La vida sobre un escenario...
Vivir es como estar en un escenario... Imagina que estás ahí de pie, sientes sobre tu piel la calidez de las luces, la niebla que lo envuelve todo y produce esa atmósfera tan mágica y especial...
Está también el sonido tan peculiar del silencio... Ese que te hace experimentar una sensación tan extraña como inexplicable de nervios y que justo antecede a los minutos previos a que inicie la función.
No importa como te imagines... Si tu deseo es ser un actor o un cantante... Lo que cuenta es que estás ahí.
El telón se abre cada día y tú te colocas delante del micrófono... Todo lo que tú eres, tus virtudes, tus defectos, tus talentos y cualidades son lo que tienes para ofrecer al público, para representar el papel o llevar a cabo el espectáculo de la vida.
Cuando el telón se abre ves que más allá del escenario, el teatro o foro está repleto. Sabes también que han habido temporadas en que no has estado solo en el proscenio, pues han habido personajes importantes que te han acompañado y que han sido tan protagonistas como tú.
Hay días mágicos sobre el escenario en los que la gente que te rodea te hace sacar lo mejor de ti, para brindar tu mejor actuación y que al final de la función el público te ovacione de pie.
A veces tú quisieras que esas personas se quedaran contigo para siempre, pero la mayoría de las veces no te das cuenta que ellos son protagonistas de su propia historia y aunque comparten la misma escena, al mismo tiempo tú eres también personaje incidental en la obra de su vida.
Haz pasado ya tanto tiempo frente al público y las luces, que a veces puedes llegar a confundirte acerca de si todo lo que representas eres en verdad tú o es tan sólo la caracterización de un personaje... La verdad la llevas dentro, la conoces y podrías revelar si eres eso que todos ven o tan sólo un personaje de ficción.
La vida sobre un escenario es así... Representar cada día un personaje, pero el estar ensimismado en tu propia actuación no te permite ver más allá del área que los reflectores iluminan, y quizá por eso no te das cuenta que alrededor tuyo hay cientos de escenarios, y sobre ellos también existe alguien que protagoniza la historia de su propia vida.
Algunos realizan interpretaciones magistrales, llenas de encanto y magia, regalan tanto con tan sólo pararse sobre el escenario... Existen también quienes su vida es una eterna función llena de drama y tragedia (tal como sucede en la ópera), mientras hay otros que logran cierta flexibilidad y ligereza en el papel que les ha tocado interpretar.
Todos los días sales a escena y cada día de tu vida es una gran función... Estás tan acostumbrado ya al personaje que eres, pero tal como sucede en los ensayos, me encantaría pedirte que hoy te imaginaras ahí con el telón abierto y el micrófono encendido, las luces iluminando con toda su potencia, pero frente a un auditorio completamente vacío.
Estar ahí te permite desnudarte tal como lo has hecho miles de veces en el camerino, luego de que terminan los días de función. Mírate de pies a cabeza, tal como si contemplaras tu propío reflejo en alguno de los espejos del salón de danza... ¿Te gusta lo que ves?, ¿amas lo que eres y todo lo que representas?, ¿qué es lo que más quieres?, ¿como puedes hacer para convertirte en la mejor versión de ti mismo para poder escenificar la historia que quieres contar?
La vida sobre un escenario es eso... Todos los días representas algo... ¿cuáles son las herramientas que llevas en tu interior para poder regalar al público y dar así tu mejor actuación?.
Algún día el telón se cerrará y será tu última aparición en escena... ¿Cómo será el recuerdo que quieres dejar?
Cada día es una función distinta... No te olvides que sin importar que el guión sea diferente, el personaje principal siempre eres tú y tienes aún muchas funciones que protagonizar...
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