19 de Septiembre...


Pues no puedo dormir.

Son muchos los sentimientos que se me cruzan en momentos como estos. Las tragedias tienen tantas caras y formas. Y las tragedias -de esta tremenda magnitud- me impactan por lo pequeños que somos y por lo grandes que somos. Tragedias de esta magnitud te hacen redescubrir a la gente que te importa y sorprenderte de cuanta gente piensa en ti. Te hace humanizarte y por un momento darte cuenta de que tan iguales somos. Las tragedias no hacen distinción de clases sociales, preferencias sexuales, religión, color de piel, o educación.

Los sentimientos son encontrados, la tranquilidad de que mi familia, mis amigos cercanos y mi casa estén bien, se mezcla con el sonido lejano de las sirenas de las ambulancias, los helicópteros que cruzan por la ciudad y las imágenes de las noticias, y entonces no estoy realmente tranquilo y estoy muy muy lejos de estar en paz. Me estremece el dolor de la gente para quienes hoy es un día negro. Los hijos desaparecidos, los padres ausentes, las angustias de quienes no saben de sus familiares.

Me impacta nuestra fragilidad, lo desamparados que estamos, lo tan a la merced de el azar que están nuestras vidas y cómo nos puede cambiar la existencia en 3 minutos.

Pero al mismo tiempo, en medio de el dolor y la tragedia, me reconcilio con la grandeza de nuestro espíritu, me reconcilio con la raza humana cuando veo a la gente en una cadena, acarreando agua, retirando escombros, cuando veo como uno levanta la mano y rápidamente uno a uno hacen lo mismo, y entonces esa masa de gritos y bullicio hace un silencio como una misma amalgama de almas reunidas para escuchar si alguien pide ayuda debajo de los escombros, y entonces me conmuevo profundamente hasta las lágrimas, me emociona enormemente pensar en el bendito corazón humano, y luego escucho qué hay gente aprovechándose de la tragedia y los nudos viales y se ponen a asaltar a mano armada a la gente en sus autos, y me invaden el repudio, la vergüenza y el odio ¡Hijos de puta! No diré lo que pienso por qué luego se me espantan pero me dan ganas de que una furia sacuda al pueblo y los linchen!!!!

Ahora no puedo dormir... ¿por qué me toca a mí estar acostado hoy en mi cama y a alguien más estar en los escombros? ¿Por qué le toca a alguien abrazar a sus seres queridos y saber que están bien mientras otros siguen tratando de encontrar a sus desaparecidos? ¿Por qué hay gente que lo tiene todo y no le pasa nada y hay gente que lo poco que tiene lo pierde? ¿Quien putas reparte la justicia? ¿Cuál es el fin de todo esto? Y como siempre mi respuesta es la misma... nadie, nada, así es la vida. Y entonces el enojo se disuelve porque no hay con quien enojarse... el azar... la montaña rusa de la vida, te toca arriba... te toca abajo. Aceptar eso es el primer paso para la resiliencia, para echar a andar la maquinaria para hacerle frente a la vida, para volverse a levantar de la caída, el sin sentido le da sentido a seguir adelante porque no hay otra opción. No hay más que sostenernos a nosotros mismos y entre nosotros mismos.

Hoy me toca ayudar, dar asilo, poner el hombro, la mano, y hacer lo que este en mi para los que no han corrido con mi misma suerte. Amado Nervo decía: "Tienes la bendición de poder dar" y creo que no sólo es porque seas bondadoso, creo que la bendición de poder dar conociste en que para dar... hay que tener. Si tienes... si hoy te toca tener... ¡da!

Los quiero mucho, espero que estén bien y espero que ustedes si puedan dormir.

-Odin Dupeyron-

Comments

Delsy Sánchez said…
Apreciada Martha....
Soy colombiana,y no sabes como me ha dolido, esta tragedia que les acontece a los mexicanos, también he tenido días sin dormir, de pensar en tanta gente que se quedo sin nada y como dices tú pienso en la fragilidad que tenemos los seres humanos, tenemos que unirnos en oración para mitigar el dolor....

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