Cómo Enseñar a Alguien a Volar...
Hace muchos años, yo estaba convencida de que todos los niños podían volar. Tendría alrededor de 5 años, cuando tal vez alentada por la cantidad de personajes que en el cine vi volar, en mi mente infantil, esa idea llegó a ser una convicción.
Sin importar si eras niño o niña, de madrugada, o especialmente cuando nadie te veía; podías ser capaz de despegar tus pies del suelo para flotar libre sobre el aire.
Gracias a esa fantasía, durante cientos de noches yo pude salir de casa y mirar muy de cerca las estrellas, conocer lugares y países que jamás en mi vida había visto; pero así como era fascinante sentirse libre al desplazarse en el cielo, volar también implicaba ciertos riesgos...
Nunca pude volar de noche a demasiada altura, ni tampoco sobrevolar sobre el océano... Supongo que desde entonces mi respeto hacia el mar, pero cada vez que en sueños veía que me estaba acercando a una extensión de agua muy grande, de inmediato sabía que ese era el límite y había que emprender el regreso hacia tierra firme.
Cuando pasaron los años, crecí, pero no deje de volar en sueños y en esa etapa descubrí que podía enseñarle a alguien más a volar.
Las lecciones de vuelo siempre eran de madrugada; en una calle solitaria donde de preferencia hubiera una pendiente muy inclinada.
El primer paso siempre era empezar a caminar con paso apresurado en dirección hacia la pendiente y a medida que te ibas acercando, aumentar también la velocidad, al grado de que una vez que ya estuvieras a pocos metros de la inclinación, prácticamente tú y esa persona fueran ya corriendo, para que al llegar al punto donde comenzaba el declive, tu tomaras por el brazo a esa persona y ambos comenzaran a elevarse por el aire sin haber tenido siquiera que iniciar el descenso.
Una vez que ya, tanto tú como tu aprendiz se alejaban volando a una distancia del suelo no muy considerable; el siguiente paso era de vital importancia, pues en ese lapso la persona debía demostrar si confiaba o no en ti. Si lo hacía, juntos podían elevarse un poco más y era obligado dejar de sujetarlo poco a poco, y quizá sin que se diera cuenta, para que una vez fascinado por esa sensación de libertad, sobre las alturas descubriera que era a través de su propia capacidad que podría mantenerse sobre el aire....
No era nada fácil, porque a la mayoría le daba miedo ya no tener ni sentir la firmeza de una mano sosteniendo su vida en el aire... Pero más allá de los temores y de las limitantes que implicaba volar con la imaginación, era una sensación muy linda poder proteger la vida de alguien más...
Hoy ya no vuelo, más que en sueños... Supongo que a muchos de ustedes les ha pasado... Pero aún así me quedo pensando en si aún sin ser un ángel o sin tener un súper poder; en el mundo real ¿se puede enseñar a alguien a volar?
Yo creo que sí... Muchos seres humanos vienen precisamente a eso; a enseñarle a otros como desplegar sus alas hasta que aprendan a volar; y por el hecho de volar se entiende que puedan ser capaces de tomar conciencia de todo lo que gracias a su talento y su trabajo tienen la posibilidad de lograr.
Cualquier persona que posea un sueño, sin importar lo grande o pequeño que parezca, puede el día menos pensado buscar esa pendiente desde la cual poder lanzarse... No se necesita ser un ángel ni tampoco un súper héroe para echarse a correr en el intento de despegar los pies del suelo y elevarse para ir tras la búsqueda de un sueño...
En el mundo irreal, seguimos volando con la imaginación, pero en el mundo real seguimos volando con el corazón y los sueños que muchas veces depositamos en las manos de alguien; sobre todo cuando se tiene miedo a la altura o en esos días cuando es aterrador pensar en la posibilidad de caer para ya nunca más levantarse.
¿De qué manera puedes enseñar a alguien a volar en el mundo real? ¿y en quién depositas toda tu confianza para no caerte?... Creo que dentro de cada uno de nosotros habrá una respuesta... Un paracaídas bien doblado o un montón de globos que pondríamos en las manos de alguien en quien se confía con fe ciega y absoluta.
Hoy en día yo no puedo despegar los pies del suelo; pero al igual que cuando era niña, sigo creyendo que todas las personas -se den cuenta o no de ello- tienen la capacidad de volar y de instruir a alguien más.
La mía, tal vez es a través de las letras; de cada una de las historias que imagino y comparto y que espero que a todo el que llegue hasta aquí lo pueda hacer desprenderse por un instante del mundo real, para volar con la magia de la imaginación.
De eso se trata....
Ojalá cada vez que lleguen hasta aquí, confíen en mi, para juntos poder volar...
Comments
y dentro de lo densa que puede ser
el protagonista busca el amor en muchas mujeres
y lo unico que les pide es QUE SEPAN VOLAR
me recordo esa pelicula
EL LADO OSCURO DEL CORAZON
es una belleza pero muy fuerte!