Carta desempolvada de alguna Navidad

Hola:

Es casi medianoche de un domingo previo a Navidad. Pronto se cumplirá también casi otro año sin haberte encontrado aún, y sin tener ni la menor idea de como encontrar el camino que me lleve hasta tu vida y tu corazón.

Todos los días pienso en ti, pero hoy en particular, estando desde mi cama, abajo de las cobijas, en mi cuarto calientito, trato de imaginar dónde estarás ahora (si es que existes de verdad).

¿Estarás de vacaciones también? ¿Qué habrás hecho en este día? ¿Estarás cansada? ¿Habrás estado con tu familia o quizá saliste a alguna reunión anoche con tus amigos? ¿Estarás en casa a esta hora? (En esta misma ciudad o en la de algún país lejano); ¿habrás visto una película o cocinado algo rico sin prisa?, ¿qué libro estarás leyendo en este momento?... O más complejo aún: ¿qué cosas pasarán por tu mente a esta hora de la noche?

Todas estas son preguntas que cuando pienso en ti -aún sin conocerte todavía- no tengo una respuesta aún, pero si me permiten jugar a imaginar que eres alguien que tiene una vida plena... Me encantaría de verdad que fuera así.

¿Te cuento algo? Hay madrugadas en que aunque haga frío salgo afuera de mi casa y miro al cielo. A esa hora en que todos duermen y por alguna extraña razón las estrellas son mucho más brillantes y visibles; pienso en todas las líneas crónologicas del tiempo... En los espacios y las dimensiones tan disímiles como los pensamientos que hay en el interior de cada persona; y es quizá justo eso lo que nos mantiene a ti y a mi tan distantes, sin posibilidad alguna de un encuentro.

Hay otras veces en que pienso en que todo este tiempo que parece que ha sido en vano; no he podido conocerte porque tal vez habitas en una dimensión distinta y desconocida a la que yo ni siquiera tengo acceso.

Se que aún no es tiempo, que tal vez ni siquiera estoy lista, pero eso no evita que te extrañe y me hagas tanta falta... No en un sentido de dependencia, sino por un deseo genuino de compartir contigo la vida, que seas mi compañía y cómplice en todo, porque aunque por más que digan que el amor no olvida a nadie y los tiempos de Dios son perfectos; es muy humano para mi, el hecho de sentir tristeza, cuando veo la velocidad con que los días se convierten en años, y además de gastarnos las mayores posibilidades de nuestro cuerpo, desconozco cuál es el camino que me lleve hasta tu vida.

El sueño casi me vence, pero mañana -al igual que cada uno de mis otros días ya pasados-, pensaré en ti, imaginaré y me hará sonreír en silencio el hecho de soñar despierta con lo que serán las Navidades cuando ya te haya encontrado.

Mañana no sé si donde estés hará calor o frío. Si estarás en algún momento del día frente al mar o al fuego de una chimenea; pero lo único que tengo claro es que no me gustaría que te sientas triste o sola; que si sueñas despierta el sueño te venza imaginando que alguien te ama desde ahora tal y como eres, y que en una noche de otro tiempo, te contará acerca de todo lo que hizo para poder convertirse en la persona adecuada para ti, de camino a encontrarte.

No puedo abrazarte, pero desde ya te llevo en mi corazón y mis pensamientos. Dios mejor que nadie sabe que eres mi sueño, el anhelo más grande que tiene mi alma, y ojalá sea en esta vida que nos podamos encontrar.

Sé feliz, que desde acá yo también sigo intentando todos los días serlo y con cada día de ausencia, llenarlo de instantes y momentos valiosos para poder compartirte el día que llegues a estar a mi lado antes de dormir.
Dulce noche amor, descansa y que tengas feliz navidad.


Te amo.

Invierno del 2015.

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