El Sendero del Ángel


Todos los que me conocen saben que me fascinan los libros, que son mi válvula de escape y de las pocas cosas que consiguen que me despegue de la realidad y me olvide por completo de todo. En estos últimos meses, el momento más añorado del día es precisamente cuando en la noche, abrigada, en plena penumbra y ya con pijama, algún libro me ofrece la antesala perfecta para esperar mientras se llega el momento de viajar hacia "El País de Los Sueños".

Han pasado ya varias noches así en esta recta final del año, y en ese lapso he terminado ya dos libros. Uno de ellos se supone que ya debería yo haberlo reseñado aquí antes de este, (porque es maravilloso), pero como siempre los planes cambian y quise hablar primero de este que se titula "El Sendero del Ángel", y el cual ya mencioné en otro post de manera breve, hace apenas unos días.

La razón por la que decidí hacer eso es muy simple: es la primera vez en mucho tiempo que me toca leer un libro tan extraño, en el sentido de que no sé ni como reseñarlo. Digo esto porque a pesar de que solamente tiene 15 capítulos explicados en 84 páginas, fueron muchas las emociones que me produjo leerlo, a la par de dejarme pensando en varias cosas que se mencionan ahí.

Ustedes saben que siempre que leo un libro, además de hablar acerca de lo que trata, me gusta contar la historia de como fue que llegó a mis manos. En el caso de "El Sendero del Ángel" es un libro que llevaba mucho tiempo guardado en la larga lista de libros que tengo en casa esperando pacientemente el turno para sacarlo del letargo al empezar a leerlo.

La verdad no sé si alguien me lo pasó o yo lo descargué de algún lado, puesto que se trata de un libro electrónico. Lo único que recuerdo es que cuando terminé de leer el libro que debí reseñar primero, me quedé con ganas de leer más cosas relacionadas con el tema de la espiritualidad, y fue cuando entonces recordé que entre el montón de archivos que guardo, tenía un libro que -según yo por el título- hablaba sobre eso.

Eugenio Prestisimone, autor del libro.

Así fue como lo "desempolvé" una noche y comencé a leerlo para descubrir que el título, más allá de hacer referencia a esos seres iluminados y con alas en los que cada día más creo; tiene como objetivo más bien contar la historia de un hombre llamado Eugenio Prestisimone, que por las cosas que describe a lo largo de cada capítulo, creo que es argentino y en este libro en particular él cuenta como fue el camino que lo llevó a convertirse en un "sanador" y terapista angélico (algo que a mi me llama cada vez más la atención y me gustaría estudiar).

Lo primero con lo que me identifiqué de él (porque me hizo recordar tal como si lo estuviera viviendo ahora), fue todas las noches que yo también pasé en el auto de mi padre, y algunas otras en una "combi" (que era el vehículo de su trabajo), recostada en el asiento trasero, mirando por el cristal de la ventana las estrellas e imaginando mil historias o ¿qué había más allá?

Así fue como empezó este señor su camino espiritual. El cuenta todo lo que tuvo que pasar hasta que se convirtió en "Sanador", como es una terapia y de que manera los ángeles "operan" -por así decirlo- y sanan a través de sus manos a personas cuya medicina tradicional prácticamente ya no les ofrece ninguna otra alternativa.

En estos capítulos es donde habla del  "Arcángel Metatrón", que era del que yo les contaba en un post de hace unos días. Fue muy curioso porque por esos días yo estaba con el corazón apachurrado y preocupada por un montón de cosas, y justo cuando empezaba a leer sobre él, o lo mencionaba, me pasaba que se me olvidaba todo y además de quedarme súper tranquila, ya podía dormir en paz.

Para mi este fue un libro de "Chile, Mole y Pozole";  que ustedes saben que así digo yo cuando una cosa abarca varios tópicos distintos al mismo tiempo.  No voy a ahondar tanto sobre eso y tan sólo me limitaré a decir que Eugenio, a la par de compartir cosas de su vida personal, cuenta como a través de su experiencia aprendió que seres de otros planetas y más evolucionados que nosotros pueden ser capaces de curar a las personas a distancia, habla de los guías espirituales, los ángeles y los espíritus chocarreros...

Hay muchas cosas que yo no entendí del libro, así como otras que me dejaron pensando mucho y algunas más que suenan a ideas que si se las platico ahora pensarían que al igual que el autor "me fumé algo"...

Como les digo, es un libro muy cortito, pero muy sustancioso, y del cual les quiero plasmar a continuación "cachitos" de los capítulos y temas que a mi me impactaron más. Como la diferencia entre las "Parejas Cósmicas y las "Almas Gemelas"; además de los Demonios y los Crin (almas involutivas mejor conocidas por todos nosotros como: "espíritus chocarreros")... 

Que curiosamente anoche leí eso y a la par de darme miedo, morí de la risa también, porque era ya tarde cuando empecé ese capítulo y dije: ¿Quién me tiene leyendo de madrugada algo como esto?

