Bitácora de Viaje: Día 2: Visita al Castillo de Chapultepec.
Bosque de Chapultepec. Aquí los reyes aztecas, finos y civilizados, vivieron, se bañaron; aquí los adustos virreyes meditaron la conveniencia de transportar la ciudad a la firmeza seca de las lomas; aquí murieron los niños héroes bajo las balas del invasor; aquí Carlota escandalizó a las damas gordas de su corte de honor al madrugar para —¡Jesús mil veces, Carlotita!— montar a caballo; aquí Elihu Root, aquí don Porfirio, aquí don Pancho, aquí Obregón, aquí Calles (cuando Anzures: aquí vive el Presidente; y el que gobierna, allí enfrente), aquí Portes y Abelardo. Fue don Lázaro quien primero se abstuvo, se desterró (cultivaba una inclinación por desterrar a los gargantones) a los vecinos Pinos. Y ahora, por fin aquí un museo en que lucen como lo merecen las galas y reliquias de nuestra Historia.
"Nueva Grandeza Mexicana"
-Salvador Novo-
Chapultepec
... Después de haber pasado la primer noche en la Ciudad de México me desperté muy temprano y lo primero que hice, casi en penumbra y tratando de no hacer mucho ruido (porque la habitación del hotel la compartía con otras 3 chavas), fue sacar de la maleta un sobre manila color amarillo que en la parte frontal decía: Para: "Fernanda Familiar - Grupo Imagen". y colocarlo en un lugar visible para no olvidarlo al salir.
A pesar de que todavía me sentía muy cansada (por tantas horas del viaje en carretera), ya no pude dormir más. Había quedado de verme con Fer a las 10:00 de la mañana así que desde temprano me preparé y me salí del hotel con la intención de recorrer y conocer un poco más las calles de esa ciudad.
México en las mañanas huele a la prisa de la gente que va y viene por ambos lados de la acera, a la frescura del jugo de naranja recién hecho (delicioso y muy barato por cierto...), huele a taquitos "de todo", a pan recién horneado que te sorprende en casi cualquier esquina o avenida donde te detengas y encuentras a fuerza una panadería; a sandwiches, como los que salen en la "Tele", pero que curiosamente no son caseros y te los venden en la calle...
...Huele a banquetas mojadas y humedad de lluvia de la noche anterior; a hojas de papel periódico con los titulares del mundo que apenas unas cuantas horas atrás sucedieron y de inmediato fueron impresos; y huele también a inicio de un nuevo día, donde el rostro que te ofrece la ciudad no es el mismo si eres alguien que toda su vida ha vivido en ese sitio y tienes algo que hacer o un lugar a donde ir por la mañana, a si estás nada más ahí de visita, como yo.
Mis pasos se perfilaron por la Av. Guerrero, hasta encontrarme con la Av. Reforma, y caminé por La Alameda Central, volví -tal y como lo esperaba a Bellas Artes-, me asomé por la callecita que lleva al Teatro Metropolitan, escenario que resguardó los ecos de tantos aplausos "Pausinimaniacos" y la marquesina que ahora ya no decía más Laura Pausini.
Era otra realidad y otro tiempo muy distinto al de hace casi 3 años... Yo no era la misma persona que estuvo ahí por esas calles en una noche de concierto, porque esa mañana, hasta yo misma me hubiera desconocido si desde "afuera" me hubiera visto caminando a lo lejos cargando ¿un paraguas?...
Así es, resultaba algo muy extraño, pero desde que llegué, en la capital del país llovía casi todo el tiempo y a pesar de que dicho "aditamento" lo dejaba olvidado en todos lados a donde iba por la falta de costumbre; era mil veces preferible eso, puesto que con esos cielos tan grises no podías saber en que sitio o momento la lluvia te podía sorprender.
La mañana de Martes se me escapó recorriendo librerías en busca del libro de "Lo Mejor de Las Entrevistas de Que Tal Fernanda", buscando un cibercafé abierto y un restaurancito que desde la entrada me "invitara" a quedarme a desayunar.
Caminé varias cuadras tomando fotos y más fotos hasta llegar hasta el Zócalo, para desde ese punto retornar y descubrir, como una mujer proveniente de una tierra árida y desértica, se sorprendía al darse cuenta en ese día, que mucha gente salía a la calle vestida como en la frontera solamente se hace con temperaturas bajo cero.
No tuve suerte con el libro, pero pensando en que de todas maneras iría a "Grupo Imagen", decidí comprar otro libro de Fernanda con toda la intención de que me lo autografiara y a partir de ahí al parecer se activó un mecanismo que consumió los minutos de manera acelerada, pues cuando menos lo pensé, tenía ya que regresar al hotel para estar a tiempo con Fer, pero en el trayecto de regreso todavía me detuve a comprarle "incienso" con esencia de tulipanes a un chavo medio "Hippie" que casi me atropelló, y a llamar desde un teléfono público a varios de mis amigos que -sin yo saberlo- estaban por regalarme uno de los mejores momentos que he vivido en mucho tiempo.
