50 Días (Día 50).

En 50 días, Dios me regaló millones de latidos que me permitieron estar viva, tantos caminos de ida y de regreso; así como una colección de acuarelas de colores, con las que vistió el cielo de cada día de un color distinto.

Montones de imágenes diferentes con las cuales llenar el álbum de lo cotidiano: Vi a un tigre de bengala más cerca de lo que mis manos esperaron; volví a ver ayer a la chica del tatuaje con el colibrí; y otro día me tocó encontrar a un señor que en medio de la prisa de un Lunes, se tomó el tiempo para crear arte en un lienzo en medio de la acera por donde todo mundo transitaba.

En 50 días mis tardes tuvieron sabores y aromas distintos... La tristeza estuvo aquí algunas veces, pero las letras de los libros y las pequeñas cosas que fui encontrando en el camino la ahuyentaron.

Durante la suma de estos días vividos, encontré un camino para exorcizar a mis demonios internos, mientras al mismo tiempo intento aprender a aceptarlos y convivir sin que sean ellos quienes dominen lo que soy y lo que siento y pienso.

Conversé con Dios más de lo que ya acostumbraba y le confié lo que amo, para dejar de resistirme a todo lo que no está en mis manos resolver.

Aquí acaba esta cuenta y seguramente la vida me tiene deparadas otras cosas... Algunas buenas y sencillas, otras que tal vez no lo serán tanto... Pero mientras eso sucede, me gustó compartir en letras este ejercicio y sé que si sigo escribiendo, corro el riesgo de que esta cuenta se vuelva interminable...

Intento aprender en medio de un camino nuevo que apenas estoy explorando, y desde el cual las cosas se ven de un modo distinto... No sé lo que me espera, pero confío, porque sé lo que llevo dentro... Mi vida se va tejiendo con lo que sucede en este momento y lo que tengo aquí. 

Comentarios

Anónimo dijo…
:O

fue un buen ejercicio, como que se aprende a fijarse y apreciar las cosas de todos los dias n___n

Sale me retiro, cuidate mucho

byE

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