Un Vistazo a Las Páginas Sueltas del Pasado


Hace apenas algunos días, el blog cumplió 12 años de estar online. Como siempre pasa, cada que se completa un ciclo, es inevitable mirar hacia atrás o es como cuando en casa, buscando algún documento o cualquier otra cosa, sin quererlo te encuentras con el álbum familiar y te pones a hojearlo y revives momentos con personas y lugares que ya pasaron.

Algo así me sucedió hará cosa de alrededor de una semana, cuando pude encontrar el primer blog que tuve en el año 2004... ¡Uy imagínense! en ese entonces apenas acababan de salir las cuentas de correo electrónico de Gmail y sólo podías obtenerla si alguien te invitaba y pues ese fue el inicio del blog en blogger.com que por cuestiones técnicas luego tuve que cambiar a un servidor de España (Bitacoras.com) y ahí empezó esta aventura de Las Páginas Sueltas y de Colores, que en ese entonces se llamaba "El Espacio de Martha" porque aparte de que no se me ocurrió ningún otro nombre, en ese entonces eran simplemente transcripciones de mi diario personal y debo confesar que era bastante "azotada".

La verdad es que soy una persona totalmente distinta a quien era en esa época. Tantas cosas han pasado desde entonces, y conforme avanzó el tiempo empecé a investigar cosas que a mi me causaban curiosidad y a la par de los posts personales, comencé a hablar de cine y de la música que me gustaba, así como de los personajes que yo admiraba, así como a escribir mis sueños y las historias que de pronto imaginaba o se me ocurrían de la nada.

En esta etapa más reciente del blog ya no publico tanto ese tipo de cosas. Me encanta investigar y compartir lo que investigo, pero créanme que así el día tuviera 30 horas, no me alcanzaría para escribir todo lo que quiero... Simplemente hoy desperté con unas ideas muy padres, pero obvio, había que ir a trabajar.

No me estoy justificando, porque de verdad disfruto mucho escribir y por más que uno trabaje, siempre debe darse el tiempo para hacer lo que más disfruta, así que prometo retomar todo ese tipo de cosas, de hecho les estoy preparando tres regalos para celebrar con ustedes este nuevo aniversario. Mientras todo eso se cocina, hoy quiero compartirles algo de lo que rescaté del blog antiguo y que creo que fue un escrito inspirado en un sueño que tuve, y me encantó reelerlo, porque no lo recordaba ya y me hizo caer en la cuenta de cual es la esencia de este blog y el compromiso que yo tengo con cada una de las personas que vienen y me leen. 

El propósito de mi vida es ese: contar historias, y hoy he desempolvado esta que en este inicio de semana les quiero volver a regalar para reafirmar la promesa de que en este espacio siempre van a encontrar una historia que los haga soñar despiertos y despegarse de todo lo cotidiano para suspirar mientras jugamos todos juntos a imaginar.

Espero que disfruten este vistazo a una de las Páginas Sueltas del pasado.

¡Nos leemos pronto!

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Un Sueño de Libertad

Me considero una persona despistada, pero creo que dejé de serlo el día que lo vi por primera vez… Era uno de esos días que no son ordinarios, porque a pesar de que pasas por los mismos lugares de todos los días, no tienes la presión del tiempo sobre ti.

No sé si fue eso lo que me llevó a observar con mayor detenimiento todo lo que encontraba a mi paso y hasta ese punto del camino las cosas parecían tan normales como siempre, hasta el momento en el que al pasar por la enorme ferretería -esa que está ubicada en plena esquina de esa calle tan transitada-, vi salir a un hombre joven que con paso decidido caminó y abordó una motocicleta que lo esperaba estacionada debajo de la acera.

Bajo otras circunstancias, yo hubiera apresurado el paso para llegar a mi destino, pero el hecho de estar todavía a unos cuantos metros de esa ferretería me permitió observar el momento en que él apareció, y aún así darme todavía tiempo de presenciar como guardaba algunas cosas junto al montón de bultos que ya llevaba encima de la motocicleta, que a pesar de ser un modelo antiguo, se encontraba muy bien conservada.

A medida que pude acercarme más, me di cuenta que la moto era demasiado grande, con los manubrios demasiado largos para mi gusto. El hombre joven, se encontraba bastante concentrado acomodando algunos objetos, tenía un pie apoyado sobre la banqueta para equilibrar su peso sobre la motocicleta estacionada y apenas si me miró en el momento exacto en que pasé junto a él porque además de los objetos, estaba desdoblando y acomodando unos pocos billetes y monedas que traía revueltos junto a otras cosas dentro de las bolsas de su propio pantalón.

