De Realidades y Sueños en Veracruz ...


He pasado muchos días sin escribir como la misma frecuencia con que lo hacía antes... Aparentemente pasando las Páginas Sueltas en blanco, sin escribir historias... Pero lo que en realidad pasó en este lapso (en el que sé que muchos de ustedes me extrañaron), fue que en lugar de plasmar todo lo que vivo en letras, todas esas historias, yo comencé a vivirlas de otra manera: como protagonista y no como testigo literario... Después de tanto tiempo; y cuando sucede así, de una manera tan intensa; a veces no hay oportunidad para escribir.

En Febrero de este año fue la última vez que viajé (para estar en el concierto de Laura). Cuando  volví y guardé la maleta lo hice con una especie de sentimiento de nostalgia, en el pecho por no saber hasta cuando volveria a salir de la ciudad para acumular vivencias y sentimientos que quedaran atrapados dentro de la famosa Bitácora de Viaje.

Siete meses después -sin yo imaginarlo- la vida redireccionó mi camino hacia un punto muy distinto al que mi alma decidió enfocarse, y luego de varios días con lluvia, me llevó en la única madrugada en que el cielo otorgó una tregua, a esperar un avión con destino a un puerto que ni en mis sueños mas idealistas o realistas creí, llegar a conocer.

Como casi siempre sucede cada que viajo, una vez más iba tras la búsqueda de un sueño... Siguiendo la pista de una persona tan común como extraordinaria... Podría llenar páginas enteras hablando de todo lo que me inspira, pero todo se reduce a un deseo simple: Quiero que se quede el tiempo que nos quede de vida y sea parte de todas mis cosas.

Hay días en la vida que son tan maravillosos, que a veces sueles recordarlos tal como si fueran irreales... Como si hubieses estado dentro de un sueño... A poco más de 90 días de distancia y siete largos meses de ir viendo como un sentimiento tan profundo se transforma, puedo decir que yo misma me sorprendo por haber encontrado lo que tanto tiempo había buscado en un sentido equivocado... Ahora comprendo, todo fue parte de un proceso para que mis pasos y sus pasos coincidieran en el camino.

Las letras a veces resultan insuficientes para intentar atrapar y describir memorias... Otras ni siquiera hace falta intentarlo, porque de lo extraordinariamente hermosas que son se guardan celosamente en los bolsillos del alma, junto a las cosas que no tienen un valor mesurable y se quedan junto a todo aquello que te ha hecho feliz.

Mi mente no siempre será coherente; y tal vez con el paso del tiempo el olvido la deteriore, pero atrapadas entre papel y tinta quedarán mis nervios en un aeropuerto solitario a las cinco de la mañana... El recuerdo de una canción de Bosé que escuché por primera vez mientras iba de camino a tu encuentro.

Probablemente se disolverá mi enojo después de tantas horas de viaje... La idea de que rompí la costumbre de ir escribiendo notas en mi diario mientras una aeronave se deslizaba entre nubes... El calor intenso que me recibió y una caminata extensa en dirección hacia el puerto cuando llegué por primera vez.

Quedarán también mis nervios, la alegría que me provocó un nuevo encuentro con esas personas que regalan "abrazos", esta vez en el Malecón de Veracruz, para descubrir que ya no los necesitaba porque llevaba tu amor desde antes a todos lados conmigo...

Prevalecerá además de haber visto en ese puerto maravillas de la naturaleza que jamás tuve frente a mis ojos y tan de cerca; el indescriptible aroma de una ciudad con tantos contrastes, de la misma forma que descubrí al explorar tu piel.

Me quedo también con la fuerza con que me tomaste de la mano... Mi incertidumbre y tu silencio, un beso en la playa, la urgencia con que intentábamos aprovechar toda una vida que estuvimos distantes. La dulzura de tu alma y la calidez de la cercanía que me llevó a saber que en tus brazos estaba por fin mi lugar.

Tantas noches han pasado desde entonces, y entre charlas y suspiros todos esos sueños a los que yo había renunciado desde hace tiempo, contigo -a pesar del futuro incierto- se han convertido en posibilidades.

Nada que valga la pena es fácil... Y tú yo no somos la excepción... El camino aún es largo, de verdad yo quiero que te quedes, porque contigo todo es sano y distinto... Sonrío al pensar que empezamos al revés, que estando tú conmigo y yo contigo somos un verdadero desastre, pero al mismo tiempo las cosas más simples y sencillas se vuelven especiales cuando se comparten junto a ti.

Gracias por encontrarme, por dejarme escribir en el presente una historia contigo, por ser la coincidencia más hermosa que me ha sucedido en mucho tiempo y por todos esos sueños y realidades compartidas que prometo aprovechar sin cuestionar el tiempo que tú decidas quedarte aquí, conmigo.

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"El destino te pone en el mismo camino que a otra persona, pero depende de los dos caminar juntos".

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