Página Suelta de principios de Abril


6-Abril-2018

Tenía ya un buen ratillo de no venir al diario inédito a escribir... Hoy es madrugada de Viernes, muy lejos del amanecer del Sábado... Espacio de tiempo que disfruto tanto, tan sólo por el hecho de que es mi recompensa al final del día, tener tiempo para mi.

Es el cuarto mes del año ya... El tiempo ha pasado de manera impresionante, y hoy quiero atrapar en letras justo esta última parte del día en que pensé una vez más en ese alguien a quien imagino como parte de mi vida tantas noches; y aunque aparte de eso hay personas y situaciones del pasado que con mucha frecuencia me ensombrecen; el día de hoy, mientras estaba en el trabajo; de pronto recordé una canción que Liz, una gran amiga y antigua compañera de trabajo me comentó que Emmanuel, (el artista que la interpreta) la dedica para Dios.

Esa canción yo la conocía desde siempre; desde la época en que crecí escuchando música de todo tipo en casa de mi abuela, pero no obstante eso; el día en que mi amiga me contó eso, yo no lo sabía y desde entonces jamás la volví a escuchar igual y cobró un nuevo sentido para mi.

Pero volviendo al tiempo presente, lo lindo fue, que justo en este día me dio mucha fortaleza ... También hace un par de días atrás, escuchando en la radio como es el procedimiento para un trasplante de corazón; me quedé maravillada por el fabuloso funcionamiento de ese órgano tan vital para todo ser humano, y que estando sano, latiendo dentro del pecho de cada uno de nosotros, aún no hemos sido capaces de valorar la función que tiene dentro de nuestro cuerpo.

Estoy asombrada y con una fascinación tremenda debido a eso... Tal vez es algo no relevante para muchos, pero yo hoy quería compartirlo contigo, además de escribirte la canción que hoy me tranquilizó, hizo de lado a la tristeza y me llenó otra vez el corazón de fe.

No se donde estés en este momento, pero hoy ha sido un día más en que espero que que me lees, estés más cerca de lo que sueñas, o de que encuentres lo que desde siempre has estado buscando... Sonrío al imaginar eso, pues es entonces cuando me doy cuenta, que ni tú ni yo somos tan distintos y como todas las personas nos merecemos la oportunidad de ser felices.

En el umbral entre un día y otro, desde aquí te mando un abrazo; y mientras eso sucede cuídate. Te prometo cuidarme yo también.

Gracias por compartir conmigo este trocito de fe, que quise convidarte en letras.

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