Eso se me hizo extraño, pero yo lo dejé atrás y seguí mi camino, no volví la vista atrás, pero me alejé comenzando a imprimir en mi mente su imagen un tanto desaliñada y el intenso color de sus ojos claros.

En eso estaba, cuando un chiflido a lo lejos (pero no lo suficiente para no darme cuenta que provenía del lugar por el que acababa de pasar) me devolvió de pronto a la realidad y apenas si tuve tiempo de reaccionar, cuando repentinamente fui rebasada por una motocicleta; en ella, iba el joven extraño que había visto apenas unos minutos antes, pero esta vez, además del montón de cosas que llevaba a bordo de la moto, lo acompañaba un enorme perro labrador.

Es extraño como puedes llegar a conocer tanto de una persona, aún cuando ni siquiera la conozcas o llegues a cruzar palabra alguna, pues en los siguientes días es evidente que seguí pasando por ese mismo camino (¿y como no hacerlo? si era el que a diario tenía que tomar para llegar a mi trabajo) y aunque había días y semanas en que lo veía y no lo veía, durante ese lapso lo pude conocer más que si hubiera sido él mismo quien me contara cosas acerca de su vida.

Aprendí por ejemplo, que él era el responsable de toda la bola de objetos y artículos raros que se encontraban a la venta en todos y cada uno de los establecimientos de esa avenida, y no se necesitaba ser muy inteligente para darse cuenta que la compra y venta de mercancías era parte de su actividad diaria para ganarse la vida, por esa razón su motocicleta se encontraba siempre llena de bultos y cosas también.

Coincidí con él durante muchas otras veces en varios de los negocios de esa calle unas veces yo iba saliendo y él llegaba con un morral de cuero lleno de objetos, en otras llegamos a cruzarnos a la entrada de la mercería y su actitud amable siempre era la misma, por lo regular me tocaba presenciar el momento en que una vez que terminaba sus transacciones de compra y venta, se subía a su moto, acomodaba sus cosas, guardaba el poco o mucho dinero que había ganado, encendía el motor de su motocicleta para luego lanzar un silbido para avisar a su “amigo labrador” –que aparecía en pocos minutos- que era momento de partir.

Recuerdo que en alguna ocasión, el dueño de la mercería confirmó muchas de las cosas que yo suponía acerca de su persona, pues sin que yo se lo preguntara, él me contó que el extraño de la moto era un comerciante viajero, que no tenía nada más que a su perro y las pocas pertenencias que cargaba sobre la moto, entre las cuales se encontraban una tienda de campaña y las cosas necesarias para establecerse en donde la noche lo encontrara.

Como yo bien lo había imaginado, él vivía de lo que daban sus ventas, pues iba de lugar en lugar ofreciendo sus objetos raros y era así como a lo largo de su vida había viajado por muchas ciudades y países, conociendo gente y recolectando además de objetos, experiencias y vivencias.

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Ese fue el sueño que tuve la madrugada del Lunes, para amanecer el Martes 1 de Febrero y que por falta de tiempo no había podido venir a contar aquí… Fue un poco extraño y por eso no quería olvidarlo, pues me imagino que no es tan descabellada mi idea y en algún lugar de este mundo debe existir alguna persona así.

Lo más curioso es que “el chavo de la moto” era un actor que me cae mal, pero me parece guapísimo, no soy su fan ni me agrada, sólo reconozco que es un hombre atractivo y hasta ahí.

Respecto a la historia que “me inventé” dentro del sueño, yo diría que no hay nada oculto, pues por lo regular cuando tengo sueños que en apariencia no tienen nada que ver con mi vida, yo misma tiendo a analizarlos y en este caso en particular llego a la conclusión que todos los elementos que visualicé dentro de ese espacio imaginario no son más que un reflejo o añoranza muy personal de la LIBERTAD que en cierta forma no he podido alcanzar.

Ya se que suena ilógico… Vivir en pleno Siglo XXI y sentirse esclavizado… Yo no tengo cadenas ni grilletes, no estoy presa, pero muchas circunstancias, personas y situaciones en mi vida provocan que en muchas ocasiones no me sienta completamente libre…

Creo que todos y cada uno de nosotros tenemos cosas que nos atan y esclavizan, pero también existen personas que muestran la otra cara de la moneda y son total y absolutamente libres… Yo en lo personal, admiro a esas personas y aunque el concepto de Libertad, puede variar de una persona a otra, el sentirte libre depende más de una actitud que de un estilo de vida.

Hasta ahorita, no he conocido a ninguna persona como el chavo de la moto, pero ojalá alguna vez yo también dentro de mi mundo real, y a pesar de que no tenga motocicleta, logre llegar ser un espíritu libre.

8-Febrero-2005.

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