Sin Título...

Anoche me fui a dormir y la luna estaba a la mitad, el sueño me venció mientras imaginaba que tan sólo por un día, tendría la capacidad de regresar más de 900 días en el tiempo, para encontrar de nuevo el camino de regreso, hasta ese país pequeño, en donde alguna vez me encontré con un ángel de alas azules.

Cuando desperté, ya la luna se había ido, y con ella también las imágenes del mundo imaginario que se evaporan como la humedad de las banquetas, cuando posterior a una madrugada con gotas de agua, lloviendo desde adentro del alma, vuelve a salir el sol.

Y entonces decidí irme a la calle, pero antes de salir me llené las bolsas de los jeans con trocitos de recuerdos bien doblados (para que el hambre de extrañar no me pegara tanto, al regresar a casa por la tarde, ni tampoco al mediodía).

Me guardé también un par de historias que nadie conocía, por si me encontraba a ese fauno que la leyenda dice, que por escapar un día de las manos de un personaje oscuro, vino y se quedó en el mundo real.

Pero no, por más que me fijé, nunca lo encontré, y en su lugar reconocí el aroma de alguien que hacía mucho tiempo se fue de mi vida, y aunque en ese instante tuve ganas de abrazarlo, al final desistí de la idea, porque era un desconocido, y desde ese entonces la imagen de la mujer que fui, se fue tras él, y lo que yo vi en esa mañana fue sólo la sombra de su recuerdo al pasar.

Y eso sería yo al día siguiente, tan sólo el recuerdo de una mujer que ya no era, que ahora se desconocía, pero que a pesar de eso seguía pasando, todos los días por el mismo camino, pero llevando cada vez, distintas cosas en el corazón.

Un día podrían ser historias y otros nostalgia; otros dolor en el costado que materializa la carencia de cosas tan esenciales; tal vez la seguridad de saber lo que se quiere, aún sin tener muy claro el camino... Otra mañana pasaría, por ahí quizá sin pretender nada más que vivir ese único día; y al siguiente pasaría otra vez buscando atrapar entre hojas blancas lo que a nadie más le importa ya ver.

Hay días en que el presente se ve más claro que el futuro... Y hay otros en los que sólo se desea que lo que se piensa y sueña, vuelva a coincidir alguna vez, con los planes que tiene Dios.

Comentarios

Hay cosas mejor de las que se piensan y sueñan, por eso Dios lo hace un tanto difícil para que al momento de regalártelas sea doble sorpresa, y doble satisfacción. No soy nadie para decir esto porque soy la primera en discutir con el flaco de allá arriba, pero sé que está, está y está.

Suerte mi chava se la merece!
Martiuks dijo…
VANE:
Tal vez tengas razón y pues en el fondo tú y yo estamos iguales, nos peleamos con Dios, pero luego siempre hacemos las paces.
¿Sabías que eres uno de los mejores regalos que ÉL me dio?

Gracias por desearme suerte y gracias también por pasar.
Victoria dijo…
lo unico que se me ocurre al leerte asi
es:
animo! esto tambien pasara

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