Historia En La Canción: "El Pez"


...Y empezó a caminar por los pasillos estrechos, resguardados en los costados por muros altísimos de color blanco, que se percibían lisos y fríos al ir deslizando sobre ellos la mano completamente abierta.

Era un día ordinario en el que ella salió a caminar sólo porque tenía ganas de hacerlo. Avanzó entre calles sin dirigirse a ningún sitio en especial y en una de esas tantas, una leve ráfaga de aire fresco le acarició el rostro, se divirtió enredando sus cabellos lacios y castaños, para luego invitarla a cruzar el umbral que dividía al universo del arte y de lo abstracto, del mundo cotidiano y real en el que ella vivía siempre inmersa.


Al entrar ahí, muchas imágenes enmarcadas encontró colgando entre las paredes de esos muros pálidos y lisos... Como suspendidas, desafiando al paso del tiempo, iluminadas por pequeños varales de focos pequeños de luz suave, que hacía visible los colores al óleo y de un tono casi transparente y místico, la palidez de la piel de los personajes de otro siglo que aparecían en los retratos con escenas renacentistas.

Cada imagen atrapada en el fondo de los rectángulos hablaba de perfección, inmortalidad y esencia de otro tiempo: bodegones con vino y fruta, la belleza de algún paisaje con árboles o girasoles de algún remoto pueblo escondido al otro extremo del mar.

A medida que avanzaba entre salas, no pensaba en nada... Ni siquiera se detenía para leer las pequeñas placas colocadas al pie de cada obra o escultura amorfa, pues le decía más la sensación al tacto, y la nitidez de los colores... Todo eso le hablaba mucho más que la simple descripción de la técnica empleada por el artista en una época remota y distinta.


Pero las cosas que sorprenden, se encuentran cuando no se esperan... Y por eso fue así que casi al final de su recorrido, encontró algo que le atrajo como imán.

En la última sala, y en medio de dos muros estaba un cuadro que desde lejos invitaba a hacer un festín con los sentidos...

Era sólo una pintura, pero desde lejos parecía tener vida propia y movimiento, estaba hecha con con pastas de colores espesos y solventes, pero su esencia olía a mar y humedad.

Se acercó y posó su mano sobre el vidrio y a pesar de que la figura del calamar que ocupaba casi la totalidad del óleo permanecía inerte, ella lo sintió como si se escabullera con movimientos rápidos para huir del contacto con su piel.

Volvió a casa y se quedó pensando en eso... Recostada sobre su cama, escribió en la última parte del día (y casi en la penumbra), que algunas personas eran en esencia como los calamares de las más oscuras profundidades... Capaces de rehuir al contacto quizá por miedo, porque la cercanía siempre desarma y vuelve vulnerable...

Un profundo sentimiento de nostalgia, disfrazado de silencio la invadió... Y pensar en esto último la llevo a cuestionarse: ¿si sería ella también como los cefalópodos?, que cambian de color cuando se sienten en peligro... Tal vez sí, ella era así, capaz de "mimetizarse" para disimular sus emociones, para no mostrar los verdaderos colores que llevaba en su alma.

No sabía que tan malo o bueno era eso... Y en todo caso, protegerse para que nada ni nadie volviera a hacerle daño justificaba cualquier error que hubiese cometido... Cerró los ojos y apoyó su cabeza sobre el brazo, y aún en medio de esa oscuridad tan espesa, la imagen del cuadro con el calamar azul apareció tan visible y tan brillante como si aún se encontrara pendiendo del muro y frente a ella.

Una vez más una ráfaga de aire fresco la envolvió por completo, seguida de una sensación de humedad que le hizo volver la vista hacia el suelo, para luego darse cuenta de que estaba una vez más en el museo en donde vio el cuadro, pero ahora iba descalza y el suelo estaba inundado de agua salada, que en un constante vaivén cubría cada rincón de aquel pasillo que conducía hacia una salida que daba directo al mar.

Decidió seguir el camino, pero antes de marcharse no pudo evitar voltear a ver de nuevo el cuadro... El calamar ya no estaba; en su lugar, sobre el suelo arenoso de color azul, reposaba una mujer dormida...

Quiso acariciarle los cabellos, pero antes de que pudiera lograrlo, la mujer del cuadro despertó y huyó nadando... Sintió mucha desesperación porque ni siquiera pudo verle el rostro, pero a pesar de eso, algo en su interior le hizo saber que tenía tanto por decirle y entonces corrió por el pasillo, siguiendo la ruta del agua, en dirección a la salida que daba hacia el mar.

No supo cuanto tiempo corrió ni que tanto se había alejado... La distancia quizá era considerable, pues cuando el cansancio y su pecho agitado aminoraron su carrera, estaba ya muy lejos en una playa desierta al amanecer...

Era una sensación extraña... No veía a la mujer del cuadro por ninguna parte, pero algo le decía que ella estaba ahí.


Caminó unos cuantos pasos, hasta llegar al punto donde el agua y la tierra se dividen y una ola espumosa dejó a sus pies como regalo un caracol marino.

Lo tomó entre sus manos y lejos de ponerlo sobre su oído para escuchar si tenía algo que decirle, lo apretó contra su pecho, pues algo le hizo saber que la voz mística de ese caracol debía escucharse desde el corazón.

