Encuentro.

He pasado mucho tiempo buscándote, imaginando que te encuentro de una manera especial, disfrazada de casualidad.

Hace algunos años, cuando mis sueños todavía eran en "rosa", me dormía imaginando que te encontraría un día caminando por la playa.

Otras veces, imaginaba también que me tropezaría contigo por accidente en un aeropuerto, y por ir de prisa, al cambiar contigo mi maleta, propiciaría que por cosas del destino te volviera a ver.

Y tantos días los terminé alucinando... Soñando despierta, con la idea de que aunque no sabía ni la hora ni el día en que por fin eso sucedería, lo que si era seguro es que era uno menos que faltaba para encontrarte por fin.

Te visualicé de muchas formas, pasé tanto tiempo imaginando lo que iba a decirte, tenía tanto para darte, todas las cosas que son y no son importantes y se comparten al final del día, los miedos, la ternura que durante la madrugada se vuelven más grandes, esos sueños y la fragilidad que cuando llegas a poner en las manos de alguien, a ti te vuelve vulnerable, y a esa persona, en la montaña que se convierte en tu refugio cuando arrecia la tormenta.

Con los años mis sueños se decoloraron, supongo que como dice alguien que conozco y a quien adoro con el alma: "Me hice grande", pero a pesar de eso, no dejé de pensar en que te encontraría, porque siempre sentí que estabas cerca y hasta en los días más ordinarios me daba cuenta que eras tú el que pintaba de un color diferente los atardeceres, quien me regalaba calidez a través de los rayos solares al despedir la tarde, que eras tú quien me habló a través de esa "abuelita" que hace apenas muy poco, mientras iba caminando, luego de preguntarme: ¿ya vienes muy cansada?, como muchas otras veces lo hizo a la distancia, me volvió a bendecir...

Sé que has estado ahí siempre y te haces presente de alguna manera. Ya no sueño nada y hoy no pido nada tampoco, pero hay días en que tengo más preguntas que respuestas, sentimientos e ideas confusas enredan los hilos de mi cabeza y mi alma...

A veces llego a casa y siento que si pudiera poner mis sentimientos en tus manos, de mi interior sacaría una "baraña" hecha de hilos de colores. Algunos muy oscuros y otros muy brillantes, eso es todo lo que soy yo con sueños y defectos... Esos que nadie mejor que tú conoce y que sabe que sin la suma de todo eso, por dentro mi corazón estaría vacío por completo.

Todos los días despierto de madrugada, miro a mi alrededor y me doy cuenta que vivo en un lugar maravilloso en el que cada día le regalas a cada persona la posibilidad de hacer lo que quiera con su vida.

Mucha gente habla de destino, de instantes mágicos y momentos especiales, pero ahora sé que soy yo quien los ha ido construyendo, quien los moldea con el cincel de mis propias acciones, actitudes y hasta indecisiones... Todo tiene consecuencias hasta el simple hecho de vivir y respirar.

A ti no puedo engañarte, me conoces mejor que nadie, sabes sin necesidad de que yo lo diga que ya no espero ningún encuentro, pero a veces si me gustaría verte más allá de la luz que colorea el cielo cuando se acaba el día, o más allá de las estrellas con que adornas la oscura tranquilidad de las madrugadas.

Sé que estás ahí y muchas veces pierdo la capacidad de ver las cosas en las que te materializas, sé que siempre me escuchas y que cada vez que intento alejarme, tu siempre encuentras la manera para hacer que desista de una idea tan absurda... Sin tí no sería nada, ni tendría lo que tengo, nada más hoy necesito dejar de sentir que mi corazón está todavía resguardado adentro de un frasco; así que muéstrame cómo se hace para poner lo que yo no puedo resolver en tus manos, cómo se hace para no dejar de creer, ni perder en el camino la fe.

Necesito mucho de verdad, encontrarte hoy.