Historia en La Canción: "Preguntas y Flores".
Volvió a su casa después de mucho tiempo. Se asomó por la ventana de su cuarto que daba hacia la calle y a pesar de que ya era tarde, entre esa oscuridad que hace que las cosas sean todavía visibles, descubrió que todas ellas seguían también ahí.
Lo primero que vino a su mente fue que estando en un lugar distinto -pero muy parecido al de ahora- frente a la ventana de uno de los edificios de la residencia de estudiantes que en los últimos 4 años fue su hogar; una tarde, sin poder concentrarse en la lectura de un texto para su tesis, los fragmentos de lo que fuera un diente de león, volando en espiral, fueron a dar hasta el cristal exterior de su ventana.
Primero robaron su atención, pero conforme esos trocitos de polución de color blanco danzaban y danzaban dando una y mil vueltas frente a sus ojos, un recuerdo surgió de pronto en su mente; tal y como si fuera algo que hubiese vivido apenas un instante atrás.
Cerró y volvió a abrir los ojos y la primer conexión con su pasado fue la imagen de su madre -algunos años atrás- en una tarde de Sábado, llamándola con insistencia para que se reuniera con ella para mostrarle lo que había encontrado al hacer limpieza de un armario y extraer de ahí algunas cosas que de modo irremediable irían a parar a la basura o a la caja de cosas destinadas para donación.
Cuando ella llegó ahí, encontró a su madre frente a la ventana, con uno de sus primeros libros con ilustraciones en la mano, mientras con una gran sonrisa, le extendía con la otra, un papel doblado y algo amarillento.
Yahli lo tomó y al desenvolver el trozo de hoja, se encontró con un dibujo que ella misma elaboró cuando apenas tenía 5 años. En la imagen, teñidas entre una mezcolanza de crayones y acuarela, estaban unas flores coloreadas mucho más allá de su contorno, y que sobrepasaban por mucho en tamaño y dimensión a los monigotes que simulaban ser una niña y un hombre ya adulto con una boina en la cabeza y una regadera para macetas en la mano.
Cuando volvió de nuevo al presente, Yahli, sonrió al descubrir que a pesar de que ya había oscurecido, esas mismas flores que ella había dibujado hacía ya más de 23 años seguían estando al otro lado de la pequeña cerca y cruzando la calle al otro lado de su casa.
Por la mañana, cuando salió el sol y ella despertó, el primer impulso que tuvo fue el de correr la cortina para darle los buenos días a todo eso que durante tanto tiempo la esperó...
Cuando descubrió la ventana; algo mágico sucedió: A través del cristal, sus ojos le permitieron ver todo como si hubiera regresado en el tiempo; y ahí al otro lado de la calle; descubrió a una pequeña niña en una carreola, y a un hombre ya anciano con la bondad dibujada en el semblante; que con toda la paciencia y el amor del mundo rociaba agua, mientras les hablaba con ternura a un montón de flores apiladas en macetas de colores.
Aquel hombre era conocido por todos como Don Willy. Vivía en la casa de enfrente del parque de la colonia, era una de esas pocas personas que aún conservaban la facilidad para fabricar cosas con sus manos y era él mismo, quien con el paso de los años se había encargado de sembrar: claveles, rosas, orquídeas y geranios que ahora llenaban de colores y aromas, cada rincón de esa manzana que con mucho tiempo de cuidados y dedicación terminó por transformar en un hermoso jardín.
Yahli era muy pequeña en ese entonces, pero por las tardes, cuando su madre salía para limpiar el porche de su casa; o por alguna razón tenía que ir y regresar rápido a la tienda, a la casa de algún vecino; o simplemente en el momento del día, cuando la gente sale para tomar el fresco, afuera de su casa en las tardes de incipiente verano; sabía que su hija lloraba si no cruzaba con todo y cochecito para que Yahli estuviera por lo menos un ratito durante el día en ese jardín.
Ella, ya no se acordaba de eso... A su mente sólo llegaban flachazos de recuerdos en los que ella se veía sentada en la carreola, mirando a Don Willy, hablar y consentir a las flores mientras les ofrecía agua y abono para la tierra, elaborado a base de residuos de café.
En esos 15 ó 20 minutos del día en los que permanecía ahí y mucho antes de que aprendiera todavía a pronunciar palabra alguna, Don Willy le enseño a través de las flores los nombres de los colores; y conforme fue creciendo, le enseñó también que en ese pequeño paraíso repleto de tallos y hojas se encontraba la respuesta a todas las preguntas y también un mundo de historias.
La gente de los alrededores, que con frecuencia veía a Don Willy hablando con las flores y preguntándoles cosas, creía que por la edad, la mente de aquel anciano, se había vuelto senil; pero para Yahli, se convirtió en el personaje más sabio y mágico del mundo, porque fue gracias a él que aprendió primero los nombres de las flores, y a escuchar lo que cada una de ellas tenía para decir.