Días previos a mi llegada, yo le había dicho a Fer que necesitaba hacer varias cosas en el D.F Me acuerdo que esa vez, nuestra conversación terminó con una aseveración por parte mía en tono de broma: -"Fer, necesito un "Damo" de compañía"...- Y mi amigo sí que se lo tomó en serio, porque no pasaron ni 5 minutos de que yo había llegado al hotel, y recién estaba comprando una botella de agua en la tiendita de la esquina, cuando él ya estaba afuera muy puntual y esperándome en su auto.
La historia de como conocí a Fer, se remonta a poco más de 10 años en el tiempo, (tal vez algún día la cuente), pero sólo puedo decir que "me desbarató" que a pesar de que estaba desvelado y enfermo del estómago, (tal vez como consecuencia de la torta que una noche antes él y yo nos comimos -sin "Albur"-), aún así llegó con toda la disponibilidad del mundo para pasar el día conmigo y acompañarme a donde fuera.
En cuanto subí a su auto y le hice saber la dirección de Grupo Imagen, nos dirijimos hacia allá. En el camino me di cuenta que había sido un acierto comprar una botella de 7up "ligeramente gasificada", porque eso sirvió para que Fer se sintiera un poco mejor del estómago. Hablamos también de que si mi plan de llegar hasta las instalaciones de la radiodifusora en busca de Fernanda lo hubiera llevado a cabo yo sola, de seguro me habría tardado varias horas en llegar (cosa que le agradecí en el alma a Fer haber evitado) y apenas si alcanzamos a comentar eso, porque cuando menos lo pensé ya estábamos en la Colonia Anzures, ya habíamos identificado el edificio de Grupo Imagen (en plena calle Mariano Escobedo), y ya estábamos dando vueltas por los alrededores buscando estacionamiento.
Luego de varias vueltas, reconocí por fin la zona, por esa calle se encuentra ubicada la oficina de la disquera Warner Music, y estoy segura que muy cerca de ahí también se encuentra el "Hotel W" (lugar donde fue la convivencia de fans y se hospedó en el 2005 Laura Pausini).
Como nunca encontramos estacionamiento, nos tuvimos que meter al del Hotel Camino Real, que curiosamente estaba ubicado exactamente enseguida de la radiodifusora y entrar por el lobby me hizo recordar que cuando lo del concierto de Laura, por acompañar a una de las chicas del Club Faenza hasta ese hotel, nos encontramos con el Sr. Fabrizio Pausini (quien también en ese entonces estaba hospedado ahí) y nos quedamos platicando un buen ratillo con él en el lobby acerca del concierto.
Mientras Fer y yo caminábamos en busca de la recepción, nos dimos cuenta que en ese estacionamiento lo usaba también el personal de Grupo Imagen (porque ahí había una puerta de acceso) y la sola idea de poder cruzarnos con Fernanda Familiar o con alguno de sus colaboradores -que era lo más factible a esa hora- comenzó a ponerme nerviosa.
No me había caido el 20, de que una vez más y después de tanto tiempo, el motivo que me tenía ahí -esta vez llevando un "cómplice genial"- era seguir un impulso loco de "fan".
Con mi sobre y el libro bajo el brazo, llegamos hasta la entrada de la radiodifusora y me causaba un poco de gracia que Fer me decía que les dijera que yo era periodista y que venía desde Cd. Juárez de la revista Fíjate Bien!.
Entramos hasta la recepción, pero no tuvimos suerte. La chica que se encontraba en esa área, primero nos dijo "que no había visto pasar a Fernanda en ese día", porque al parecer toda esa semana estaría de vacaciones y todos los programas que se transmitirían serían pre-grabados.
Como yo no había escuchado los programas del Jueves y Viernes de la semana anterior, no podía determinar si lo que esa chava nos dijo era o no cierto. No me quedó otra más que dejar el sobre en recepción, no sin antes hacerla casi jurar con la mano en el corazón (bueno nada más eso me faltó) que se lo entregaría a Fernanda.
Todavía saliendo de ahí llamamos por teléfono al número que la recepcionista nos dio de la producción del programa, pero nunca contestaron. Cuando nos subimos al auto de Fer, sintonizamos la estación, pero no supe determinar si el programa que se estaba transmitiendo era ya pasado.
Saliendo de ahí había dos opciones: Ir a Coyoacán o al Castillo de Chapultepec. Por ser el lugar más cercano, elegimos la segunda opción.
