Luz
En los días recientes, la mayor parte de mi tiempo libre lo he pasado trabajando en un video de presentación para la fiesta de XV años de una de mis sobrinas y al estar revisando los diversos álbumes familiares me encontré anoche con esta fotografía y en ella aparece la mamá de mi mamá, mi abuelita Luz, con sus dos primeras hijas gemelas.
Para mi fue una sorpresa, porque ni siquiera estaba enterada de que mi familia y en mi casa estaba esa fotografía. Quienes me conocen o han leído durante años mis Páginas Sueltas y de Colores, saben lo importante que ella ha sido en mi vida y también que en un par de ocasiones he hablado en letras sobre eso. La última vez fue hace ya casi 2 años atrás, cuando ella me "visitó" en un sueño que describí lo más detallado posible, y digo "visitó", porque para quienes de verdad saben como soy, no es un misterio que desde hace años también tengo la firme convicción de que los sueños en los que aparecen amigos o familiares que ya no están en este mundo, son mucho más que eso. Para mi representan una especie de "Encuentro" o "Reunión" en otro espacio y tiempo.
Esa fue la razón por la que me encantó descubrir anoche esta foto. Primero porque yo sólo tengo un par de imágenes de ella. (una la estoy restaurando digitalmente), y después, porque mi abuela siempre, de alguna manera se hace presente en momentos decisivos de mi vida o cuando necesito orientación...
Ella murió cuando yo era aún niña. Cuando eso sucedió por alguna razón mis padres decidieron que mis hermanos y yo no estuviéramos presentes en el funeral, así que nunca me despedí de ella. No sé si sea eso, o que en ese entonces yo no estuve del todo consciente, pero a mi me cayó el veinte de lo mucho que me hacía falta ya siendo una persona adulta, y desde entonces se convirtió en una especie de ángel para mi, a quien yo recurría cuando necesitaba orientación o que alguien mucho más cercano intercediera por mi con el "alto mando", allá en el cielo.
Esto no lo he contado nunca, pero de alguna forma ella siempre me echaba la mano. Un ejemplo bien trivial fue cuando salí por primera vez con Iván, un ex novio y el único hombre que para mi fue importante. En aquel entonces nuestra primera salida fue en un parque que de niña yo visitaba todas las tardes con mi abuela durante mi infancia; y en ese entonces me sentí como muy protegida porque ese lugar aún guardaba la energía de esas tardes con ella en esa banca, frente al monumento a La Madre; y aunque en esa primera cita yo me moría de miedo, recuerdo que en mi interior le pedí a mi abuela que si podía desde donde quiera que ella estuviera, me ayudara para que ese muchacho que tenía poco tiempo de conocer y que apenas estaba tratando, fuera un buen hombre, y así fue.
No puedo evitar sonreír cuando me acuerdo de eso... Así me sucedió anoche. Me encontré la foto justo cuando estaba pensando en una situación que de alguna manera lleva varios días que ensombrece mi alma; pero que no está ya en mis manos resolver.
Otra cosa que me encantó fue recordar que desde niña, yo siempre que veía las fotografías de alguien, me imaginaba que eran como una especie de ventana o espejo donde uno podía asomarse y ver un poco más allá de lo que era el ambiente y la vida de quien aparece en la imagen para conocerle, justo en ese tiempo y etapa de su vida en que fue captada la imagen.
Otra cosa que me encantó fue recordar que desde niña, yo siempre que veía las fotografías de alguien, me imaginaba que eran como una especie de ventana o espejo donde uno podía asomarse y ver un poco más allá de lo que era el ambiente y la vida de quien aparece en la imagen para conocerle, justo en ese tiempo y etapa de su vida en que fue captada la imagen.
La foto está dedicada, (supongo que para mi bisabuela, a quien por cierto, también conocí). En el reverso aparece la fecha del 2 de enero de 1946 y partiendo desde esa idea que yo imaginaba desde niña; me puse a pensar en que a mi me encantaría en esta etapa de mi vida platicar con ella, conversar desde otra perspectiva, más de mujer a mujer... Fue así como asomándome un poco a través de ese portal de tiempo encapsulado que es una fotografía, me quedé durante un buen rato intentando descifrar con los antecedentes que tengo, como era su vida en ese punto cronológico en que fue tomada esa foto.
Luz fue una mujer que se casó a los 15 años. Por la fecha y la apariencia que tienen sus hijas en la imagen, ella debe haber tenido unos 16 o casi 17 años... Demasiado joven... Las circunstancias en las que le tocó criar a esas dos primeras niñas y a los 12 siguientes hijos serían por demás difíciles, al grado de que para asegurarse de que por cuestión de una pugna por la propiedad de unas tierras, la vida de ninguno de ellos corriera peligro, ella decidió emigrar a Ciudad Juárez y empezar de cero.
Lo que quizá no tuvo de estudios, ella lo compensó con su tenacidad y fortaleza de carácter. Mi abuela era una mujer trabajadora, que sabía hacer mayonesa, dulces, chorizo, pan casero, y no sé si fue que a pesar de que estuvo muchos años casada con mi abuelo, los grandes lapsos de ausencia de él por cuestiones de trabajo fue lo que la impulsó a aprender todo eso para poder sacar adelante a sus hijos.
