Escribirte a ti... (CPN No.4)
He intentado escribirte y no sé ni como... Porque ¿cómo escribirle a alguien que ni siquiera conoces?; ¿o qué cosas puedes contarle a quien ni siquiera tienes la certeza de si existe y vas a poder encontrar?
Hoy te pensé en el trabajo, y en medio de tanto agobio recordé que hace 56 días te vi por primera vez en un sueño, y aunque ya no recuerdo cómo eres, ni tampoco el color de tus ojos, desde entonces, la maravillosa sensación de haberme reconocido en su reflejo; sigue tan nítida en mi.
Aún así sin recordarte, te extrañé... Eran las 10:39 de la noche... Faltaba más de de una hora y cuarenta minutos para volver a casa; pero yo ya quería que el tiempo volara, pues tenía prisa por contarte que en el mundo real me ha ido muy bien en el trabajo; tanto, que en medio de tantas ocupaciones, de alguna manera entiendo porque aún no eres parte de mi presente; (pues no podría dedicarte casi tiempo)...
También tuve ganas de contarte, que respecto a lo que llevo dentro y a nadie muestro, a veces lloro todavía, por alguien con quien quizá te he estado confundiendo hasta el día de hoy... Aunque a veces pienso, hasta casi convencerme de que si eres... Algo en mi interior, desde hace tiempo me dice que quizá es lo que quiero creer, cuando la verdad es que no...
No sé decirte como es que me di cuenta... De pronto comencé a pensar en ti mucho más allá de todo lo que conozco... Aunque no eres alguien presente -todavía- no te imaginas como me reconfortó una noche pensar que en un día no muy lejano podré contarte que lloraba tanto por otra persona, por alguien equivocado, y entonces sonreirás en silencio, para decirme que todo era parte de un plan perfecto, y entonces te quedarás conmigo hasta la madrugada, escuchando toda la historia que pasé antes de encontrarte.
Es una sensación tan linda como extraña pensar en ti sin haberte visto nunca... Contarte que hace apenas un par de noches, la madrugada fue tan larga, que desperté imaginando que en el umbral de un día y otro, con las luces apagadas te contaba que muero de ganas de escribir una historia mágica que hable de nosotras... No el típico cuento de cuando alguien encuentra al amor de su vida en la calle, en un café, o cuando algún amigo en común te lo presenta... Quiero sorprenderte... Hablar en letras de cuando las almas se encuentran en sueños, más allá del cuerpo y de otras vidas... No sé cuando ni como... Ni tampoco si lo haré antes o cuando ya te haya conocido, pero de alguna forma lo haré...
Son tantas cosas las que he ido guardando... Que una vez más las manecillas del reloj han retrocedido y en el cambio de estación que es la antesala a los días más fríos, no tengo ni la menor idea de cómo hacer para poder conectarme contigo mientras llega el día en que te conozca... No sé como hacer para volver a encontrarte en sueños, mientras descubro en la realidad el camino más cercano hacia una vida posible...
Hasta hoy, no tengo respuesta... Pero me ha llenado tanto el alma pensar en ti, aunque no te conozca... Por esta madrugada, tan sólo puedo intentar enviarte un suspiro con la luna, sin importar si quiera, el hecho de no saber si duermes en esta misma ciudad...
Ojalá hoy sea un día menos que falte para que una madrugada, a esta misma hora, cuando tengas insomnio, me cuentes de ti, de todo eso lo que en tí habita; para que me muestres tus sueños y tus facetas más oscuras; para que me pidas que te abrigue los miedos y me quede hasta que te duermas, junto a ti.
La madrugada se alarga, pero el sueño a mi cuerpo lo vence... Voy a ver si te encuentro en el país de los sueños... Cierro los ojos y me imagino que te daría risa si un día te cuento que entre condensadores y radiadiores de aluminio me ha encantado hoy escribirte a ti.
¡Buenas Noches!
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