Bitácora de Viaje: Visita Al Palacio de Una Reina.


Llegué hasta su casa, como miles de viajeros...

Traía además del polvo acúmulado por tantas horas de camino, un costal lleno de cosas (que al igual que la mochila que llevaba atada a la espalda), me pesaba ya, porque durante mucho tiempo lo estuve cargando en mi interior.

Cuando llegué al sitio donde muchos años atrás fue construído su palacio, llovía tal y como si el cielo estuviera cayéndose a pedazos... Pero no sentí miedo, al contrario... la lluvia fresca discipó cualquier indicio de cansancio y lo primero que me sorprendió fue descubrir que el lugar estaba lleno de gente que al igual que yo había ido en su búsqueda.



Al estar de pie en esa inmensa explanada, con los 5 sentidos inmersos en toda la belleza que había alrededor, era un tanto difícil determinar el rumbo, o saber hacia donde orientar los primeros pasos para ir hacia su encuentro, y aunque era muy obvia la ubicación del punto donde Ella estaría , la intuición me indicó que primero caminara un poco y conociera los alrededores; pues a final de cuentas "todas las mejores cosas" siempre suceden o se dejan para el final.



Así emprendí el ascenso hacia el punto donde hace más de 400 años, un indígena se encontró por primera vez con Ella. Me di cuenta que sin importar el género, la edad o condición social, todos estábamos ahí para lo mismo, y fue una sensación extraña el percatarme de como la perspectiva de una ciudad lejana y tan ajena a todo cuanto ahí acontecia, me arrebató de pronto ese pensamiento, para sustituirlo acaparando de nuevo todos mis sentidos con sonidos de campanas, bullicio de tráfico distante al mediodía, olor a tierra húmeda, visiones nuevas en tonos rojizos y ocres, provenientes de los techos y cúpulas de cada uno de los templos, que me hicieron sentir por un microsegundo, como si yo estuviese inmersa en una enorme postal captada en un día gris y lleno de nostalgia.



Tuve el impulso de detenerme en ese momento, para sacar de mi mochila pluma y papel con que anotar alguna frase o pensamiento inspirado en lo que veía...

Plasmar como en una postal sin remitente, un párrafo breve destinado para alguien más que no conozco, escribir como si yo fuera otra persona adentro de una historia nueva... O no sé... Quizá escribir tan sólo para mi misma, por esa imperiosa necesidad de hacer algo impusivo que me nutriera por dentro... Pero lo limitado del tiempo y el hecho de que"iba", pero al mismo tiempo "no iba" sola, impidió que lo hiciera y continuara en el camino otra vez.


A pesar del cansancio, llegar hasta la parte de arriba no fue tan difícil como yo lo imaginaba, estaba adentro de un mismo lugar, pero aún así tuve la impresión de que las cosas desde ahí se veían desde una óptica distinta: como estando en un submundo...

Entonces me dejé envolver en un instante, por imágenes de ángeles apostados en lo alto de las edificaciones, por la imaginación que me habló de todas las historias de personajes célebres o ciudadanos distinguidos, resguardadas tras la puerta metálica de un cementerio antiguo, y por el bullicio de la gente -que tras hacer sus peticiones en el cerrito del Tepeyac- salía al exterior, para disfrutar de la tarde y"merodear" en los puestos de souvenirs en busca de un "Milagro" materializado con el cual volver a casa.

La lluvia arreció de nuevo y tuvimos que apresurar de nuevo nuestro paso... Todo lo que recuerdo a partir de ahí es como una secuencia rápida de imágenes en las que corríamos de un lugar a otro, descubriendo cada cosa como niños y aprovechándonos de la sombrilla de cualquier transeúnte o vendedor para proteger las cámaras del agua y así captar todas las imágenes posibles que con toda la calma del mundo habríamos hecho en un día soleado y normal.




Empapada como estaba, y apresurada en el descenso, la verdad no esperaba ya ver nada que me pudiera sorprender... Aún mi mente seguía llenándose de imágenes fascinantes plagadas de colores, texturas y aromas vivos; pero todo eso quedó reducido a "nada" al encontrar casi al final del camino unas esculturas que escenificaban el momento de alguna de las 6 apariciones de la Virgen de Guadalupe.


En ese instante fue cuando "me cayó el 20", de que el momento de encontrarnos estaba cada vez más cerca... No sé si sería idea mía, pero el tiempo pareció haberse reducido al máximo y mientras caminaba hacia La Basílica, un único pensamiento resonaba en forma persistente en mi cabeza y corazón: ¿Qué sentiré cuando por fin la vea de cerca?.

