Días de Diciembre.


Mi prima Paty, mi tía Teresa, Nayeli (que viene siendo mi sobrina) y mi hermano Benjamín en El Mirador más alto de Camino Real.

Acaba de pasar Navidad, pero los días previos a esta han sido muy intensos.

A pesar de las actividades, desde hace como una semana yo tenía ya una especie de esquema de lo que publicaría durante estos días en el blog para no tenerlo tan abandonado; sin embargo, dicen que Dios se rie mientras acá abajo hacemos planes y ha sido tanto el cansancio durante las últimas noches, que ni siquiera he podido contestar correos, porque el sueño me gana.

Tanto ajetreo en estos días, se debe a que el Sábado llegó a Cd. Juárez, familia proveniente de Morelia, Michoacán.

Creo que no fui la única a quien le desconcertó que después de algunos años, la familia de mi tío Benjamín (un hermano de mi papá que ya falleció hace 8 años), tomara la decisión de viajar tantos kilómetros para pasar la Navidad con nosotros.

Como antecedente puedo decir que no obstante que prácticamente no nos conocemos, porque vivimos muy lejos y eso impide que convivamos seguido; fue una sensación muy curiosa, estar días antes -y también ya en el aeropuerto- sintiendo esa emoción que se manifiesta en forma de nervios en la panza, por las ganas de que todo salga bien, y por ese sentimiento de alegría que te hace saber que es bien cierto eso que dicen que "los lazos de sangre llaman", a pesar de que sea alguien a quien ves por primera vez después de tanto tiempo.


Todos estos días -que para mi se han ido muy rápido- ha sido un aprendizaje muy padre ver como a pesar de las fricciones y diferencias que existen con la familia que vive aquí en Juárez, todos hemos hecho en mayor o menor medida, un gran esfuerzo para que Paty, Nayelí y mi tía Teresa se sientan a gusto con nosotros.

Esta Navidad ha sido distinta gracias a eso. El Domingo nos invitaron a todos una pastorela que organiza la familia de la esposa de mi primo Juan, mientras que mi hermano Benjamín y yo nos pusimos de acuerdo para llevar a la familia de Morelia a dar un rol para que conocieran un poquito algunos lugares y centros comerciales que hay en la ciudad.

Definitivamente lo mejor de todo ha sido la convivencia, conocer a través de ellos a los demás integrantes de la familia que nosotros jamás hemos visto y viven en Michoacán; así como pasar el tiempo contando anécdotas de veces anteriores cuando ellos han venido de vacaciones y también de tener muy presente a mi tío Benjamín, quien a pesar de que físicamente ya no esté con nosotros, ayer me di cuenta que todos coincidimos en que fue un gran padre y una gran persona.


En concreto, esta Navidad 2007 la voy a recordar siempre por eso, anoche la pasamos muy padre, todos reunidos en casa, y pues creo que a parte de emoción de tener "visita en casa", la nochebuena fue maravillosa porque cuando comenzó a hacerse tarde, mi celular comenzó a recibir mensajitos de texto de varios de mis amigos que estando también con su familia, se acordaron de mi en una fecha tan importante.

Respecto a la cuestión de los regalos, hace tiempo que no le doy mucha importancia a eso, pero hasta en eso, esta Navidad la voy a recordar siempre y me quedo con el detalle de un prendedor pequeñito de un trineo con unos renos que me regaló mi sobrina de 13 años, un "tigger" de peluche que me derritió el corazón y lo mejor de todo: la llamada que a pesar de la saturación de las líneas telefónicas y la diferencia de horario recibí desde Uruguay (¡gracias Vane!).

Mañana es el último día que la familia de Morelia estará con nosotros y otra vez ya se siente una sensación extraña de vacío en la panza. No se todavía si me toque llevarlas al aeropuerto -la verdad nunca me han gustado las despedidas-, pero independientemente de eso, esta Navidad ha sido muy distinta gracias a todo cuanto ha sucedido en los últimos días.

Aprovecho para desearles muy Feliz Navidad a todos, disfruten al máximo de la sensación de no tener que levantarse temprano y saber que pueden quedarse más tiempo disfrutando de una camita calientita que permite soñar cosas lindas; de toda la comida rica que se prepara (y también te regalan en cualquier casa que visites), de la convivencia con la familia y los amigos, porque a pesar del cansancio y las desveladas, los días de Diciembre aún no terminan y todavía hay muchas cosas para comentar y compartir.

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