Carta desde el cuaderno...


27-Junio-2015

Es una tarde de Sábado nublada y con lluvia, momento perfecto para escribirte esta carta. ¿Sabes que llevaba mucho tiempo buscando el momento perfecto para hacerlo?, porque sabía que sentarme a escribir unas líneas para ti iba a ser casi como ir a buscarte, para tomarte de la mano y llevarte a sentarnos en la playa para platicar.

En este momento estoy sola en casa, escribiendo esta carta que espero recibas junto a otras cosas que voy a enviarte, pero más allá de eso, te confieso que ese era sólo el pretexto para plasmar muchas de las cosas que ya te he dicho (algunas no en persona), pero que espero se pueda muy pronto, del mismo modo que deseo que esta carta sea la primera de muchas otras.

Después de poco más de 1 año de todo lo que a la distancia hemos pasado ya, lo primero que me viene a la mente es darte las gracias por todo tu amor sincero, pero tu paciencia, y hasta por esas cosas en las que aún no congeniamos, porque eso es lo que nos ha hecho crecer como personas, y a mi en lo personal, aprender de ti.

La vida siempre es incierta, y yo siempre te he dicho que a mi me gustaría llegar a ser una influencia positiva en tu vida, que el tiempo que me toque compartir contigo, tu crezcas y aprendas, que te sientas libre, y que con el paso del tiempo, cuando mires atrás, nuestro tiempo compartido sea un recuerdo de las mejores experiencias que vivas a lo largo de tu vida.

Eso sé -y estoy segura- que podemos construir en conjunto, pero necesitamos atrevernos (tanto tú como yo) a perder el miedo. Mientras eso sucede, y Dios nos prepara a ambos para ese camino en el que todavía no sabemos si nos tocará caminar de la mano; yo quiero darte las gracias porque hasta ahora, la sola idea de que puedas ser mi compañía en este viaje de vida, no sólo me hace feliz, sino que se ha convertido en uno de mis motivos más importantes para seguir.

Gracias por tu pasión, por tu dulzura, por tu entrega, por dejarme aprender de ti, por dejarme amarte de una manera sana, sin depender o poner mi vida en tus manos... Porque sí, tienes mi corazón, pero mis sentimientos hacia ti se han ido dando a través del respeto y de ese espacio en el que aprendí primero a estar conmigo misma desde hace años, y que es lo que me permite valorar el estar contigo sin que ni tú ni yo perdamos nuestros sueños, ni nuestra propia individualidad.

De verdad quiero que la vida me dé la posibilidad de ser tu amor y tu compañera de viaje, de estar ahí cuando más lo necesites, y aún con todos mis defectos, ser tu apoyo y tu refugio, la persona que te impulse cuando las fuerzas no estén de tu lado, o estés con desánimo y tener entonces la capacidad de hacerte sonreír.

Todo cuanto viví antes de ti, estoy segura ahora, fue una especie de preparación que hoy me permite amarte de esta manera y desear con toda la fuerza de mi corazón que seas tú la persona que se quede conmigo.

Espero que con el paso del tiempo ese deseo se concrete y sea una promesa compartida, pero todo será a su tiempo... Así que hagamos lo posible para estar bien y ser felices en el proceso.... ¿Te late?

Gracias por tu sonrisa, tu terquedad, el regalo de tus manos en mi piel, por tus besos, tus miradas y tus silencios que me dicen más que las palabras, por la inspiración para escribirte y terminar esta carta a las 2 de la mañana de un Lunes y luego de una tormenta.

Gracias por los sueños y las posibilidades que me regalas sin darte cuenta, por tus lunares, por los momentos de risa y de enojo, por ser TÚ; por representar en cada espacio de tu cuerpo y alma todo lo que amo y más de lo que soñé encontrar alguna vez.

Gracias por ser mucho más de lo que yo le pedí tantas noches a Dios y a la vida... Ojalá que te quedes mucho tiempo en mi vida.

-MB-

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