Ternura al final del día...


...Después de las 6 de la tarde iba en la motocicleta de camino a mi casa. Tenía pocos minutos que había salido del trabajo y sobre la avenida principal que siempre tomo de regreso, no muy lejos de la oficina de redacción me tocó luz roja en el semáforo.

Yo llegué y me detuve como cualquier otro conductor, estaba demasiado alejada del auto que iba enfrente; y me quedé viendo la luz roja cuando de repente escuché que alguien me hablaba.

Miré hacia la derecha y a poca distancia descubrí que tras un cristal medio abierto una manita pequeña me hacía señas, aceleré un poquito con la intención de acercarme un poco más y abordo de un auto rojo descubrí que quien me hablaba era un niño pequeño que con una gran sonrisa, además de derretirme el corazón quería que me acercara más a él.

Algo dijo, pero no entendí... Tampoco hizo falta porque en ese momento en el asiento delantero, la mamá volteó y después de sonreírme también, me hizo saber que a su hijo le había llamado la atención la moto.
El niño estaba muy emocionado y tras la ventanilla seguía sonriéndome con expresión de "me quiero ir a pasear contigo".

En ese instante la luz del semáforo pasó de rojo a verde; yo seguí con mi camino y el auto donde él viajaba también; pero durante un buen trayecto continuamos juntos en la misma dirección sobre la avenida, y a pesar de que en el auto ellos iban un poco más rápido, los dos íbamos jugando desde lejos; y supe que le divirtió hacer eso, porque cuando volvía a alcanzarlos y a emparejarme con ellos en el camino, el niño seguía pegado al cristal de la ventanilla sonriéndome, mientras al mismo tiempo me decía adios.

No sé en que punto del camino lo perdí de vista... Evidentemente yo tenía que ir con toda mi atención y mis sentidos enfocados en mi propio trayecto, pero eso no impidió que en la parte final del día se me llenara de tanta ternura el corazón...

Todos los días voy buscando en lo cotidiano, señales, detalles pequeños para alimentar el alma... Hoy un niño tan pequeño le dio sentido a este día, y no sé... A lo mejor estoy demasiado sensible a tantas cosas... Hacía mucho tiempo que no recordaba lo que se siente adentro del corazón cuando lo invade la ternura y un  montón de sueños se cruzaron en un segundo en mi imaginación... (Suspiro y digo: "Ojalá un día la respuesta sea "Sí").

Tal vez fue un detalle insignificante, pero para mi fue mucho... Son este tipo de cosas las que voy atrapando en letras y me encanta escribirlas para que si algún día mi memoria falla, no se pierdan jamás... Gracias por ese trocito de ternura.

¡Hasta mañana!

Comments

Allek said…
Hola que tal..
después de unos meses obcecados
vuelvo a tomar las riendas de mi Caja De Zapatos..
he vuelto con una nueva nota llamada “Secándonos”
te invito a que sigas leyendo..
un abrazo fuerte!!!
Te había dejado un comentario y para variar blogger me da error.
Pero te decía que a mí me han pasado cosas como estas bastante seguido, los que andamos en moto, los que amamos las motos tenemos el beneficio, la ventaja de encontrar a la ternura en el asiento de un coche, y si te toca un día de suerte de ese asiento te llevas algo más que un instante.

Seguro te van a tocar muchas historias como estas, preparate!
Luis Elbert said…
Cuando leí este post me acordé de una ocasión en la que yo iba en el transporte colectivo y un niño (como de unos dos años) que venía con su madre en el asiento de adelante se me quedó viendo un buen rato, al principio lo ignoré pero después volteé a verlo y me sonrió, extendió su manita y yo hice lo mismo (con mi manita xD jajaja ok no), y se pasó un buen rato viendo mi mano y la suya :3

Creo que después de unos minutos yo estaba igual que él, viendo su manita y la mía xD

Esos pequeños detalles son los que dan cierta magia a nuestra vida =w=

Saludos n___n

Peace&Love
Victoria said…
que linda experiencia pero no me gusta que andes en moto Martha
no me gustan las motos

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