Entre gotas de rocío y caracoles escondidos en la primera capa de la tierra, Yahlí conoció el cuento de un geranio que era bastante presuntuoso; y de un enorme girasol, enamorado de una rosa.
Cuando fue más grande, Don Willy le enseñó a Yahli que las margaritas deciden el destino de las personas regalándoles una respuesta en cada uno de sus pétalos, y para ella fue tan impresionante eso, que a partir de ahí, cada pregunta o duda que tenía, corría hacia aquel lugar que para ella se convirtió en el jardín de las preguntas y flores.
El tiempo pasó; Yahli dejó de ser niña, pero no la abandonó jamás el gusto por las flores. A medida que los años transcurrieron; su vida y su mente se llenaron de otras cosas, pero a pesar de que ahora estaba ya en un "disfraz de grande"; había muchas veces en que estando lejos de casa le hubiera gustado poder volver al jardín para encontrar de nuevo una respuesta a muchas de las dudas que en distintos momentos de su vida albergó en su corazón.
Tal vez las flores de Don Willy podrían haberle dicho: ¿cómo se sabe cuando se está realmente enamorado?, ¿cómo se cura un corazón roto? o más importante aún: ¿Cómo se puede no tener miedo, cuando se toma una decisión de vida en base a lo que dicta el alma y no la cabeza ni la razón?...
Entonces Yahli comprendió que a pesar de que se olvido de muchas cosas, esa era la razón por la que en todos esos años, cada vez que se sintió perdida, buscó un espacio para ir a sentarse un ratito en cualquier lugar que tuviera flores o fuera un jardín.
Las flores estaban ahí, pero no existía ya, quien más les hiciera preguntas... Pero no hacía falta... Aunque nadie entendió nunca aquella conexión entre Don Willy y las flores; aquella mañana, siendo ya una mujer, Yahli descubrió frente a ese ventanal que aunque el hombre de las preguntas y las flores se había ido ya desde hacía mucho tiempo; en esa época -cuando la gente normal y lógica lo tachaba por loco- a ella le había enseñado que la respuesta a todos los cuestionamientos de la vida, estaría siempre en la simplicidad de su interior.
Cuando descubrió la ventana; algo mágico sucedió: A través del cristal, sus ojos le permitieron ver todo como si hubiera regresado en el tiempo; y ahí al otro lado de la calle; descubrió a una pequeña niña en una carreola, y a un hombre ya anciano con la bondad dibujada en el semblante; que con toda la paciencia y el amor del mundo rociaba agua, mientras les hablaba con ternura a un montón de flores apiladas en macetas de colores.
Aquel hombre era conocido por todos como Don Willy. Vivía en la casa de enfrente del parque de la colonia, era una de esas pocas personas que aún conservaban la facilidad para fabricar cosas con sus manos y era él mismo, quien con el paso de los años se había encargado de sembrar: claveles, rosas, orquídeas y geranios que ahora llenaban de colores y aromas, cada rincón de esa manzana que con mucho tiempo de cuidados y dedicación terminó por transformar en un hermoso jardín.
Yahli era muy pequeña en ese entonces, pero por las tardes, cuando su madre salía para limpiar el porche de su casa; o por alguna razón tenía que ir y regresar rápido a la tienda, a la casa de algún vecino; o simplemente en el momento del día, cuando la gente sale para tomar el fresco, afuera de su casa en las tardes de incipiente verano; sabía que su hija lloraba si no cruzaba con todo y cochecito para que Yahli estuviera por lo menos un ratito durante el día en ese jardín.
Ella, ya no se acordaba de eso... A su mente sólo llegaban flachazos de recuerdos en los que ella se veía sentada en la carreola, mirando a Don Willy, hablar y consentir a las flores mientras les ofrecía agua y abono para la tierra, elaborado a base de residuos de café.
En esos 15 ó 20 minutos del día en los que permanecía ahí y mucho antes de que aprendiera todavía a pronunciar palabra alguna, Don Willy le enseño a través de las flores los nombres de los colores; y conforme fue creciendo, le enseñó también que en ese pequeño paraíso repleto de tallos y hojas se encontraba la respuesta a todas las preguntas y también un mundo de historias.
La gente de los alrededores, que con frecuencia veía a Don Willy hablando con las flores y preguntándoles cosas, creía que por la edad, la mente de aquel anciano, se había vuelto senil; pero para Yahli, se convirtió en el personaje más sabio y mágico del mundo, porque fue gracias a él que aprendió primero los nombres de las flores, y a escuchar lo que cada una de ellas tenía para decir.
Entre gotas de rocío y caracoles escondidos en la primera capa de la tierra, Yahlí conoció el cuento de un geranio que era bastante presuntuoso; y de un enorme girasol, enamorado de una rosa.
Cuando fue más grande, Don Willy le enseñó a Yahli que las margaritas deciden el destino de las personas regalándoles una respuesta en cada uno de sus pétalos, y para ella fue tan impresionante eso, que a partir de ahí, cada pregunta o duda que tenía, corría hacia aquel lugar que para ella se convirtió en el jardín de las preguntas y flores.
