La Visita del Ángel de Alas Azules

Ha pasado ya un mes y días desde que se fue, y aunque yo ya la extrañaba desde antes que eso sucediera de manera inesperada, el simple hecho de estar distanciada de ella, hacía que la soñara con bastante frecuencia; pero como algo muy extraño, eso dejó de suceder en el instante en que me enteré que había fallecido.

Todo el tiempo posterior a eso ha sido como estar inmersa en un sueño tan extraño como surrealista... Durante el día trabajo y sigo siendo en apariencia la misma persona de siempre, pero en los momentos cuando ya no hay nadie más aparte de mis pensamientos, o durante las madrugadas, la mente y el corazón se llenan de recuerdos de tantas cosas vividas, así como de preguntas que son tan difíciles de responder... ¿Estará bien? ¿Escuchará mis pensamientos? ¿Sabrá lo que la extraño? ¿Por qué ahora que ya no hay más secretos entre nosotras y es la única persona que tiene acceso a mis sueños no aparece en ellos?

Así por el estilo un día fue cediendo a los otros... Mientras al mismo tiempo mi casa también estaba impregnada con la nostalgia de cada uno de los objetos que en vida me regaló... En esta ciudad a la que nunca vino, también era una sensación muy extraña percibirla tan distinta como vacía, por el simple hecho de que ella no estaba ya físicamente en ningún lugar a donde la pudiera ir a buscar.

Un par de días antes yo comenté con alguien también cercano a ella, que algo dentro de mi se había roto, al grado de propiciar que un montón de cosas perdieran todo sentido... Dejé de escribir, de reírme, de encontrar -tal y como ella me había enseñado- la magia dentro de esas pequeñas grandes cosas... No sé decir si era la tristeza o el cansancio por el exceso de trabajo en el que había estado intentando refugiarme en los días subsiguientes, lo que propició que la noche de un jueves, el corazón me diera una breve tregua, y entonces me fui a dormir por primera vez sin pensar en nada más que deshacerme del día acumulado en mi espalda.

Tampoco sé decir si la madrugada fue larga o corta... Tan sólo recuerdo que en el espacio donde la realidad termina y los ojos se abren cuando amanece en el mundo de los sueños yo estaba caminando de noche por un lugar donde había un edificio todavía en proceso de construcción.

Dentro de ese plano irreal, entre broma y juego yo iba dando pequeños saltos para evitar dejar marcas sobre la plancha de concreto aún fresca de una explanada enorme. La persona que venía detrás de mi, imitando mis movimientos era una chica a la que no conocía o quizá no lograba ver muy bien; hasta que de pronto, al volver la vista para cerciorarme de si todavía venía detrás mio; sin importar la penumbra, el reflejo tenue de la luna me reveló que quien había estado pisándome los pasos todo el tiempo ¡era ella!, Vane.

Mi primer reacción ante eso fue una mezcla de alegría y sorpresa... Lo que tanto esperé por días por fin se me había concedido, pues ahí la tenía frente a mi, vestida con ese estilo tan peculiar que tenía de jeans y tenis casuales, que combinaban perfecto con su blusa de manga larga con estampado de cuadritos en tonos rojos y azules... Era la misma de siempre, pero al mismo tiempo se veía resplandeciente... Llevaba el cabello recogido en media cola y se veía realmente hermosa...  No sé explicarlo con palabras, pero su sonrisa evidenciaba que había vuelto a ser la misma de siempre y como si nada hubiera pasado fue hermoso escuchar de nuevo su acento Uruguayo tan marcado.

-¡Holi! ¿Cómo Andás? Vine porque necesitaba decirte que estoy bien y porque te traje algo...-

De manera inesperada ella sacaba sus manos que habían estado ocultas detrás de ella todo el tiempo y me entregaba una caja con un sobre enorme que dejaba entrever una hoja donde a través del papel se percibía algo que ella había escrito de puño y letra, y que yo estaba segura por completo que iba a poder leer una vez que despertara del sueño.

-Sé que necesitaba disculparme contigo y vine también porque se que te debía esto...-

Sin darme tiempo de nada, ella me daba un beso y luego de eso yo la abracé tan fuerte, como ella una vez lo hizo conmigo en vida, como si yo hubiera sido por un momento su refugio, y el haber permanecido así durante un largo rato me reveló sin necesidad de palabras, que su alma se había quedado tranquila y en paz.

Así, mientras la tenía tan cerca, empecé a sentir como mis lágrimas comenzaron a humedecer la tela que cubría su hombro, en el que tenía recargada mi barbilla. Sabía que estábamos dentro de un sueño, pero al mismo tiempo era un encuentro en otro espacio y tiempo, que por más breve que fuera, yo no quería desaprovechar.

