Ecos de "El Rostro de Piedra"...


... En cuanto entró su padre a la recámara, los niños corrieron a aferrarse a sus piernas. Las gemelas María de Jesús y Josefa le tendieron los brazos y él las cargó, apretándolas contra si en tanto introducía la nariz en el olor limpio e infantil de sus cabellos. Como todos hablaban a la vez, le costaba trabajo entender sus palabras.

"Igual que en las juntas de los ministros", se dijo, y la ocurrencia le arrancó una sonrisa.
Después de que repartiera besos sonoros en cada una de las mejillas morenas y afrutadas, en cuestión de segundos Soledad, de doce años, le relató todo lo que había hecho a lo largo del día: lo que había comido en el desayuno, las lecciones de sus maestros de letras, música e inglés, el paseo por la plaza de armas donde se topó con una partida de saltimbanquis, la excursión a la playa después del almuerzo en busca de conchas marinas, el rosario de la iglesia, los dibujos que realizó al caer la tarde y la merienda.

Ya sólo le faltaban sus oraciones nocturnas e irse a dormir.

-¿Y no estás cansada?
-No.
-Pues deberías, porque ya es hora de ir a la cama.
-¡No quiero!

El pequeño Benito, de nueve años, fue a sacar del cajón de su buró el dibujo que había realizado para su padre. Entre trazos irregulares y de colores inverosímiles, el presidente pudo distinguir a un gigante negro que pisaba con sus enormes pies a una mujer con los cabellos revueltos. Llevaba en la mano de siete dedos algo semejante a un garrote y en la cabeza un birrete morado.

-¿Y ese ogro quién es hijo?
-Es usted- Benito, tímido en exceso, apenas hablaba algunas palabras de corrido.
-¿Y por qué traigo un palo y un cuadro en la cabeza?
- Su bastón y su sombrero de copa.
-Ah, ya entiendo. ¿y qué le hago a esa pobre mujer?
-No es mujer es Miramón.

El presidente miró de nueva cuenta el dibujo. Era cierto. Lo que había pensado que era una mujer usaba pantalones verdes y capa. El cabello largo podría ser también de un hombre, como en el caso de Melchor Ocampo. Y en la primera ojeada no había advertido la presencia de un monigote más pequeño junto al gigante, igual de negro, que también pisaba al caído.

-¿Y ese?
-Yo. Le estoy ayudando a ganarle.

Le dió un beso en la frente y enseguida cargó al más pequeño, Pepe, de cinco años, quien invariablemente traía las manos embarradas de dulce.

-¿Ahora qué comió mi negrito consentido?
-Cajeta. ¿Quieres?

El niño puso el dedo índice en la boca de su padre y lo frotó contra la lengua. Era cajeta, pero en el fondo se mezclaba con un sabor salado de dudosa procedencia. Juárez depositó a su hijo en una cama, y cuando ya le rodeaban otra vez todos arrebatándole la palabra para contarle otras cosas, apareció Plutarca, la negra que desde el día que lo había insultado se convirtió en su criada de confianza.

-¡Chamacos! Déjen en paz al señor que debe arreglarse pa' ir al teatro. Y usted ya váyase. No le va a dar tiempo.
-Voy Plutarca. Nomás no me regañes.
-¿Cómo cree que voy a regañar al presidente? Ni tonta que fuera yo.

Juárez regresó a su dormitorio donde Margarita, todavía en bata, cepillaba sus largos cabellos frente a la luna del tocador. Aún con la sensación de alegría que le habían transmitido los niños, se quitó corbata, saco y chaleco, y se sentó en la cama para deshacerse de los botines mientras pensaba que aquella prole era el arma secreta que le permitía resistir los embates de la guerra y la política.

Gracias a sus hijos recuperaba la serenidad luego de las jornadas de desesperación vividas al frente del gobierno, y podía presentar en público el semblante imperturbable que inspiraba confianza a los demás en los momentos de incertidumbre, como lo haría aquella noche en el teatro.

¨Juárez El Rostro de Piedra"
Eduardo Antonio Parra
Ed. Grijalbo

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¿Se imaginaron alguna vez como era Benito Juárez de papá?... De eso nada nos contaron en la escuela ni en los libros de texto de primaria.

Este era un pequeño fragmento que me pareció interesante y quería compartirles en el blog. En unos cuantos días regreso para plasmar como siempre mi reseña sobre este libro que últimamente va conmigo para todos lados y voy leyendo en mis escasos ratitos muertos durante el día; pero ya casi estoy a punto de terminarlo de leer.

Comments

Anonymous said…
Es cierto, yo nunca habia pensado como era benito juarez ni de papa ni de nada que no fuera su vida politica.

Yo pense que despues de la politica no tenia vida jajaja no te creas, es un mal chiste

U_U

Que estes bien, cuidate mucho

byE
Boleyn said…
Estoy esperando ansiosa el viernes de cortometraje, más si te decidiste por La flor más grande del mundo =)

Besos!!
Tenes toda la razón, a uno le cuentan cosas en la escuela de grandes personajes, héroes de un país, guerrilleros buscando ideales y nadie te cuenta la verdad de como llegaron, tampoco son tan buenos los que supuestamente hicieron las cosas bien, en fin...son tantas y tantas cosas que no se dicen, que se ocultan, que todavía nadie sabe y el día que lo sepan los van a callar, y a uno le queda intentar entender eso que te lo pintaron de una manera, y con el paso del tiempo y tu crecimiento te diste cuenta que no era tan así, entonces sacas conclusiones, intentas averiguar, buscas en libro que mas o menos te acerquen a la realidad, y así vamos por el camino, yo estoy segura que muchas cosas se van a saber más allá de querer ocultarlas toda una vida.
Cuando salen estos temas de historia, siempre me repito lo mismo, la gente sabrá lo que realmente pasó con el Che Guevara y Fidel Castro? a mí no me quedan dudas, pero mientras sigan ocultando, o tal vez la verdad salga a la luz a más de uno se le va a caer un idolo -lo digo por Fidel-

Muy interesante el post, y más desde el plano que lo planteaste y lo contaste.

Te dejo un abrazo!

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