Un Post Para Ricardo

No tengo muy claro cuando fue que lo vi por primera vez. Tan sólo recuerdo que siendo yo demasiado joven, quizá en la preadolescencia, se empezó a convertir en algo muy normal para mi verlo en la televisión.

Ya por ese entonces yo era una niña "rara" que imaginaba un montón de historias mientras leía los libros de texto en la primaria, o que los fines de semana, podía pasar horas en casa de la abuela, sentada sobre los mosaicos cuadrados y frescos de color oscuro, hojeando las páginas de aquella enciclopedia temática de pastas gruesas y azules que en ese entonces reposaba siempre en  la parte baja de un buró de la recámara principal.

Fue gracias a esa enciclopedia que mis ojos se abrieron al mundo, puesto que ahí fue donde descubrí de verdad como "nacían los niños" (entre muchas otras cosas más)... Y pues bien, fue durante esa misma época, que ese señor de bigote que vestía siempre de traje y aparecía en la tele los domingos al mediodía, comenzó a captar mi atención.

Su programa se llamaba "Para Gente Grande", y a mi me causaba curiosidad desde la intro del mismo, en la que de fondo, aparecía una figura de un hombre desnudo que parecía que tenía "varias manos" y que muchos años después supe que era "El Hombre de Vitrubio", quizá el dibujo más revolucionario de Leonardo Da Vinci.

Ahora, a varias décadas de distancia, caigo en la cuenta que todo ese arte conceptual en el que se hablaba de "El hombre, de todas las razas y todos los credos" no podía ser más acertado, porque en en ese programa ese señor que ya para ese entonces era reconocido como uno de los mejores periodistas mexicanos, de nombre Ricardo Rocha, reunía el arte, la historia, la literatura, pero sobre todo, el fascinante arte de conversar más allá del género periodístico de la entrevista.

No tengo idea de si su programa era de los más vistos o no en aquellos años, lo único que sé es que a mi me encantaba ver como ese señor sabía un montón de cosas y a la par de hablar con una propiedad y un lenguaje exquisito, tenía el don de que su manera de preguntar a un pintor, escultor, escritor, artista o lo que fuera, se volviera una conversación tan entrañable como cálida.

Tiempo después, las noches de viernes, luego del noticiero de Jacobo Zaludobsky, Ricardo Rocha comenzó a conducir "En Vivo",  un programa nocturno que duraba hasta bien entrada la madrugada y que también era una fascinación ver, porque además de la música en vivo, él presentaba reportajes que podían ir desde un hallazgo arqueológico o lo mismo podía hablar de psicología, sexualidad, arte, y todo lo que uno se pudiese imaginar.

Yo fingía que dormía, pero mis padres dejaban encendida la televisión toda la noche. Esas fueron mis primeras desveladas y fue gracias a Ricardo que conocí la música de Eugenia León (que hasta la fecha sigue siendo de mis artistas preferidas y en mi opinión una de las mejores voces que ha dado México), así como también supe lo que era el jazz y las pinturas de Picasso, Leonora Carrington y conocí la literatura de García Márquez, Juan José Arreola, Octavio Paz, Pita Amor y de otros autores con los que me reencontraría en mi etapa como estudiante universitaria como Jorge Luis Borges.

  

Esta era la introducción que veíamos todos los viernes por la noche, al terminar el noticiero.

Una vez más, pintores, escultores, músicos, políticos, celebridades del arte y especialistas en muchos temas que algunas veces yo ni siquiera entendía del todo bien, pero que alimentaban mi curiosidad por saber más y conocer; pero definitivamente era la manera tan fascinante y llena de precisión con que Ricardo cuestionaba al personaje que tuviera frente a él, lo que volvía fascinante su programa que duró muchos años.

Un tiempo después se fue a TV Azteca y realizó "Animal Nocturno", el espectáculo de la inteligencia. Era algo muy parecido a "En Vivo", pero en esta etapa conducía junto a Patricia Llaca, una chava guapísima que destacó más como actriz y aunque su programa era muy bueno, finalmente salió del aíre, desconozco la razón.

 

Intro "Animal Nocturno", el programa que hizo para TV Azteca.

Brillante como periodista y apasionado total de la crónica, recuerdo en especial una ocasión en que Ricardo describió como fue su primer encuentro con La Madre Teresa de Calcuta. Eso fomentó mi curiosidad al grado de que busqué uno de los primeros libros que leí sobre esa mujer que ha sido uno de los personajes más importantes del Siglo XX y a la par. me tiene hasta el día de hoy buscando uno de los libros de la autoría de este grandioso periodista.

En estos años recientes, él estaba mucho más dedicado a la radio y por eso fue tan sorprendente esta semana la noticia de su fallecimiento. La verdad me pudo mucho, porque gracias a él aprendí muchas cosas y creo entender que desde esa etapa en que lo empecé a admirar a través de la televisión, ya tenía yo una fascinación por la gente culta y que sabe entrevistar. (creo que él y Fernanda Familiar son los dos mejores ejemplos de eso); mientras que de las nuevas generaciones Paola Rojas, es un poco como de esa escuela, y obviamente, fue él quien le dio su primera oportunidad de trabajo, es una digna alumna suya.

Ricardo Rocha tenía una frase que me encantaba (y que de alguna forma yo adopté también); "Tuvo una breve, pero muy intensa trayectoria" y pues aunque nunca lo conocí en persona, podría decirse que hay tantas veces en que una persona en los medios ni siquiera puede llegar a dimensionar la notable influencia que su trabajo puede tener en alguien a quien quizá nunca conocerá o no verá de frente ni a los ojos.

Para mi fue un referente del periodismo y la comunicación, un personaje entrañable a través del cual descubrí lo que era la poesía, el arte y la literatura... Fomentó mi curiosidad por aprender, pero sobre todo cuestionar en una época en que los medios eran todavía más un sistema cerrado en el que sólo existía lo blanco o lo negro, y de manera inconsciente, todo eso contribuyó a que yo empezara a amar la comunicación.

Diversidad de entrevistas y letras son su legado (las pueden encontrar todas en línea), pero en lo personal lo más admirable de él es que hasta sus últimos días y aún estando enfermo se dedicó a seguir trabajando en lo que más le apasionaba y eso habla del infinito amor hacia su profesión y su misión de vida que siempre fue el arte de comunicar.

En lo personal a mi si me puede mucho su partida, y le agradezco todos estos años en los que gracias a él aprendí sobre tantos temas y comenzó mi fascinación por la gente apasionada por el conocimiento y las buenas conversaciones.

Tal como él decía cuando le tocaba realizar la semblanza de algún personaje del arte o la cultura que hubiese trascendido: "No le decimos adiós, sino hasta Siempre". 

Descanse en paz.

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