Comenzaba a llover, así que tuvimos que comprar otro paraguas y las siguientes horas se escaparon caminando mucho (puesto que la entrada de acceso al Castillo está bastante alejada de la entrada), pero en el camino hacia allí resulta interesante recorrer los alrededores del bosque, dejarte envolver por el ambiente que se percibe en la cuesta hacia El Castillo, donde ves a mucha gente practicando deporte, muchos estudiantes y familias que al igual que tú van de visita, y lo más impresionante de todo, la visión que desde esa zona boscosa te ofrece la ciudad.
Estando en Chapultepec, no sucedió nada relevante, en compañía de Fer, recorrí los pasillos del museo que alberga en su interior un motón de objetos de personajes que fueron importantes en la historia de México.
Me gustó mucho una armadura (me recordó que hacía poco "alguien" me presentó al "Caballero de la Armadura Oxidada"); algunas pinturas, en particular una en la que aparecía el Virrey Bernardo de Gálvez, quien durante su pequeño mandato, durante la época de La Nueva España, contribuyó a las obras de construcción del Castillo de Chapultepec.
El cuadro me llamó mucho la atención, porque me pareció que tenía una especie de "diseño" muy moderno para la época en que fue creado, y porque es interesante observar las figuras y formas que conforman la imagen del caballo y del Virrey estando desde muy cerca. Aparte que es una pintura que rompe con todos los convencionalismos de todos los cuadros que la gente se mandaba hacer en esa época.
Esta foto me causa mucha risa, porque la niña que sale atrás le "echó a perder las fotos a varias personas -incluída yo- estuvo como 15 minutos con su papá tomándose fotos y todo mundo esperando a que terminara su "sesión" para poder tomarse fotos en la escalera... En cuanto se quitó, todo mundo tomándose fotos "de volada".
En medio de esos pasillos, repletos de objetos que pertenecieron a personas que vivieron en otro espacio y tiempo, no pude evitar pensar ¿En qué sentirían todos ellos? si pudieran volver al tiempo actual y observar a través del cristal de las vitrinas, todas esas cosas que alguna vez les pertenecieron...
¿Nostalgia, tristeza, enojo, añoranza? ¿O tal vez una mezcla de todo eso?... Me imagino que esa idea es lo primero que viene a mi mente cada vez que visito un museo, porque en lo personal yo siempre me imagino que será del lugar en donde vivo, de mi espacio y mis cosas en un tiempo futuro, cuando yo ya no sea más alguien que exista físicamente.
Es impresionante como observando un simple traje, una cigarrera, un bolso, la forma de la letra en una carta o escrito, puedes imaginarte y saber también como era esa persona; más que si lo leyeras en un libro de historia o una biografía.
También porque soy de las que creen en eso de que mucho de lo que tu eres, termina impregnando de energía cada uno de los objetos que utilizas, y en el caso de utensilios o prendas personales que pertenecieron a alguna persona de otra época, sería interesante describir que impresión o sentimiento te producirían si los pudieras tocar.
En el interior de esos muros, esa fue la idea que se mantuvo presente en mi cabeza durante mucho tiempo, recorrimos varios pasillos en los que algunos de los nombres de personajes de los cuales yo escuché hablar toda mi vida, adquirieron rostro y forma (pero la real, no la que se muestra en los libros), y de pronto comencé a imaginar una historia en la que los fantasmas de todos ellos se reunían en ese sitio, para compartir entre ellos y con quienes quisieran escucharles, las vivencias, los miedos y las dudas que tuvieron como seres humanos, así como las anécdotas que vivieron en su época de esplendor.
El exterior de El Castillo es otro boleto. La lluvia ya no me permitió salir a los jardínes y tomar más fotografías, me faltó conocer la parte del Álcazar y el área donde están todas las cosas que pertenecieron a Maximiliano y Carlota (tenía muchísimas ganas de conocer la recámara de Carlota y la de Porfirio Díaz).
Salimos de ahí y ya era hora de la comida, y buscando un lugar para comer, caminamos todavía más de lo que ya lo habíamos hecho en la mañana.
Sé que es prácticamente un "sacrilegio" elegir un "Burger King" estando en la Ciudad de México, pero el hambre y el cansancio de ambos, pudo más... Aparte no estuvo tan mal. Nos tocó comer juntos en una mesita que asomaba a un balcón y donde la mesa de enseguida era ocupado por una pareja que por su acento me hizo extrañar todavía más a alguien que adoro y vive en Uruguay.