Algo en mi interior se estremeció por dentro... Hacía más de 1 año, yo le había preguntado a una amiga exactamente eso mismo que ahora yo me estaba cuestionando... La fe es algo complejo.... Y yo siempre he pensado que no es lo mismo imaginar ¿Cómo reaccionarías? basándote en lo que alguien más te cuenta y te describe, a vivir el instante y todo lo que ello envuelve, basándote en tu propia experiencia.

Esta vez no se trataba de un cuadro famoso, de un personaje admirado, o de las inmensas ganas de volver a estar de nuevo ante la infinita y majestuosa presencia del océano...

Así que mientras mis pasos me acercaban hacia allá, a la par de ir grabando un audio breve con la grabadora de mp3, pensaba en todo eso, al tiempo que intentaba repasar mentalmente todas esas inquietudes que en mi interior había guardado durante tanto tiempo, y a nadie más que a Ella hubiera podido contar.


El tiempo continuó reduciéndose, la distancia de un lugar a otro seguía siendo muy grande; y a pesar de que la lluvia contribuyó a no dejar que se escapara ni el más mínimo instante, los minutos previos "al encuentro", los recuerdo como una sucesión de imágenes interpuestas una sobre otra, en las que atravesamos prácticamente corriendo la inmensa explanada que conducía hasta el lugar donde "todas las almas" buscan una audiencia.



El camino estaba flanqueado una vez más por edificaciones impresionantes que me hablaron de una historia que por falta de tiempo ya no podía detenerme a escuchar.

Los ecos me hablaron de una iglesia "hundida", y de un reloj -que incluso mucho antes de que yo existiera- había contado ya los minutos y las horas de otra época y espacio, cuando la gente que pasó por ahí había sido diferente.

Tal vez alguna vez, yo tendría una nueva oportunidad para sentarme sobre el suelo, para con toda la calma del mundo dejar que cada roca transformada en adorno barroco o cimiento me hablara por si misma y me transmitiera sensaciones y emociones... Mientras cruzaba el umbral de la entrada principal al palacio ese pensamiento que me había acompañado durante ese breve trayecto, justo ahí se desvaneció.

Al cruzar el umbral, que dividía el exterior donde la lluvia no cedía, del recinto donde por fin se daría el encuentro, tuve una sensación muy extraña... El ambiente en el interior era solemne, de religiosidad, más no así de espiritualidad.

La primera vez que la vi, Ella estaba a lo lejos, y me detuve para poder contemplarla por un instante desde esa distancia; entonces me sorprendió mucho caer en la cuenta, que todo cuanto existía a su alrededor era totalmente innecesario... Los adornos, la ostentación del altar principal y la majestuosidad de las banderas de todos los países, realmente obedecían a un escenario, que si bien era cierto, era digno de una reina, servía solamente para dar cabida a tantos peregrinos que a diario llegaban hasta ahí desde cualquier parte del mundo... Pero la verdadera grandeza de su investidura, radicaba en belleza de su sencillez.

Ya no me importo conocer nada de lo que ahí había, pregunté: ¿Cómo hacía para llegar hasta el lugar donde se encontraba? y hacia allá me dirigí.

Tal y como si fuera una audiencia pública, me encontré con un mar de gente que desfilaba frente a Ella, se hacía la señal de la cruz y en el lapso de tiempo que duraba el recorrido de las bandas transportadoras que se encuentran justo a sus pies, exponían su petición.

Yo no pude hacer eso... Me quedé como "pasmada" al pie de una de esas bandas, y su mirada tan llena de ternura me lleno por completo, ni siquiera pude articular palabra alguna, y todas esas cosas que durante tantos días yo había guardado para decirle en el momento que estuviera ante su presencia, se me "desmoronaron" como arena entre las manos y ahí supe que no había necesidad de exponer mi corazón, puesto que ella conocía mejor que nadie lo que había en mi interior.

Debo decir que no me sentí digna de permanecer mucho tiempo con el reflejo de sus ojos en los míos... Tenía tantas cosas que decirle, me había imaginado tantas veces ese instante, pero al mismo tiempo no me atrevía a pedirle nada en lo absoluto, porque justo ahí y en ese punto, vinieron a mi mente las imágenes de los momentos más felices de mi vida, las cosas buenas que yo había recibido (sin importar el tiempo que duraron), y la respuesta tan distinta que otorgó a la petición desesperada que yo había hecho a su hijo una noche, en el camino de regreso a casa, y fue cuando caí en la cuenta de que había sido una mujer afortunada, por haber recibido mucho más de lo que podía esperar.

