Octubre.


Octubre me sorprendió, una vez más postergando escribir sobre los sueños... (Me refiero con eso de igual manera a los que llevo guardados en el corazón pendientes de realizarse, y también los que a veces me desconciertan y me hacen despertar a media madrugada).

Las Páginas Sueltas en esta etapa reciente han sido casi todas de color blanco; (pero no porque no tenga nada que decir o historias para contar), sino más bien porque me he dedicado por entero a vivir todo cuanto me sucede de modo muy intenso.

El verano hace rato ya que se ha despedido, pero tal parece que se resiste a irse del todo, por no dejar los recuerdos maravillosos de los días cálidos fuera de su maleta de mano... Es así, como uno a uno suceden los días tan iguales como distintos, matizados de calor y sol intenso; con prisa en el día y húmedas calles oscuras al final del día, que nos llevan a dormir con las piernas enredadas y el alma entrelazada (aún bajo las sábanas), en un intento por sacarle la vuelta al frío, que poco a poco se está empezando a instalar.

La felicidad, (al igual que todo lo que es humano), no es ni será nunca la mejor aliada de lo eterno, por eso, si me preguntaran: ¿Con qué me quedo de este tiempo presente?, diría que con esta facilidad  -todavía- de atrapar en letras todas esas pequeñas cosas cotidianas que se han convertido en mi mejor herramienta para tener paz en medio de todo lo que sucede a mi alrededor.

Si hurgaras en los cajones de mi alma, encontrarías mi block de notas electrónicas, que atrapan en palabras simples montones de charlas profundas (de esas que tanto me gustan), compartidas a la distancia con una gran amiga a quien la vida la ha puesto en un nivel interior muy similar o paralelo al mío.

Quizá, descubrirías alguno que otro trayecto de mi camino al trabajo, hablando con Dios con la voz del pensamiento, o programas de radio en los audífonos que me llevan a reflexionar o me provocan una risa espontánea, como espontáneos son también los momentos en que las almas más nuevas que hay en mi familia, me regalan la oportunidad de ser niña yo también otra vez.

Septiembre se evaporó como un suspiro... Sí, así como esos que sin querer logro atrapar de madrugada con la piel de mi oído adherida a tu pecho, justo un minuto antes de que emprendas el trayecto hacia el país de los sueños... Aunque sea sólo un instante, para mi es: a la par de materializar la felicidad verdadera, robarle también un trocito a la eternidad.

Tú ni siquiera lo sabes... Pero cuando ya te has marchado, dejando tan cerca de mi todo lo que físicamente eres, me siento la persona más afortunada de esta tierra, por todo lo que hasta ahora me das.

Es por eso que me he vuelto tan hermética con todo lo que amo y para mi es importante. Es mi manera de proteger todo lo que tú y yo tenemos de la gente que juzga y opina de lo que no sabe o ni siquiera ha conocido en su vida, tan sólo por joder.

Sé que tú lo entiendes y de alguna manera hasta el silencio en ese aspecto se ha vuelto parte de una complicidad hermosa; pienso también en que todo cuanto me sucedió en el camino (mucho antes de conocerte), era sin duda alguna una preparación para poder llegar a tu encuentro... Cada vez que caigo en la cuenta de eso, lo agradezco con el alma y en silencio le digo a Dios que tan sólo por el simple hecho de coincidir contigo entre millones de almas en un mismo tiempo, volvería sin dudarlo a pasar otra vez por todo y a llorar todo lo que tuve que llorar otra vez.

Es algo muy curioso, porque jamás me he sentido víctima... Hace mucho tiempo ya también que aprendí a no cargar con culpas o resentimientos que no son míos; y en ese proceso me di cuenta que a pesar de los errores, en su momento hice lo que pude... Tal vez no fue suficiente; o más aún: es probable que ni siquiera estuviera lista para lo que pedía... Por más que así lo haya creído, no era lo adecuado para mi, y estar consciente de que únicamente tengo el día que estoy viviendo y los instantes que comparto (y en los que tú, por convicción propia has decidido estar), son la raíz genuina de mi bienestar.