-Perdóname, de verdad perdóname por todas las cosas que hice que te lastimaron, y por no haber sabido como ayudarte en vida...

Ella me escuchó con toda la paciencia del planeta, pero yo ya estaba con la vista nublada por haber llorado tanto, pero tal como siempre lo hacía en los buenos tiempos, logró encontrar la manera de darle la vuelta a la situación para sacarme de ese estado.

-¡Pará!, que eso de verdad ya no importa, sólo quería que supieras que estoy muy bien y que ya no te debo nada... Ahora que "si vos" querés darme algo para llevarme, está bien...

Yo me empecé a reír aún teniendo los ojos húmedos, porque la sonrisa tan pícara y su expresión de niña traviesa me hicieron entender que me estaba pidiendo de regreso un beso. Yo la abracé de nuevo y no quería soltarla porque sabía que se estaba despidiendo.

Al parecer no era muy tarde y todavía tenía algunos minutos disponibles antes de irse, así que se sentó en el borde de una ventana en cuyo cristal se reflejaba la luna detrás de ella y a la par de iluminarla, propiciaba que su silueta resplandeciera todavía más.

-Porfa, ven a visitarme en sueños de cuando en cuando... y si puedes visita a tu hermana, ella te necesita mucho también.-

Vane asintió en señal afirmativa, confirmando que eso que yo le estaba diciendo era algo por demás evidente, pero al mismo tiempo, la expresión pensativa de su rostro me hizo sentir que no era precisamente algo que dependiera de ella, quizá porque ya fuera del plano físico ella ya estaba en otras cosas y esa visita había sido una "concesión especial" que quizá Dios le regaló.

-Veré que puedo hacer, pero si, te prometo que lo haré...

Eso fue lo último que me dijo con una gran sonrisa y su cara de niña traviesa, y entonces desperté...

No nos despedimos ni nada, pero cuando abrí los ojos a la realidad de nuevo, ya era de día... No tengo ni la menor idea de cuánto tiempo pasó, y aunque quise tomar el teléfono para contarle de inmediato a su hermana, no podía parar de llorar.

Verdad o no... Estoy segura que no fue un sueño... ¿Qué como lo sé?, la respuesta fue muy simple: Siempre he sabido que las personas que ya han trascendido regresan de cuando en cuando en sueños, y mil veces he escrito en este espacio sobre eso... Por alguna razón Vane no lo había hecho, pero es evidente que se trataba de ella por las cosas que hizo y dijo; pero más aún: porque cuando las lágrimas cedieron, mi alma se llenó de paz, por la infinita certeza de que de verdad está bien ya y en un mejor lugar.

Cuando estaba viva mil veces yo le decía que ella era una especie de "Ángel Terrenal"; porque mucho antes de que esa maldita enfermedad llamada depresión nos la arrebatara, era una chica con un alma hermosa que se maravillaba con las cosas más simples, y que siempre buscaba la forma de ayudar a los demás... En este punto y a poco más de un mes de distancia sé que finalmente es un ángel de alas azules que con una visita tan breve, y sin hablar en específico de eso, me dejó muy claro también que ya está en otro plano, trabajando en otras cosas y que todos quienes la amamos en vida debemos dejarla seguir su camino, sin que necesariamente el recordarla de manera dolorosa,.convierta su camino en algo sinuoso.

Ese es el gran reto para cada uno de los que nos hemos quedado... No tengo idea de si visitará a su hermana, pero supongo que esa es una promesa que cumplirá cuando sea el tiempo correcto...

Por mi parte, yo no sé tampoco si volverá o no de nuevo...Pero del mismo modo en que ella se comprometió a hacer lo que estuviera a su alcance, hoy confirmo una vez más que el amor trasciende a la vida y la muerte y el mejor regalo que le podemos dar -aparte de no olvidarla nunca- es, agradecer por haberla conocido, por el tiempo que nos tocó compartir a su lado; y lo más importante: tratar de ser lo más felices posible, porque es una certeza, o más bien dicho: una promesa intrínseca, el hecho de que en otro espacio y tiempo, nos volveremos a encontrar.

Gracias por haber vuelto otra vez. ¡Te adoro! 

P.D. La imagen que ilustra este post, yo la encontré hace tiempo en internet y se la envié porque le dije que era la manera como yo la veía y porque de manera gráfica ilustraba perfecto lo que era su esencia. A Vane le gustó tanto que la usó durante algún tiempo en la foto de perfil de alguna de sus redes sociales.

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