca en su vida y en su interior.

Ella por su parte, utiliza esos minutos para contarle en voz alta todo lo que piensa y sueña... Le expresa sus miedos y le confía sus planes... Incluso le platica de aquellas situaciones que le enfadan, le duelen o hasta "la ponen de malas"... Todo porque ella sabe, que en días como estos, cuando todo mundo habla de su historia, y de que han pasado más de 2000 años en que ÉL realizó el sacrificio de amor más grande, siempre estará ahí disponible para quien necesite encontrarlo e integrarlo a su vida como sólo se puede hacer con alguien cercano y real.


P.D: Te debía este post desde el 19 de Agosto del 2006, y ahora si, ya estamos en paz... Gracias por todo lo que le has dado a mi vida desde entonces.

-Pascua de Resurrección 2008-

Comentarios

Amiga:
siempre te digo que que soy tu fan -algo que te cuesta creer-, pero con este post reafirmo mi admiración por vos, cuanto talento, cuanta creatividad, y cuanta paz interior para escribir algo tan hermoso y profundo.

Gracias por regalarnos tan maravilloso relato. No tengo dudas la palabra ARTISTA te va perfecta.

Te quiero mucho y te mando un abrazo de oso.

Vane
Anónimo dijo…
Bien dicen que a veces nuestros tiempos no son los tiempos de Dios y cuando uno quiere que las cosas sucedan "rápido" y no pasa así nos desesperamos, sin pensar que tal vez EL quiere que pasemos por algunas situaciones antes para que cuando alcancemos lo que tanto buscamos de verdad lo valoremos.

Yo al igual que Vane creo que tienes mucho talento Martha y por eso me gusta mucho leerte.

Un abrazo y felices pascuas! :)
Victoria dijo…
me dejaste sin palabras.
esta hermoso tu post

Victoria
Victoria dijo…
me dejaste sin palabras.
esta hermoso tu post

Victoria
Los que andamos en la reconstrucción de ese mismo lugar en el alma, los que andamos lavando heridas, exorcizando minutos para sobrevivir y emprender el vuelo, agradecemos encontrar tu “REMODELACIÓN” Saludos
Hechadesilencios

Entradas populares