El Mundo Al Revés

Cuando era niña en casa de mi abuelita el techo de la cocina era de un color verde,  muy similar al del interior de las piscinas.

Junto al zinc de los trastes había un ventanal que asomaba al patio, pero cuando la tarja doble estaba llena de agua limpia (previo a lavar los trastes) el reflejo proyectaba de manera Invertida la imagen de la ventana y daba la impresión de que el techo verde de la cocina era el suelo, y el borde de la ventana era el límite  donde la tierra firme terminaba, mientras al mismo tiempo representaba el punto desde donde te podías echar un clavado a una alberca donde no había agua, pero la inmensidad del cielo era el espacio infinito donde podías lanzarte a volar...

En otros escritos yo ya he contado que desde niña y como hasta los 5 años yo estaba convencida de que todos los niños podían volar cuando nadie los veía. Yo tenía la plena convicción de eso, porque hasta el día de hoy tengo nítido un recuerdo de una ocasión en que desde arriba de mi cuarto yo pude ver como mi propio cuerpo se acomodaba con la misma suavidad que cae una pluma  o la hoja de un árbol sobre mi cama. 

Hasta apenas hace muy poco caí en la cuenta que es probable que eso haya sido un desdoblamiento astral (pero ese es tema para otro escrito); y hago referencia a ello en este punto sólo para usarlo como ejemplo de porque yo creía fielmente que volar era una capacidad natural. 

Por esa razón, en esa época yo podía pasar horas enteras en esa parte de la cocina (que no era muy grande y que en la actualidad sigue como en ese entonces, porque esa casa aún existe), pero el punto es que para mi, ese borde de color verde que literal era un trampolín al cielo, se convirtió  también en el punto de acceso a un mundo imaginario al que nadie más que yo tenía acceso, y era mágico. 

En ese mundo tan lleno de fantasía para una niña de 5 años o menos, comenzaron a tomar forma muchas de las historias que hoy muchos de ustedes conocen en letras a través de Páginas Sueltas y de Colores. Hay otras que también todavía existen pero sólo adentro de mi cabeza, porque hasta el día de hoy ya con los años y todo lo que he aprendido de redacción a través de mi formación académica, no logro plasmarlas de una manera que se entiendan; pero aquí lo importante no es eso, sino el hecho de que entre esa niña que fui y la mujer adulta que soy ahora prevaleció desde siempre esa costumbre de observar "Como es el mundo al revés" . 

Ese primer punto de partida hacia el mundo imaginario se extendió con el tiempo hacia otros lados. Durante mi infancia me tocó viajar en tren con mi familia hacia  Chihuahua, la capital del estado, y para mi era fascinante permanecer el mayor tiempo posible Despierta durante la travesía, porque aunque fuera de noche quería descubrir que había afuera en esos lugares que yo no conocía y por donde el tren iba pasando, avanzando al revés. 

Ya un poco más grande, hubo un tiempo en que mi papá, por su trabajo tenía una combi. Mis hermanos y yo viajábamos siempre en la parte de atrás, donde había un borde metálico qué nosotros usábamos como asiento o cama. Mi papá con el tiempo le puso un pedazo de alfombra de color verde para que fuera más confortable para nosotros y nuestro pasatiempo favorito era viajar acostados los 3, pegados a la ventana viendo como la luna nos seguía, contando los postes o simplemente siguiendo la línea del cableado que con la combi en movimiento parecía indicar un camino en el cielo... Todo siempre al revés. 

Todo eso no era más que un recuerdo que durante mucho tiempo olvidé, hasta que en este año, en clase de Yoga, en el salón donde me tocaba practicar, un día mi tapete quedó pegado junto a la pared que daba hacia la ventana. Ya hacía el final de la clase, en el momento más relajado reconocí ese borde y de alguna manera todos mis recuerdos de infancia de desbloquearon, pero sucedió algo extraño.... En esa alberca de inmensidad celeste, donde en lugar de agua a veces hay nubes pequeñas o muy densas, imaginé que quizá es el punto donde quienes se han ido a veces se asoman o quienes apenas van a nacer se encuentran como en una antesala que hay que cruzar entre lo que todavía no existe y lo que ya eres cuando ya tienes una forma física y a la par de experimentar una infinita paz,  todo me hizo sentido, porque de alguna manera mis recuerdos de infancia y lo que estaba viviendo en ese instante conectó para hacerme entender que en ese mundo al revés con el que quizá muy pocas personas conectan está todo lo que en realidad somos por dentro... No se como explicarlo.... 

Es como si en la inmensidad de enseña gran alberca de nubes y de la que a veces nos cae agua, estuvieran flotando los sueños, las ideas geniales de todas las cosas que aún no se han inventado, las historias hermosas que aún nadie conoce porque no las han imaginado, los suspiros de amor de dos personas que quizá todavía ni se conocen (¿que padrísimo y bonito eso no?); pero que ahí están... Esperando el momento preciso en que el destino, la vida, Dios o los astros determinen será el punto cronológico preciso en que habrán de encontrarse en el camino...

Mientras todo eso que aún no existe ni sucede, yo suspiro e imagino todas esas posibilidades... De madrugada me lanzó en picada a esa alberca irreal y trato de empaparme de todo eso y llenarme los bolsillo con trocitos de ideas que ya cuando estoy en el mundo real, intento unir de manera que coincidan para transformarlas en historias tangibles que no se puedan olvidar en el mundo real... 

Desde siempre fui a ese lugar para atrapar sueños que se materializa en letras... Lo que encontré en ese día de clase de Yoga lo conectó todo y lo que imaginé después y no puedo contar me hizo llorar de emoción cuando entendí que podía ser una posibilidad... 

Quizá sea por eso que dicen que el cielo es el límite...  Quizá sea por eso que el cielo sea el lugar donde reside Dios y el punto hacia donde se dirige las personas que amamos cuando dejan de estar físicamente, y también el umbral por donde atraviesan quienes apenas van a encarnar... 

¿Se escucharán también allí el sonido de las voces de quienes rezan con toda la fe que sale de su corazón y eleva su plegaria a través del alma?... La verdad no lo sé, pero cuando pienso en esto imagino esa alberca celestial repleta de globos de distintos colores y tamaños con montones de trozos de papel enrollados y amarrados con un cordel... 

Quizá dentro de ese mundo al revés este la respuesta a tantas cosas, aunque supongo que mientras se pisa la tierra hay un nivel donde el apego a lo material no deja ver más allá lo que quizá sea tan evidente... 

Como sea... No importa. Me encanta la idea de escaparme de vez en cuando hasta ese lugar donde además de una gran sensación de paz, descubro que soy algo más que una simple alma encarnada en el cuerpo de una mujer que pasa la mayor parte del tiempo inmersa en las cosas y preocupaciones del mundo real... Supuestamente eso es así para aprender, pero después de tantos años me ha encantado descubrir que el Mundo Al Revés es un punto donde los sueños y las oraciones pueden cruzar el umbral para volverse tangibles en el mundo real, disfrazadas de posibilidad...

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