Mes Nuevo, Semana Usada, Día Viejo

Septiembre llegó con un rostro extraño y distinto al que de modo habitual nos muestra cuando es el turno del noveno mes del año y el solsticio de otoño está a la vuelta de la esquina.

Es extraño, pero Septiembre llegó como los primeros días de Agosto, cargado de nubes grises y de intensas lluvias; que a pesar de desquiciar por completo a esta ciudad que no está preparada para tanta agua, tras dos madrugadas consecutivas húmedas y frías (a mi en lo personal) me hacen acariciar la idea de que el verano ha decidido irse antes de tiempo y de los días sofocados y calurosos no volveremos a saber nada hasta el 2007.

...Pero bueno, lo admito, esa es una idea bastante pretenciosa, que al igual que toda esa humedad y la niebla que invade por completo a la ciudad durante las primeras horas del día, tal vez se difuminen en la primera oportunidad que el sol tenga para brillar en todo lo alto y por completo.

Para ser inicio de semana, el regreso a la cotidianidad se vio alterado para muchos, y yo, al igual que mucha gente, utilicé las primeras horas del día sacándole la vuela a los charcos que después de más de 24 horas de lluvia constante, están convertidos en verdaderas lagunas… Pero no me quejo ni me afecta, si pienso en que aún existe mucha gente al poniente de la ciudad que más allá de los zapatos remojados y el pantalón lleno de lodo, desde Agosto se ha quedado sin hogar… Y no obstante que me encantan los días grises (con todo y sus baches y rodeos para llegar lo más seco posible a cualquier lugar a donde vayas), sin importar que esté determinado que tenga que viajar “en la limousina del pueblo” durante toda la semana y en un intento por evitar quedar varada en medio de una laguna, a pesar de que disfruto enormemente estos días, sólo por ellos desearía con todo mi corazón que el pronóstico del clima cambie y ojalá en toda la semana no vuelva a llover… ¿y si llueve?... Bueno, pues ojalá el agua nos llegue con menor intensidad.

Septiembre, desde siempre para mi ha representado “la recta final del año” y aunque sé que debí haberle dado la bienvenida al mes desde hace 4 días; poniéndome en plan místico, el destino ha querido que el momento adecuado se haya dado hasta hoy, en que disfruté enormemente el viajar en camión para llegar a mi trabajo, en el que a pesar de que la gente me hubiera dicho que estoy loca, tenía unas ganas inmensas de caminar bajo la lluvia, de sentir bajo mis pies el frío y la humedad del pasto que aún no se ha secado, de haber tenido el suficiente tiempo para poner la mochila antes de sentarme en una banca todavía empapada por la lluvia para leer un buen libro, (claro... Eso si lo hubiera llevado el día de hoy conmigo), o para perder el tiempo de un modo simple: viendo a la gente pasar apresurada y con el miedo a ser sorprendida por la lluvia en plena calle.

De verdad me moría de ganas… Pero ni siquiera pude hacerlo… Me tuve que conformar con irme caminando de regreso hasta mi casa, con comprarme un elote con chile que fue lo único que me acompañó (al igual que mis pensamientos) durante una pequeña parte del trayecto.

Aún así lo disfruté mucho, después de dos días de haber permanecido por la lluvia prácticamente encerrada, me hizo mucho bien caminar, oxigenar mi espíritu y mi ánimo, que mentiría si dijera que me he librado por completo de la costumbre de extrañar y seguir deseando compartir el presente con quien desde hace mucho tiempo no le importa nada y permanece cada vez más lejos de mi vida, de los demonios de las dudas, los temores y la incertidumbre que de modo inevitable hay días en que por más que les rehuyo me alcanzan y me envuelven por completo con su manto oscuro.

Sigo sin saber que pasará más adelante con mi vida, pero a pesar de que sé que soy más frágil de lo que parece, trato de vivir al día, como si el presente fuera lo única oportunidad que tendré para tratar de perfilar mis pasos hacia el lugar donde se encuentra todo lo que necesito y quiero.

Tal vez después de todo, como dijo alguien a quien admiro: “Lo más importante es que la vida tiene sus propios planes y depende de nosotros estar a tono con ellos”… y es así cuando no puedo evitar sonreír al darme cuenta que a pesar de la rutina, en el camino voy encontrando siempre, elementos que de alguna forma ayudan para alimentar también lo que soy en mi interior; y que puede ir desde una charla simple, la sonrisa espontánea de alguien a quien no conozco, escuchar un “gracias” expresado en forma honesta y sincera, el mail de una amiga que miles de kilómetros de distancia en un mes nuevo, semana usada y día viejo, con una frase tan simple me da la idea que justifica que escriba otra hoja en el diario y que en concreto, a pesar de que haya sido un comienzo de mes y de semana en apariencia intrascendente, por el simple hecho de haber sido un día lleno de cosas para disfrutarse, reduce cantidad al tiempo de los días desperdiciados, para sumarlo al montón de motivos que justifican que por más cosas que sucedan y por más incierto que se vea el futuro, valga la pena vivir.

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