Existe un lugar...


3:23 de la tarde y recorro la ciudad con prisa... No voy ni a la mitad de los pendientes del día, la luz del sol me abruma, mientras las cosas que no he resuelto me atosigan, mientras el semáforo en rojo dura lo que parece ser una eternidad...

Esa es mi realidad, pero de pronto ya no estoy ahí... Mientras mi cuerpo se queda desplazándose entre calles y avenidas yo me voy muy, pero muy lejos de ahí.

Todo está en silencio... Tal como me gusta... Las únicas voces las emite el viento... Habla de cosas que me tranquilizan (pero no entiendo), al tocar las hojas de los árboles y desprenderlas... Al acariciar las plumas de los pájaros que anidan en las ramas o planean su vuelo a poca altura sobre un cielo abierto y azul...

Mis ojos recorren con libertad todo el espacio visible y hasta el límite de lo no perceptible. Le confirman a mi alma que yo ya he estado ahí... Comencé a acudir a ese sitio desde hace ya algunos años en el mundo real, y tiempo después llegaba hasta ahí en sueños... Justo cuando necesitaba estar a solas... No para escapar ni evadirme... Tan sólo para encontrarme conmigo misma y hablar.

Recuerdo que al principio escribí desde ahí cartas y muchas historias con personajes de esos que sólo en la imaginación existen; pero después de un tiempo mi alma fue mucho más lejos y en la última parte del día, ya sobre mi cama y con la luz apagada, bastaba que cerrara los ojos para transportarme de inmediato hasta allí.

Así fue como comencé a traspasar la barrera de lo que existe y lo intangible... Pues tantas veces encontré ahí a Dios y le confié todo lo que llevaba dentro de mi. A veces le hablaba con la voz del pensamiento y algunas otras dejaba evidencia en un archivo de audio... Muchas de esas charlas las compartí entre Páginas Sueltas y de Colores; mientras que hubo una que otra de la que ni siquiera quedó evidencia.

Conforme ese sitio se convirtió en mi refugio, mi alma se tomó muy en serio lo de utilizar ese espacio, y comenzó a citarme en sueños con personas que ya no pertenecen a este mundo, y con algunas otras que sí, pero por alguna razón ya nunca más pude hablar.

De esos encuentros imaginarios (y que de alguna manera sé que no lo fueron tanto), se fueron quedando sentimientos y emociones que ya no me hacían bien... 

Existe un lugar... Y ahí me he encontrado contigo... Me he encontrado con tantas personas y aunque al principio era doloroso, al final pude ver también lo que yo hice mal... No soy perfecta, pero tampoco soy mala persona... Y desde ese lugar, tantas y tantas veces te he dado las gracias por lo que de ti he aprendido y también he pedido porque todos los sentimientos negativos que a veces encadenan, por fin se disuelvan y si en otra vida nos toca encontrarnos de nuevo, el aprendizaje esta vez sea diferente, y esté lleno de amor y de luz.

Existe un lugar... Desde siempre ha estado ahí... Cuando era niña era una casita en el árbol que luego se convirtió en una playa desierta poco antes del amanecer... También ha sido una cabaña donde Dios habita y me permite de cuando en cuando sentarme en el sofá de su sala para colocar sobre la mesa de madera del centro todo lo que a mi alma ya no le sirve; y es además un poco parecido a este espacio donde te invito a ti que me lees, para contarte historias, para sentarnos a tomar una taza de chocolate o te mientras hablamos de lo que allá afuera no es costumbre con el común de la gente hablar...

Existe un lugar... También está muy dentro de ti y quizá ni siquiera te has dado cuenta... Puede tener la forma (no que más te guste), sino que te brinde paz y te tranquilice; y tal vez puedas hacer lo que yo... Conversar con quien ya no está o ya no forma parte de tu vida... Resguardarte ahí cuando la tensión o la ira te envuelvan o necesites de modo simple, tan sólo escucharte respirar...

Si decides ir allí esta madrugada, quizá nos encontremos... Me encantaría conversar contigo de lo que piensas, lo que sientes y sobre todo de las cosas que sueñas... Podrás dejar tus miedos por ahí colgados para que el viento los difumine, o tal vez ahora que sabes que ese lugar existe (al norte de tu intuición); querrás encontrarte con alguien más o muy probablemente tendrás prisa por llegar puntual a la cita contigo mismo, para escuchar lo que a solas tienes para decirte a ti...

Sea como sea, espero que cada que acudas a ese espacio, tengas presente siempre que el vivir con los pies enraizados en la realidad no debe ser un obstáculo que le impida a tu corazón y tu imaginación volar.

...Buen Viaje hacia El País de Los Sueños...

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