Eso es lo que a mi me cuentan. Yo el recuerdo que tengo de ella es de cuando ya era una mujer entrando en la tercera edad, con sus hijos ya la inmensa mayoría con su vida hecha, y aunque ella empezaba a mostrar los primeros estragos de una enfermedad tan deteriorante como la diabetes; aún así me tocó conocer el lado fuerte y al mismo tiempo generoso de su personalidad.
Durante las vacaciones de Verano (que en mi época de estudiante de primaria duraban poco más de dos meses), a mi siempre me mandaban con ella a su casa. Fue así como con la convivencia diaria descubrí que a pesar de ser una mujer de carácter firme, una gran conversadora y apasionada por el arte y la música del mundo; era al mismo tiempo alguien que podía ser tan firme como generosa.
Guardo en mi memoria un par de anécdotas en particular. La primera se dio cuando un grupo de chavos que no me acuerdo bien si eran de Bolivia, llegaron por ese rumbo donde ella vivía, con la intención de pasarse al otro lado en busca del famoso sueño americano; pero por alguna razón no lo lograron y ella les abrió la puerta de su casa durante algunos días para que no se quedaran en la calle.
En esa época no pasaban tantas cosas, y no sé si ella tenía una intuición especial, pero a leguas se veía que ese grupito de muchachos (quienes no tenían más de 25 años), no eran delincuentes, se veía que eran hijos de familia y que quizá dejaron todo para ir tras la búsqueda de un sueño. Tengo muy nítida la imagen de una noche en que mi abuela les estaba repartiendo un montón de sábanas y cobijas antes de dormir.
Así era mi abuela... Ella fue la columna más sólida que nos unía a todos. Quien a pesar de ya no tener la misma fortaleza física, fue capaz de defendernos a todos en otra ocasión en que de madrugada alguien a quien al parecer venían persiguiendo intentaba meterse a su casa, donde estábamos todos con ella. Esa persona le gritaba desde afuera: ¡Ábrame que me vienen persiguiendo! y mi abuela le respondió: ¡Si te metes a mi casa más te van a perseguir!... Unos pocos minutos después a pedradas rompieron el vitral contiguo a la puerta principal de acceso a la casa; pero ella estaba dispuesta a hacerle frente a quien fuera. Nunca supimos quien fue y la policía como siempre, llegó cuando todo había ya sucedido.
Su casa hace mucho que perdió su esencia, pero en mi memoria y en mis sueños -siempre que aparece- vuelve a tornarse cálida, con los aromas de su comida que era única (en especial la sopa). También con el migajón de pan que entre sus manos grandes y blancas se transformaba en flores de colores lindos y brillantes; en todas esas tardes donde sentarse a escucharla hablar sobre mi abuelo, las leyendas del pasado en el rancho, era tan fascinante como regresar en el tiempo a esos años y vivir los días sin prisa.
No tengo la menor idea de qué sería lo que habitaba en su alma en el momento en que le tomaron esa fotografía que encabeza este post. Ella sonríe, pero si de verdad pudiera asomarme del presente al pasado, me gustaría preguntarle: ¿Qué pensaba? ¿Cuáles eran sus problemas en ese punto de su vida?, ¿con qué soñaba? ¿Qué pensaría si le dijera ahora que la famosa pugna por las tierras está por resolverse?... Fuera de eso yo estoy segura que la alegraría más descubrir hasta donde han llegado sus hijos y lo numerosa que se volvió su familia que se ha extendido hasta Holanda, Italia y Alemania.
No tengo idea de si ella vuelva a visitarme más adelante en un sueño; pero hoy me ha encantado reencontrarme de nuevo y de alguna manera conocerla a través de una imagen en una etapa de su vida (mucho más joven), en la que yo no la había visto nunca.
No puedo evitar pensar en que todo lo que ella vivió es el preámbulo de mi propia historia, y no obstante que yo no tengo ni la mitad de la fortaleza y sabiduría que ella tenía ya a mi edad, con una vida hecha y 14 hijos a su cargo; si me siento tan afortunada como agradecida de que haya sido la piedra angular de ese pasado que hoy hace posible que yo esté hoy aquí.
Han pasado más de veinte años desde que dejó de ser mi abuela, y aunque sé que su energía prevalece o quizá ya hasta se ha materializado en otra persona o espacio; en mi corazón y en mi mente sigue siendo mi raíz más sólida. y es quizá por eso que agradezco todavía más esos instantes en que justo cuando más necesito se hace presente.
Por eso quise escribir una vez más sobre ella, para no olvidar todo eso que fue y es lo que propicia que su esencia prevalezca en tantas personas (dentro y fuera de la familia), como en mi.
Un abrazo y un beso para ella, donde quiera que esté.
Por eso quise escribir una vez más sobre ella, para no olvidar todo eso que fue y es lo que propicia que su esencia prevalezca en tantas personas (dentro y fuera de la familia), como en mi.
Un abrazo y un beso para ella, donde quiera que esté.
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