Urgencia de Paz


Medianoche en casa... Jueves... Algo inusual para mi, como para muchos de ustedes que al igual que yo se encuentran descansando en casa, pero es un descanso efímero porque sabemos que no son vacaciones.

Para mi es apenas el segundo día, para muchos de ustedes ya van más de quince y habrá quienes estén ya cercanos al mes... En el pasado y durante bastante tiempo añorábamos tener días como estos, para descansar, no tener prisa, para no salir de casa, pero lo que nunca imaginamos es que ese deseo se cumpliría bajo una atmósfera de incertidumbre y miedo.

La mayor parte de la gente que conocemos ha permanecido así, aislada y temerosa por miedo a contagiarse de un virus que vino a cambiar en cuestión de horas y días el ritmo de vida tan acelerado y el mundo tan caótico que todos conocíamos hasta entonces; pero creo que casi nadie se ha dado cuenta que el peor contagio -aún sin tener contacto- ha sido el miedo, ese que se cuela hasta lo más recóndito de nuestra alma y traspasa nuestra piel apenas abrimos los ojos y el destello luminoso de una pantalla tan pequeña nos muestra que en cada rincón del mundo existen personas que ni conocemos, pero que experimentan la misma sensación de pesadez e incertidumbre que nosotros.

Como dije al principio, yo recién llevo apenas dos días aquí, y hasta ahora había logrado mantenerme al margen... Tranquila. La meditación y varias alternativas que ha compartido gente que sabe mucho más que yo de eso me había servido hasta ahora, pero supongo que para todos llega un punto en que colapsamos y a mi me sucedió hoy. La sombra de lo incierto logró alcanzarme y envolverme, del mismo modo que el miedo de la gente a mi alrededor logró colarse por los poros de mi piel.

Han pasado tantas cosas en tan poquísimo tiempo... Todo es un reflejo de lo que llevamos dentro... Cada pensamiento, cada sentimiento tiene eco en el universo y mucho más si es generalizado y se vuelve colectivo; y aunque todos estamos llenos de preguntas, ninguno sabemos con certeza que será lo que pasará...

Tal vez tenía que ser así... Sí, estoy convencida de eso... De otra manera no hubiéramos nunca volteado... Lo que es más, ni siquiera nos habríamos detenido para sentarnos y echar un vistazo a lo que llevamos por dentro... En estos días hay gente que ha tenido la fortuna de descubrirse y disfrutar de su propia compañía, mientras que en la contraparte existen otros quienes no soportan ni siquiera quedarse en silencio por un instante consigo mismos...

Yo siempre he dicho que me fascina el silencio, y hoy más que nunca me pregunto: ¿Qué es lo que esta vez tiene para decirme?... Escucho a lo lejos y de madrugada el eco de todo lo que dicen y describen en letras que será lo que pasará; pero al mismo tiempo me quedo maravillada y sorprendida por todo lo que la naturaleza nos está mostrando sin necesidad de expresar palabra alguna.

¿Es válido tener sentimientos tan contradictorios? Yo creo que si, eso también nos recuerda que somos parte de una especie que si bien es demasiado inteligente, había olvidado por completo lo frágil que también es.

Cada quien percibe el mundo desde su muy particular manera; y aunque algunos dicen que la muerte se respira en el aire y que a nuestros abuelos o generaciones anteriores a la nuestra jamás les tocó vivir algo como esto; pienso que también quizá les tocó aprender a valorar la vida y el regalo de abrir los ojos cada mañana de una manera distinta.

A mi me pegó hoy... Me puedo ir a dormir con esa sensación de incomodidad ante lo incierto; y no sé que sea lo que a cada uno de ustedes les funcione cuando se sienten así, pero estoy segura que no soy la única que sabe que tenemos en extremo una urgencia de paz.

El miedo es mucho más contagioso que la enfermedad que no vemos pero todos dicen que está allá afuera... Es real, no lo minimizo, pero sé que también ayuda orar, cambiar la sintonía de nuestros pensamientos (igual como lo hacemos cuando algo que vemos o escuchamos en la tele o en la radio no nos agrada); y mejor aún... Que en medio de este encierro y con el mundo sumido en un verdadero caos desde que empezó el año; la vida misma -como ya lo dije antes- nos regala a manera de imágenes, pequeños milagros materializados de la manera más simple.

Si nada hubiera pasado y la vida siguiera como siempre la habíamos conocido, sería lo mismo, con la diferencia de que con las prisas y ese estado que nos tiene siempre ensismismados en nuestros propios problemas no nos habríamos dado cuenta de todo lo que estamos tomando consciencia hoy.

Seguramente esto pasará... Tiene que ser así... Nada es para siempre y ojalá que cuando eso suceda y el miedo se difumine, nuestra fe sea mucho más grande y la capacidad para descubrir los regalos que la vida nos otorga, envueltos tantas veces de manera inusual, sea distinta y mucho más certera.

La madrugada de hoy, yo quise expresar en letras que al igual que muchos de ustedes tengo miedo,  que me puedo ir a dormir así, pero que al mismo tiempo sé bien también que es una emoción inherente a esta condición humana ; y como tal no es permanente. Mañana seguramente ya no estará aquí... O es quizá que he descubierto también que depende de mi, que se vaya o que se quede...

Cada uno, en el fondo sabemos cuales son las cosas que nos hacen sonreír, nos tranquilizan o nos acarician el alma... Hoy más que nunca necesitamos aferrarnos a eso, sobre todo en esos instantes en que no hay una respuesta ni sabemos lo que vendrá más adelante; pues así, de la misma manera en que hemos aprendido que la felicidad se construye; lo mismo pasa con esa paz que nos hace ir a dormir confiados y de la que tanta urgencia y necesidad tenemos ahora.

De verdad deseo que cuando todo esto pase, las cosas sean diferentes.

P.D: En medio de todo lo malo e incierto, una imagen hermosa antes de dormir.

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