Tras la Ventana


He tenido tiempo libre y muchas letras en el alma, pero supongo que como sucede desde hace tiempo, estoy más inmersa en vivir mi vida en el mundo real.

En el instante en que plasmo esto, es más grande la cantidad de emociones, recuerdos, pensamientos y cosas que sucedieron, en comparación con el número de días que quedan para que termine el ciclo, que marcará el final de una década también.

No recuerdo bien en que momento ni cuando, pero en los años recientes se volvió para mi una especie de ritual muy personal, asomarme por la ventana ya de madrugada, cuando tenía insomnio, después de algún sueño extraño o cuando sin ningún motivo aparente me despertaba a deshoras, en el umbral que separa a un día ya vivido de otro nuevo; o mejor dicho aún: en ese lapso en que el alma hace que tu cuerpo físico interrumpa su descanso, porque esta vez es ella quien en silencio necesita hablar.

Desconozco si para ustedes que me leen, esto sea algo común, pero de lo que si estoy segura es que en algún momento del día (o de la noche); de modo inevitable también a cada uno le da quizá por asomarse a través de la ventana; y se quedan ahí detrás; y aunque el paisaje tras el cristal sea siempre el mismo, no lo es ni lo será nunca la manera en como sus ojos lo miran.

En este punto cronológico del tiempo a mi me gusta la visión que el silencio y la madrugada me reflejan... Si yo fuera un ser distinto a quien hoy soy y la perspectiva fuera del exterior hacia adentro, vería tras la ventana a una mujer más madura, agradecida por todo lo que ha recibido y también lo que no sucedió en su momento; pero que en contraposición ha aprendido a ser feliz y aprovechar lo que tiene en el presente.

5,760 minutos es la distancia que separa este espacio en el que siento que todas las personas que hay a mi alrededor y que han sido importantes en mi vida (a pesar de que el tiempo nos haya llevado por caminos diferentes); volvemos de nuevo al mismo lugar donde comenzó todo; pero ya con cierta madurez, con otra visión del mundo y de la vida; y sea quizá eso lo que me permite tener esperanza en el futuro y empezar a contemplar como posibilidad todos los sueños y aventuras que apenas hace unos cuantos meses atrás sólo imaginaba como algo platónico e improbable.

No cabe duda, la vida siempre sorprende, a veces de las maneras más inesperadas... Tal vez tras la ventana mis ojos no alcanzan a ver mucho más allá del horizonte donde las luces de la ciudad se extienden; pero mi espíritu en completa armonía con mi cuerpo desde hace ya un buen de tiempo, me hace saber que aunque en el transcurso de los días sin estrenar puede haber dificultades y momentos adversos, permanecen quienes hacen que esta experiencia terrenal llamada vida sea algo que vale la pena.

Tal vez algo parecido ves tú a través de alguno de los cristales que asoman hacia el exterior de tu casa; y sin importar la cantidad de tiempo que pase o la etapa de la vida en que tanto tú como yo nos encontremos; que sea la vida también la que nos de siempre la pauta para reencontrarnos y hablar desde el alma y a través de las miradas, para así compartir también en letras y palabras todo lo que valga la pena y es por lo que finalmente estamos aquí.

Felices días y seguro nos encontramos pronto entre estas Páginas Sueltas y de Colores. 

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