En resumen esto es lo más interesante y padre de "El Sendero del Ángel":


- Parejas Cosmicas y Álmas Gemelas:
En el universo existen seres andróginos y seres complementarios. Grupos de seres complementarios han sido enviados a la tierra para la evolución, ya que el elemento pareja es parte del proceso.

Cuando un hombre y una mujer son reclamados por el Creador para realizar una misión, se forma lo que se llama una “Pareja Cósmica”. Esto es independiente de si son almas gemelas.
Estas parejas podríamos dividirlas en forma genérica en dos: Pareja Kármica, la que está creciendo y aprendiendo a través del sufrimiento, y Pareja Dhármica, los que crecen jugando con felicidad y armonía.

Es muy difícil, aunque no imposible, hacer contacto físico con el Alma Gemela. Pensemos que somos más de 6.000.000.000 habitantes, y que además, nuestro gemelo bien podría hallarse desencarnado o evolucionando en otra dimensión. Pero lo que es más fácil es encontrar una Pareja Cósmica.




-Sobre la muerte y la reencarnación:
En el momento de la muerte, todas nuestras tendencias y apegos quedan almacenadas. Son las energías que dirigen el renacimiento. Estos hábitos, generan un lazo de unión entre una vida y la siguiente.

El último pensamiento y sentimiento que tenemos justo antes de morir, ejerce un poderoso efecto determinante sobre el futuro inmediato. Por eso es esencial que la atmósfera que rodee al  moribundo esté cuidada con sentimientos de amor, devoción y compasión, para que pueda liberar el aferramiento, los anhelos y apegos.

Es importante desprenderse de todo, tanto material como relacional y cerrar los ciclos que se abrieron durante la vida.



- Sobre el karma y las catástrofes:
En el mundo astral existen también dos niveles.
Un bajo astral, que tiene depositada un montón de basura energética de la cual somos totalmente responsables. Aquí se encuentran los egrégores (pensamientos – forma) compuestos de cargas que hemos alimentado personalmente: odio, pobreza, dolor, muerte, violencia, egoísmo.

También existen seres menores atrapados, que tienen una consciencia rudimentaria y que han  servido a los fines egoístas de unos cuantos de nosotros. En el alto astral existen seres luminosos que hacen de guías y conducen el mundo de la naturaleza.
En este juego de físico-astral es donde operará la mayor manifestación de limpieza nunca antes vista.

Un accidente masivo deberá explicarse como el saldo kármico necesario para la depuración de esas almas. No hay mucho tiempo y los acontecimientos parecerán rudos, pero es sólo una apariencia.
Cada “catástrofe” será el fuego transmutador que reordena la vida.

Un incendio forestal puede parecer descontrolado y arrollador, pero hay seres de la naturaleza  que llevan a cabo la purificación planetaria de esta forma. No hay ningún azar.


- Sobre los Crines y Demonios:
Crin (criaturas involutivas), que corresponden al bajo astral. Los crins se instalan en lugares, así como también nacen con una persona. En el momento del  alumbramiento, el campo energético del recién nacido ya tiene un núcleo crin que se irá desarrollando conforme a la persona. Va creciendo y aumentando hasta que de adulto se manifiesta.
La personalidad múltiple descrita en la psiquiatría es el síntoma de muchas enfermedades del alma, y una de ellas es la de albergar un Crin.
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Como podrán ver, después de leer se queda uno con ganas de saber más, pero también con un montón de preguntas.. Pero bueno, sin importar si uno cree o no en esas cosas, tampoco se puede ser escéptico en su totalidad.

Lo que me llama mucho la atención es que varios de los planteamientos que el autor de este libro hace, coinciden con otras cosas que yo he leído en textos budistas, metafísicos y otros relacionados con la espiritualidad... Es como si todo lo que he leído hasta ahora fueran distintos caminos para llegar a un mismo lugar... ¿Es curioso eso no?

Sea como sea, de todo se aprende y creo que "El Sendero del Ángel" se resume a la premisa de que en nuestras manos está la solución a todos los problemas, pues sanando desde "adentro" se pueden erradicar todas las enfermedades, los grandes problemas que aquejan a la humanidad, ya que el principio de todo gran cambio, para poder ser posible, debe manifestarse desde adentro (y muchas filosofías y credos coinciden en esta misma idea)... En conclusión, este es un libro que da mucho para reflexionar y comentar.

"Observa el cosmos y búscalo en tu interior. El Sendero. Ese camino que recorremos, en muchos momentos a los tumbos, para intentar descifrar los secretos de la vida. No existe la tarea para la cual hemos venido al mundo como algo concreto. No existe la meta a alcanzar. No existe el punto hasta el cual llegar. Sólo existe un camino que, de acuerdo a cómo lo transitemos, será bordeado por rosas o por espinas".

-Eugenio Prestisimone | "El Sendero del Ángel".

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