Carta
Desde hace mucho tiempo quería escribirte una carta.
Durante muchas noches tuve toda la intención de hacerlo, pero los meses se me fueron acumulando en el intento por buscar "el momento propicio", cosa que nunca sucedió hasta ahora, porque no quería escribir sólo por escribirte y porque en cierta forma quería compensar toda la atención y el tiempo que tu dedicaste a escucharme cada vez que yo necesité decirte algo, sin importar que fuera un reproche.
Esta mañana, en cuanto desperté, no se porque, pero supe que por fin había llegado el momento de escribirte.
Aparte de sentir un impulso de levantarme rápido a buscar pluma y papel, tenía muchas ganas de salir de mi casa para ir a buscarte hasta la tuya. Sentarme en una banca (como muchas veces lo hice durante el verano del 2006 y 2007), pero ahora en lugar de estar ahí para pedirte alguna cosa o cuestionarte por las cosas que me dolían o no habían salido como yo esperaba, ahora era diferente, porque tenía muchísimas ganas de platicar contigo y sobre todo de darte GRACIAS por todas las cosas que han pasado últimamente en mi vida.
Esa era mi intención, pero las cosas que tenía pendientes para hoy Domingo, no me permitieron hacerlo. ¿y sabes algo? me pudo mucho no escribirte en cuanto desperté, porque en el fondo me dio muchísimo miedo que al llegar la noche pudiera ya haber olvidado algo de todo esto que necesitaba decirte, o peor aún... que ese impulso de escribir para contarte lo que siento y pienso en este momento de mi vida, pudiera esfumarse por completo, pero no, no pasó así y al contrario, a pesar de ser un día de invierno dispusiste un sol brillante y cálido que me permitió hacer muchas más cosas de las que ya tenía planeadas para hoy... ¡Gracias por eso de verdad!.
En todo este tiempo he pensado mucho en que a pesar de mis arranques, siempre has estado ahí conmigo de algún modo. En los últimos meses, no he dejado de sorprenderme de que justo el día en que yo estaba súper enojada y había decidido no pararme más en tu casa, enviaste a Diana y me ofreciste a través de ella una opción para mediar las cosas, y no sabes cuanto te lo agradezco, pues durante esa semana en la que se dio el famoso retiro de evangelización del que tanto he escrito y le he contado a todo mundo, viví no sólo uno de los momentos más felices que he tenido en toda mi vida, sino que a partir de ahi, ya no he vuelto a sentirme sola otra vez.
Han pasado ya casi 3 meses desde ese reencuentro contigo, y lo más sorprendente es que a partir de entonces no has dejado de llenar mi corazón de un montón de cosas que han hecho que los miedos, las dudas y ese hueco tan profundo que todavía está en mi corazón ya no duelan, ni sean tan evidentes como era antes; porque en su lugar has puesto un montón de sueños padrísimos, muchísimas ganas de hacer cosas, y hasta una nueva oportunidad para aprender y hacer algo totalmente distinto a lo que siempre he hecho en mi trabajo.
Por eso eran y siguen siendo tantas mis ganas de escribirte, para darte las gracias por permitirme reencontrarte después de tanto tiempo, después por mi familia, y en estos últimos meses por haber puesto a Vane en mi camino.
Yo no sé la verdad si ella fue la respuesta a todas esas veces en que aún sabiendo que no tenía ningún derecho, volví a casa reprochándote en silencio un montón de cosas. Me acuerdo en particular de una noche, cuando luego de salir de un evento de presentación por la nueva imagen de la revista, me sentí muy desesperada y como no encontraba mi lugar en ninguna parte, permanecí durante mucho tiempo afuera de la casa de una persona muy importante para mi, pero en la que tristemente desde hace mucho tiempo yo dejé de tener ya un lugar.
Yo no entendia porque, sólo sabía que me dolía muchísimo, y aunque yo no lo entendí en ese momento, en respuesta me diste la idea para un escrito que hasta ahorita todavia permanece en borrador y tal vez más adelante lo publique, porque sé que te lo debo desde entonces.
Señor, tu sabes mejor que nadie que sigo teniendo miedo, y también muchas dudas, pero ahora basta sólo que lo comente contigo antes de dormir o en cuanto despierto, para experimentar una tranquilidad que desde hacía muchísimo tiempo no tenía ya.
Mañana por ejemplo, va a ser un día muy importante, se van a definir muchísimas cosas para mi futuro inmediato, existen muchos planes que dependen de ello y respecto a Vane, sólo puedo decir que jamás pensé que podría ser posible llegar a sentir tan cerca, a una persona, aún viviendo en un lugar tan distante.
Sé que para el común de la gente resulta extraño, y hasta podría malinterpretarse el acercamiento tan padre que ha surgido en todo este tiempo que hemos compartido juntas. Yo lo único que puedo decir al respecto es que no hay nada oscuro detrás de eso, sino todo lo contrario, y aunque desde siempre tu has puesto en mi vida personas valiosísimas como mi grupo de amigas, (quienes a pesar de que no las veo tan seguido sé que van a estar ahí cuando yo lo necesite), en el caso de Vane, todo ha sido tan distinto y especial, que ahora tengo la convicción de que tuvo que ser así, porque de otra forma yo no hubiera sido capaz de valorar su AMISTAD y de decirte que si yo hubiese tenido la oportunidad de elegir tener una hermana, me hubiera encantado que fuera exactamente como es ella.
En estos días mi corazón está lleno de mil cosas, de muchas emociones, de conversaciones interminables hasta altas horas de la madrugada, de llamadas sorpresa de larga distancia, de una caja de color morado que me emocionó muchísimo recibir, de una carta que he decidido llevar conmigo a todos lados, del sueño descocado de realizar un viaje a un país que antes ni en el mapa hacía, y que es desde hace tiempo lo que me hace iniciar cada día nuevo con muchísimo entusiasmo; de mis ganas de escribir mil cartas para decir todo lo que siento, de retomar todos los planes que desde hace tiempo atrás están un poco "empolvados", así como de mi desesperación porque siento que la vida no me va a alcanzar para todo eso que hay pendiente por hacer...
No sé que pase más adelante, ni cuáles sean los planes que tú tengas ya definidos para mi vida, tan sólo sé que esta noche quiero darte mil gracias, porque en este momento siento que no necesito nada más de lo que ya tengo, y pedirte que me dejes soñar sin despegar los pies de la tierra, que me ayudes a saber como ser una mejor persona en todos los sentidos, que de algún modo siempre te hagas presente en mi vida (sobre todo en los momentos cuando exista el riesgo de perder la fe o tenga que afrontar una dificultad), en pocas palabras que no te vuelvas a alejar nunca más de mi vida, porque yo te necesito, así que porfa, quédate junto a mi.
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Victoria