Si para esas alturas, yo ya estaba "nostálgica", me sentí todavía más cuando me enteré que Fer no iba a poder estar en la reunión a la que yo había convocado a mis amigos de Faenza, del club de Laura y Blogueros, y aunque él me propuso que fuéramos a la medianoche a dar la vuelta para conocer "El Segundo Piso" que se construyó durante el gobierno de AMLO y dar un rol por la ciudad ya sin el tráfico; no me pareció prudente, puesto que Fer ya tenía una desvelada a cuestas, y a parte mi estadía en la ciudad terminaba ese Martes y a la mañana siguiente yo saldría muy temprano otra vez a carretera.
No me gustan las despedidas, así que no nos despedimos, regresando de comer y en el estacionamiento de Chapultepec le regalé un llavero con la imagen de La Virgen en "Caricaturita" que le había traído desde Cd. Juárez, y no sé si a eso se le pudiera considerar como una despedida en forma... O al menos yo no lo quise ver así.
Él me dejó en el hotel y luego se fue, ahora sé que si todo sale bien regresaré al D.F en Noviembre, pero en ese momento me quedó una eterna sensación de agradecimiento y el enorme deseo de que Fer decida alguna vez visitar Cd. Juárez, para poder corresponder de alguna forma por todo lo que en el D.F. siempre ha hecho por mi... Además de eso tenía también un extraño vacío en el estómago, al pensar si pasarían otra vez otros 3 años para volvernos a ver de nuevo.
Esa tarde la lluvia volvió y con más fuerza, pero yo me quedé con la sorpresa de una llamada telefónica que ya no esperaba recibir y con el recuerdo de que haber paseado por las avenidas principales de la Ciudad de México, abordo del auto del único chavo que he conocido que le gusta escuchar a Laura Pausini mientras maneja... (¡Fue fregonsísimo escuchar una "Historia Seria" de camino al Ángel de la Independencia).
La nostalgia y la lluvia se quedaron, pero el día aún no terminaba y la mejor parte de ese Martes (y de toda la estadía en México) apenas estaba por suceder....
Comments
Este martes por la Cd de México pinta genial, así que sigo muy cómoda -sólo me faltan las palomitas-, esperando que va a pasar en el resto de éste día.
Los viajes siempre son geniales, y mas si encontras a personas que te ayudan a disfrutarlo más todavía.
Sigo atenta a todo lo que pasa por acá.
Te dejo otro de esos abrazos para que no los extrañes.
saludos
orale que buenas fotos
y todo lo que escribes
sale me retiro que tengo que desayunar jajaja
byE
saludos desde durango mexico
Un saludo! =)
Vengo a verte porque estamos totalmente dessincronizados. Mientras tu publicas mucho y bueno, y hasta con fotos, yo solo pienso en como cerrar el blog definitivamente ja ja ja ja ja.
No se cuanto tardaré ni como hacerlo pero ya no me satisface y me consume mucho tiempo que prefiero emplear en otras cosas.
En fin, que vengo solo a saludarte y a penas he leido solo este post de tu paseo por DF. Me alegra verte feliz y guapa a pesar del fotógrafo.
Besos y se feliz por favor.
Gracias por el concepto que tienes de mi país, y si, tienes razón en eso que dices sobre la grandeza de la historia de México.
El Castillo de Chapultepec es una pequeña muestra de todo lo que México puede ofrecer. Como te he dicho muchas veces, cada estado y ciudad tiene su encanto.
Gracias por los abrazos, esos siempre hacen falta y si son de mi amiguis siempre van a ser bienvenidos y siempre los voy a necesitar.
FER:
¡Chamacón!, no tengo palabras para agradecerte tu amistad, tu disposición, y sobre todo tu comentario, me fascina que andes por acá, ojalá no te pierdas y vengas seguido.
P.D. Lo de la "Torta" lo tenía que aclarar porque de por si la gente no es "Alburera", se iba a oir medio "Gacho" si dejaba sólo lo de la Torta.
¡Nos vemos en Noviembre!
ERICAROL:
No te has perdido de mucho, van apenas como 4 post de la Bitácora de Viaje.
Gracias por seguir visitándome y eres bienvenida cuando quieras.
AVE DE ESTÍNFALO:
¡Wow!, gracias por el "cumplido" de las fotos, más viniendo de alguien que toma fotos tan padres como tú, cuídate y nos seguimos leyendo.
SARA GABRIELA:
Coincido contigo acerca de lo que expresas de Chapultepec. A pesar de que esta es mi 3era visita a la Cd. de México, El Castillo yo solamente lo había visto desde el avión y me encantaría regresar otra vez.
Gracias por tu visita a mi blog, eres bienvenida cuando quieras.
Carlos:
¡Porfaaaaaaaaa No te vayas... Se va ir mi fan No. 1... Bueno si te vas, se te va a extrañar bastante. Aunque postees una sola vez al mes, porfa no nos abandones.
Gracias a todos por sus visitas y por sus comentarios también!!!