El tiempo pasó; Yahli dejó de ser niña, pero no la abandonó jamás el gusto por las flores. A medida que los años transcurrieron; su vida y su mente se llenaron de otras cosas, pero a pesar de que ahora estaba ya en un "disfraz de grande"; había muchas veces en que estando lejos de casa le hubiera gustado poder volver al jardín para encontrar de nuevo una respuesta a muchas de las dudas que en distintos momentos de su vida albergó en su corazón.
Tal vez las flores de Don Willy podrían haberle dicho: ¿cómo se sabe cuando se está realmente enamorado?, ¿cómo se cura un corazón roto? o más importante aún: ¿Cómo se puede no tener miedo, cuando se toma una decisión de vida en base a lo que dicta el alma y no la cabeza ni la razón?...
Entonces Yahli comprendió que a pesar de que se olvido de muchas cosas, esa era la razón por la que en todos esos años, cada vez que se sintió perdida, buscó un espacio para ir a sentarse un ratito en cualquier lugar que tuviera flores o fuera un jardín.
Las flores estaban ahí, pero no existía ya, quien más les hiciera preguntas... Pero no hacía falta... Aunque nadie entendió nunca aquella conexión entre Don Willy y las flores; aquella mañana, siendo ya una mujer, Yahli descubrió frente a ese ventanal que aunque el hombre de las preguntas y las flores se había ido ya desde hacía mucho tiempo; en esa época -cuando la gente normal y lógica lo tachaba por loco- a ella le había enseñado que la respuesta a todos los cuestionamientos de la vida, estaría siempre en la simplicidad de su interior.
Preguntas y Flores / Álbum: Preguntas y Flores (1993) / Track No. 1
"Preguntas y Flores"
-L y M: Teo Cardalda-
¿Por qué asusta el dolor y la tormenta?
me preguntó un geranio de dos meses,
¿por qué la vida es un compás de espera?
me preguntó una orquídea adolescente.
¿Por qué ladran los perros a la luna?
me preguntó una Adelfa Sagitario,
¿por qué el dinero sirve para todo?
preguntó un clavel revolucionario.
Y pregunté, al gorrión, al tucán,
al pinzón, al faisán,
y no supieron ni que decirme,
y pregunté al ruiseñor, al cienpiés,
al lirón, al espín,
y no supieron ni que decir...
Y sé que la respuesta está en el cielo,
y sé que la respuesta está en el viento,
y sé que la respuesta está en la luna,
y la lluvia va calando nuestras dudas.
¿Por qué dejar morir a un niño de hambre?
pregunta desolada la Siempreviva,
¿por qué el tiempo corre y ya no vuelve?
quiere saber una rosa marchita.
Y pregunté, al gorrión, al tucán,
al pinzón, al faisán,
y no supieron ni que decirme,
y pregunté al ruiseñor, al cienpiés,
al lirón, al espín,
y no supieron ni que decir...
Y sé que la respuesta está en el cielo,
y sé que la respuesta está en el tiempo,
y sé que la respuesta está en la lluvia,
y el viento va silbando nuestras dudas...
Y sé que la respuesta está en el cielo,
y sé que la respuesta está en el viento,
y sé que la respuesta está en la lluvia...
Y yo sólo soy un pobre,
y yo sólo soy un pobre jardinero..
Comments
Martitha, aqui ando, estos dias he andado a gorro, y creeme k no alcanzo aentrar a la compu y revisar o escribir. Pero aqui ando, a veces no comento pero si leo. No te pierdo la pista nunca, no podria, porque tus letras son magicas.
saludos martita, cuidate mucho
Eso lo dice una canción que se llama siernas de cuidad, la conoces?.
Me encantó el texto y la canción, ya sabés que este tipo de mezcla con la naturaleza y las palabra me fascinan.
Te entiendo perfecto, porque a veces a mi me pasa lo mismo, hay veces que quisiera tener tiempo para poder hacer más cosas y respecto a los blogs, a veces uno sólo alcanza a leer, pero no deja comentarios (yo en lo personal comento en muy pocos y tengo que tomarme un día a veces para sentarme a comentar).
Sea como sea yo agradezco mucho el tiempo que me regalan todos, aunque no dejen comentario, no es obligación tampoco, ya con que me lean y me regalen un poquito de su tiempo, es suficiente y muy valioso para mi.
Gracias por pasar.
VANE:
Sirenas de Ciudad es una canción hermosa que me inspira muchas cosas (que no he escrito aquí), y siempre me deja pensando -creo que ayer te dije eso, que es una canción en la que pienso con mucha frecuencia-
Sé que te gustan las historias que hacen referencia a la naturaleza y he aprendido mucho de ti en ese sentido.
Cierro mi día de hoy con una frase que escuché en una película muy linda y llena de magia que vi hoy: "Los diamantes azules están muy cerca"....
Gracias por ser uno de ellos.
Un abrazo de oso pachón.