Era obvio, y justo ahí, delante de ella, tuve muy presente a todas las personas que para mi son importantes: mi mejor amiga, mi familia, mis amigos cercanos y distantes, una persona que ya pertenece al pasado, pero me dejó marcada para siempre... Y aunque Ella sabía que yo deseaba todo lo mejor para cada una de esas personas que en ese instante parecía se encontraban ahí junto conmigo, mi interminable lista de peticiones se redujo a dos cosas muy simples:

Que a mi me permitiera ser una "mejor persona" sin tantos miedos ni fantasmas, para poder ayudar si alguno de ellos me necesitaba; mientras que para cada uno de ellos, le pedí que además de hacerle sentir su presencia y protegerlos -sobre todo en los momentos más difíciles-, Ella se encargara siempre de llenar de paz su corazón... Pues sólo en la medida que alguien "está bien por dentro" puede afrontar cualquier cosa que se le presente y encontrar felicidad a través de las cosas más simples.... Un aprendizaje que yo en lo personal, aún no lograba comprender muy bien del todo y llevaba casi 3 años intentando asimilar.

Me hubiera gustado permanecer ahí durante más tiempo, para poner en sus manos mi corazón lleno de sueños, miedos, planes y cuestionamientos... Pero los minutos se agotaron y tenía ya que salir para reunirme otra vez con el grupo con el que llegué hasta su casa; pero salí de ahí con el alma mucho más "nutrida" y llevando conmigo una imagen que sé muy bien no voy a poder olvidar en mucho tiempo.

Lo que pasó en los minutos subsiguientes, debió haber sido irrelevante porque la verdad no lo recuerdo... Y no obstante que la mañana y parte de la tarde se habían consumido en ese sitio, el Lunes aún no terminaba, era también mi primer día en la ciudad de México (después de 3 años) y un montón de vivencias -sin yo siquiera imaginarlo- todavía esperaban con gran paciencia su turno, para revelarse y pasar...



Continuará...

Comentarios

Anónimo dijo…
hola saludos
uuuh hasta me acuerdo cuando fui alla por alla jajaja
hace muchos milenios
yo tenia como mmm....4 años o menos
jajaja

sale cuidate mucho

byE
Yo no sé si en ese viaje encontraste todas las respuestas que buscabas, y lograste dejar ese equipaje demás que hace tiempo cargas.

Pero creo que ese encuentro con la virgen, ese ratito que la contemplaste, eso es un motivo suficiente para darte cuenta de cuanto valió la pena ese viaje.

Yo sé que ella escuchó todo lo que le pediste, pero pensá que no todo el trabajo es de ella, tenes que poner de tu parte para estar atenta a sus señales, a eso que a veces se presenta disfrazado, desmostrarle el valor que le das a lo que ya tenés, sentirte afortunada por las cosas maravillosas que hay en tu vida, por ser un gran ser humano, y por todas las cosas especiales que te pasan -aunque no las veas claramente-, esas que les pasan a las grandes personas, por todas las personas que te quieren bien, no dudes que somos muchos los que te queremos, por el trabajo maravilloso que tenes, por la capacidad de crear historias, escribirlas, compartirlas, y que toques la vida de muchos con tus letras.
Son tantas las cosas que te dicen lo afortunada que sos, y no dudes nunca que te mereces todo lo bueno que esta vida te pueda dar.
Pero tampoco dejes de ver todo lo mágico que tenes, sólo por pensar en lo que pueda pasar en un futuro.

Así que tesorito, ponete comoda, sacudite eso que molesta, salí a disfrutar el día a día, y dejate sorprender por lo que pueda llegar, así sean cosas grandes, o las más simples, porque la dimensión de la felicidad depende de cómo la mires, la disfrutes, y la vivas.

No te olvides que te adoro!!!, y gracias, mil gracias por tenerme tan presente en un momento tan importante como tu encuentro con la virgen.
Anónimo dijo…
Hola Martha!!!

Me encanto como escirbiste este post y las fotos estan muy bien.

Yo he estado varias veces en la Villa y el estar frente a la Virgen es de los sentimientos m�s padres y momentos gratificantes que me han pasado.

Espero que tu vista a la Villa te haya ayudado muchoooo .

Un abrazo , saludos
Erika

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