Madrugada en la ventana.


Anoche, de madrugada, con la luz apagada.

-¿Estás despierta-
-Sí, ¿por qué? ¿Pasa algo?
-No, nada, tan sólo quería decirte: "Gracias"-
-¿Por qué?-
-Por darme paz...-

Y su sonrisa iluminó ese instante, mucho más que la luz de la luna en la ventana.

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