Entonces algo inusual pasó... Las aguas se abrieron trazando un camino a través del cual el mar la invitó para adentrarse en él.

Un par de delfines la guiaron hacia la parte más alejada y profunda de los mares, y fue ahí, donde conoció no sólo la historia, sino la verdadera esencia de la mujer cuando no era protegida por el calamar.

Tal como si fuera la proyección de un sueño mágico, descubrió las incontables veces que aquella mujer emergía de las aguas en los días cuando el sol pintaba y volvía cálidas las olas con sus rayos.

Recargada sobre una piedra pasaba gran parte del día observando las embarcaciones... Al inicio de los tiempos eran galeones y barcos, repletos de tripulación que viajaba en dirección hacia "El Nuevo Mundo", deslumbrados por los rumores de cuevas repletas de oro y los tesoros enterrados...

Pero al igual que las leyendas y las promesas de riqueza absoluta se desvanecieron por completo; la mujer del mar se acostumbró al espectáculo de ver pasar todo tipo de embarcaciones en los que la gente en apariencia era y se veía feliz.

Esa percepción lejana, absurda o verdadera, real o equivocada, propició que con el tiempo ella empezara a soñar despierta con la posibilidad de que algún día alguien la vería desde la proa y desearía bajar para quedarse ya siempre junto a ella.

Lo que tanto anhelaba nunca sucedió... Los barcos y trasatlánticos cada vez eran más altos y navegaban por sus mares mucho más rápido, que así era prácticamente imposible que alguien la pudiese ver.

Después cayó en la cuenta que en medio de las aguas, ella no tenía nada que ofrecer como para que alguien quisiera quedarse y entonces comprendió que además de la protección del calamar, más allá de la extensión azul y sus mareas, no tenía nada más en lo absoluto.


Una vez más sintió ganas de acercarse a ella para tocarle los cabellos, y también para decirle que mientras se tuviera a si misma nunca más se perdería ni debía sentirse sola... Pero cuando estaba a escasos centímetros de hacer contacto posando por encima su mano, la mujer del cuadro reaccionó y pudo descubrir por fin en la claridad de su mirada, el reflejo de todo lo que ella misma era...

Ahí terminó el sueño... Despertó sobresaltada y ya había amanecido... Tanto silencio la desconcertó al igual que los residuos de arena que encontró adheridos en las puntas de sus cabellos y en las plantas de sus pies... ¿Había sido real o nada más un simple sueño?... La verdad no lo sabía...

De lo único que tenía certeza era de que para ella ahora las cosas se veían bastante claras y eso era lo importante, entonces se alejó directo hacia la ducha, dejando olvidado sobre la cama su cuaderno de anotaciones abierto y con las hojas completamente en blanco; pero entonces una corriente de aire cálido que se coló por la ventana, logró mover a merced una de las páginas, que en el reverso tenía impreso el dibujo pequeño de un calamar...

"El Pez" / Álbum: "Tiempo Amarillo" (2010) / Track 9.




"El Pez"

La historia de hoy empieza
donde acaba el mar,
donde hay una mujer dormida
protegida por un calamar
¡oh! ¿quién es?
¿cómo se alimentará?

La historia de hoy camina
por el fondo del mar,
donde viven los barcos
que algún día pudieron navegar
¡oh! ¿quién es?
¿cuándo regresará?

Donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas
donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas

Uhhh... ¿dónde se esconderá?

La historia de hoy termina
donde empieza el mar
donde a una mujer dormida
hoy me vuelvo a encontrar
¡oh! ¿quién es?
¿cuándo despertará?

Donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas,
donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas....

¡oh! ¿quién es?
¿cuándo despertará? (uh uh)...

Donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas,
donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas....


Donde para un pez
es imposible respirar
sé que me esperas...

¿Quién es?...

Donde para un pez...

Comments

M a r u said…
Hay martitha que lindo escribes, como no haces un libro o algo tienes una sensibilidad que que barbara. Una vez me dijeeron que me parecia a sasha sokol y nada que ver. Y no lo digo por ella sino por mi. saluditos marthis
La verdad que tanta imaginación merece un aplauso y de pie...plap... plap...plap...plap...vamos todos no sean tímidos Martu se lo requete merece!!!!!!

Bueno después de este emotivo momento donde todos reconocimos a un gran talento, paso a decirte que tu post fue un pequeño cuento donde te atropellaron las imágenes, los colores, la naturaleza, la belleza, el arte, hasta parece que sentí el mar bajo mis pies, que maravilla la verdad. A mí me gustaría que Sasha viera esto porque seguramente va a decir: esta chica me hará todos los videos de todos mis próximos discos.

Y bueeeno a mí no me queda otra cosa por decir, las palabras sobran y sólo me queda ponerme de pie otra vez y seguir: plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap...y acá viene la parte donde me saco el sombrero y continuo...plap...plap...plap...plap...plap...plap...plap.

P.D. ya perdí la cuenta de las muchas veces que te pedí UN AUTOGRAFO!!!!!!!!!
preciosa musica para tan bonita historia..
un abrazo
:-)

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