La Historia del Corazón Azul...
... Y era el corazón más hermoso que había tenido entre sus manos. Josh lo terminó una tarde cuando el sol salió después de toda una mañana con lluvia, y se quedó largo rato con él entre las manos, contemplándolo.
Aquel era un hermoso corazón azul que había sido creado en La Fábrica de Los Corazones Rotos, un negocio que
llevaba abierto al público tantísimo tiempo, que nadie sabía definir muy bien a
ciencia cierta cuál era su antigüedad.
Todos le llamaban así a ese lugar, porque ahí, -tal como su nombre lo indicaba- corazones era lo que se fabricaba. Desde el exterior de la tienda y a través de dos enormes ventanales que parecían transparentes de lo reluciente y limpios que estaban siempre los cristales; podía verse de lado izquierdo, el aparador con todos los corazones de las más diversas formas, colores y materiales ya terminados; mientras que en el derecho, era perfectamente perceptible el mostrador desde el cual, el dependiente, quien era un hombre muy joven, trabajaba.
Su nombre era Joshua, pero todos lo llamaban Josh. El negocio era de su padre, pero Josh trabajaba con gran dedicación y entusiasmo atendiendo a la gente, y cuando estaba solo, totalmente concentrado en un pequeño cubículo, rodeado de herramientas, pinceles, extrañas piezas o engranajes de las más curiosas formas y de todos los tamaños, se le ocurrió un día, fabricar algo distinto y especial.
Así fue como Josh comenzó a trabajar en ese corazón azul. Al principio no tenía ese tono, comenzó cincelando la pieza y trabajaba en su fabricación en los ratos del día cuando no había casi clientes en La Fábrica de Los Corazones Rotos y él ya había terminado también con todos los encargos del día que su padre le había encomendado también.
Tal vez fue la pasión con la que trabajó en ese diseño propio, o quizá que cuando se concentraba en ese corazón él no tenía prisa; que al cabo de los meses, una pieza única y distinta fue tomando forma en sus manos.
El día que lo terminó estaba tan contento y satisfecho con su trabajo, mientras al mismo tiempo se preguntaba: ¿qué pensaría su padre si se lo mostrara?
Para bien o para mal el oficio de fabricar corazones lo aprendió siendo muy niño, viendo a su padre crear tantos y tantos corazones que luego de un tiempo volvían a ese negocio para ser reparados luego de haber recibido demasiado uso; pero este que ahora él había fabricado con sus propias manos era muy distinto, y por esa misma razón eligió pintarlo con un color diferente también.
Josh, era un hombre muy joven, con una mirada tan dulce, que hacía evidente la transparencia y la bondad con la que estaba impregnada su alma; y algo de eso se quedó adherido a ese hermoso corazón azul desde el momento en que con sus manos comenzó a darle forma.
Su padre era experto en designar cuál era el corazón perfecto para cada persona que llegaba buscando uno hasta esa tienda ubicada en la céntrica "calle del artesano"; pero ahora, era muy distinto; este corazón tenía toda la hechura de lo que ÉL era, y por lo mismo no podía ser para cualquier persona.
Josh lo guardó en una cajita de cartón muy fino, mientras decidía que haría con ese hermoso corazón azul. Él quería que fuera un regalo, pero al mismo tiempo tenía la convicción de que no cualquier persona lo iba a poder usar.
Durante los siguientes días Josh se olvidó un poco del asunto y se concentró de lleno en su trabajo, hasta que una mañana de Febrero, en que particularmente la tienda estaba abarrotada de gente, mientras acomodaba algunos corazones reparados, Josh escuchó a un hombre que le pedía a su padre un corazón con algunas características bastante especiales.
Josh no pudo evitar escuchar la conversación que ellos dos tenían. En el momento que su atención fue captada, su padre (el dueño de la fábrica) tenía sobre el mostrador de madera una gran variedad de corazones de todos los tamaños y las más distintas formas. A pesar de saber que su padre era el mejor artesano; aquel cliente le pedía con gran insistencia que fuera un corazón lo suficientemente fuerte.
Josh entendió lo que aquel hombre le pedía, y fue entonces cuando se atrevió a intervenir y con el permiso de su padre le mostró el hermoso corazón azul que con tanto amor, paciencia y esmero había fabricado.
En cuanto lo sacó de la caja, los profundos ojos de aquel hombre brillaron, y le dijo tanto a Josh, como a su padre, que eso era exactamente lo que él necesitaba.
Aquel corazón azul no sólo era hermoso, sino que además estaba lleno de magia... Más allá de haber sido fabricado con un material resistente, estaba revestido con la misma fortaleza espiritual que Josh impregnó en él, y eso era justo lo que aquel hombre le hacía tanta falta y tanta urgencia tenía de encontrar, ya que lo quería para alguien que él amaba tanto y con quien iba a permanecer por tan poco tiempo...
Esta historia la escuché entre sueños de madrugada... Lo último que recuerdo haber escuchado fue que Josh envolvió de nuevo con cuidado el corazón azul y resguardado otra vez en la cajita, lo puso en las manos de aquel hombre para que fuera un regalo... Yo me quedé dormida y ya no pude saber que más sucedió en esa historia; pero seguramente ese corazón fue a parar adentro del pecho de alguna persona muy especial...
Otra madrugada regreso para dentro del mundo imaginario poder conocer a Josh, además de visitar y ver que más hay dentro de La Fábrica de Los Corazones Rotos.
Para V.R.
Comments
¡Buenas Noches!
Este corazón por ser azul ya lo hace distinto, no sé si mejor que otros corazones pero si diferente, y además de haber inspirado esta historia también habla de que es un corazón afortunado por el regalo de estas palabras.