Bendición y Despedida


Bendigo mi vida y la tuya.
Bendigo la dicha de coincidir.
De vernos a través de la ternura y amor.

Bendigo mi reflejo en tu espejo, tú mi maestro.
Recuerdo los momentos que nos ganó el dolor y las heridas, en los que no supimos acompañarnos pero sí lastimarnos.

Todo el aprendizaje fue como ambos consciente e inconscientemente lo pedimos.
Agradezco tu existencia, aunque ya no vaya de la mano de la mía.

Gracias por verte en mí, por dejarme contribuir a tu crecimiento y tú aportar al mío.
Gracias por la complicidad para dejarnos ir.
Gracias porque identificamos heridas no reconocidas.
Gracias por recordarme lo que no me merezco y no deseo volver a permitir.
Gracias por haberme impulsado a este viaje de amor propio.

Gracias por haberte cruzado en mi camino y por todo lo que aprendí de ti.

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