Corazón Triste
Hay días en que mi corazón está triste, y el alma me duele por dentro pero no hay tiempo para llorar... No puedo hacerlo porque las horas se llenan con prisas... La prisa por llegar o regresar a tiempo, porque tengo que hacer tres o cuatro cosas antes de llegar al trabajo, porque soy mamá, porque tengo que llegar antes que el jefe, porque soy cabeza de familia, el brazo derecho de alguien o porque simplemente estoy sola...
También porque aunque mi cuerpo esté sano, por dentro me siento cansada de que sin importar que sea lo que pase, las cosas se tienen que hacer y los compromisos se deben de cumplir. Ese es el precio que hay que pagar para materializar lo necesario.
No puedo llorar ni tampoco decir que hoy no tengo ganas y me siento triste... No debería estarlo porque estoy rodeada de gente que no sólo me necesita, sino que se apoya de mi.
Hay días en que quisiera quedarme en cama, o salir temprano de casa y desviar mi camino para escaparme de todo CONMIGO... Quizá tener una hora para caminar sin nadie más que yo a mi lado, sentarme en un parque cercano para escuchar lo que quizá con nadie más puedo hablar.
...Y no es que quiera huir de mi, que no me guste mi vida o quien soy ahora, pero así como es tan necesario tener fe ante lo incierto, también es válido que el ánimo y la fuerza se agoten... Estar cansada de resolver, de luchar... De tener tiempo para todos y de ser quien siempre tiene que ser fuerte, de ser quien siempre tiene que estar.
Hay días en que mi corazón está triste y no hay tiempo en el día para sentarse y vivirlo, para preguntarme: ¿Qué hay detrás de ese sentimiento?, ¿qué cosas no he dicho? ¿A quién extraño? ¿qué dolor o pérdida está en mi interior sin procesar?
Lo que no hablo y lo que provoca que mis ojos se inunden, es lo mismo que me despierta de madrugada e intento contárselo a Dios.
Hasta ahora yo he creído no haber recibido una respuesta; y cuando otro día llega despierto, sigo trabajando, voy al súper, sonrío a quien se cruza en mi camino, me causan risa las ocurrencias de alguien, pero cuando me quedo a solas, me doy cuenta que es muy difícil escapar de los momentos, de la añoranza de lo que pudo haber sido, de las promesas, del miedo ante lo incierto, y es quizá eso lo que no me permite ver más allá...
Que el alma duela por dentro y no todo esté bien tampoco es malo... Es simplemente que en la vida hay días en que el corazón se toma permisos para no ser fuerte... Hoy puede ser uno de esos días, en que al igual que cuando el cielo se ensombrece y se deshace, todo lo bueno se guarda; los abrazos son "hacia adentro" y los sueños no desaparecen del todo, pero aletargados comienzan a hibernar.
Hay días en que tengo el corazón triste y eso no es malo... Porque a pesar de que las puertas y ventanas de mi alma estén cerradas, sé que cuando deje de llover por dentro tendrá que llegar un momento en que todo vuelva a abrirse para dar paso a lo nuevo y que todo se llene de luz.
Mientras eso sucede, me abrazo, y hoy me doy tiempo para sentarme y llorar conmigo -si es que lo necesito- para envolverte a ti con la misma calidez que a mi me hace falta, porque sé que en un día como hoy, tú también te sientes como yo.
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