De que va la vida...
Que te quiera mucho, a raudales, y que te lo demuestre todos los días del año.
Que te mire con amor cuando son tus peores días y te vuelves insoportable, e igual lo haga cuando acabas de arreglarte para salir.
Que se enamore de tu pelo despeinado o de tus bajones en esos días del mes...
Que te cuide con pequeños detalles y te haga reír a carcajadas cuando de verdad se lo propone y quiere que las dos estén bien.
Que te pida que le escribas un mensaje bonito (aunque no sea un 14 de febrero y un 27 de noviembre)... Porque le gusta que se lo leas y sobre todo descubrir en letras como se refleja en ti.
Que te llene de besos todos los miércoles por la tarde y te abrace todos los sábados por la mañana, pero, sobre todo, que te haga sentir que eres su prioridad todos los días de la semana y no te deje irte a dormir triste por cosas del pasado ninguna noche del mes.
Que te sorprenda como esta mañana e inventen mil planes compartidos juntas.
Que se invente el tiempo disponible para estar contigo, que le valgan cinco minutos afuera de tu trabajo sólo para verte un instante, o toda una vida en tu dormitorio.
Que dibuje un proyecto por cada excusa que pusieron otros y nunca se canse de impulsar tus sueños.
Que quieras mucho, tu también y encuentres un hogar en los brazos de quienes te acompañan.
Que aprendas que el amor es humilde, sano, confortable y eufórico, y que no hay nada más inexplicable que sentir que te va a estallar de ilusión el pecho.
Házme caso, que nunca te canses de querer, de querer a tus padres, a tus amigos, al trabajo de tus sueños, a tu fiel mascota, a tu pareja o a tu persona especial, sin etiquetas.
Que lo celebres hoy si te apetece, y mañana si lo quieres volver a hacer... Porque la vida hay que producirla y la felicidad radica en que inviertas un poco más de tiempo en ti.
Que nunca pierdas ni un ápice de amor por la vida. Sal a celebrarlo, da igual si se trata de ir a comer nachos con queso con una amiga, o a una cena con velas con tu pareja en un lugar distinto como hace una semana...
Da igual si es al cine o a patinar, a comer bombones o a exprimir todas las series posibles delante de la computadora y en pijama.
Que no tiene porqué ser París o Roma, que puede ser Madrid o la esquina derecha de tu cama.
Que lo único importante, óyeme bien, es que siempre te sientas querida, que nunca te canses de querer y más importante aún, que con ella o sin ella, jamás dejes de quererte a ti.
De eso va la felicidad. De amar en libertad todo lo que es parte de ti.
Gracias a ti por ayudarme a producirla y compartirla.
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