Es lo que me hace disfrutar cada sonrisa, cada respiración, cada beso o cada despedida, así como entregarme por entero a lo que esté haciendo en cada lugar donde a lo largo de cada hora del día  me toca estar.

Octubre es la antesala.. La recta final para cerrar un ciclo... He tenido ya una vida larga, pero al mismo tiempo siento que recién estoy empezando a ser yo, y mis metas están enfocadas no a cosas materiales, o al reconocimiento, sino a la búsqueda diaria de todo lo que encuentro en mi camino y que la intuición me dice que sirve, para que todos los días, cuando me miro al espejo, a la par de amar a esa mujer que soy físicamente y se refleja en el cristal; no pierda nunca de vista a quien está en su interior...

Eso me encanta, de verdad me tiene fascinada... Es similar a como cuando un niño pequeño descubre en sus primeros meses de vida sus manos y el movimiento de cada uno de sus dedos... Así me veo yo todos los días el alma, la veo reflejada también en la forma como tú me miras y me encanta la manera como me has ido acompañando también en todo este proceso... Tal vez el común de la gente no lo entienda; pero sé que habrá quienes sí, y por eso mi enorme deseo de escribir con tanta frecuencia sobre todo eso, porque soy feliz de verdad, porque siento que no le debo nada a nadie, porque los fantasmas de pasado (aunque siguen apareciendo); ya no me hieren y al contrario, los veo con amor y de corazón pido perdón y me arrepiento por el daño que en su momento yo también les causé; porque de alguna manera algo en mi interior me hace confiar que al hacer eso, va a llegar un punto en que todo ese aprendizaje doloroso se diluirá, y esos fantasmas encontrarán también el camino hacia su propia felicidad.

Eso es lo que hay en mi a nivel interior: Amor, estabilidad, pero sobre todo: una gran aceptación de todo lo que soy ahora.

Hablando a nivel material: quienes me leen con frecuencia saben que una de mis grandes pasiones es coleccionar fotografías antiguas (la mayoría de este lugar donde nací y he vivido toda mi vida); porque me encanta jugar a imaginar como era la gente en las imágenes de tiempo atrás (cuando yo todavía aún no existía); como era su vida, y hasta ir más allá e intentar adivinar como eran sus pensamientos y emociones acorde a como eran las circunstancias y su forma de vida en el tiempo cronológico que la fotografía se captó.

Esta foto que hoy tú ves aquí es eso... La imagen de mi ciudad en una tarde con lluvia, justo en esta etapa de mi vida, en que pienso y escribo sobre todo esto, en que me siento feliz y estable a pesar de los aspectos de mi vida que son tan inciertos o tan cambiantes como la vida misma; y que de alguna manera he aprendido a aislar por completo o de mantener al margen de todo lo que me hace sentir bien y contenta.

Yo no estoy en esa foto... Pero eso es lo que está sucediendo conmigo ahora; justo en un instante presente como el que ha quedado atrapado en esa foto de ese lugar tan emblemático de mi ciudad (y muy cerca de casa)... Y que si te confieso algo, es el mismo por el que hace varios años atrás ya, mis pasos me llevaron de modo inconsciente, una noche de fin de año llevando a cuestas una infinita tristeza que me hizo salir de casa, para no evidenciar en una noche de fiesta lo que de verdad sentía... Por fortuna, todo eso no existe más en mi interior.

La verdad no tengo idea de cuanto tiempo más será así; pero ya no me preocupa; porque es maravilloso llegar a una etapa en la que sé perfecto como soy, lo que no quiero, y hasta la aceptación de mis peores defectos, me ha dado una seguridad que no tuve ni cuando fui adolescente... La  simple certeza de todo eso, se refleja en cada cosa que vivo, con todas y cada una de las personas con las que me he relacionado desde el instante mismo en que llegué a este mundo, y también con quienes me he ido encontrando en el camino.

Eso es este día de octubre... Así son mis pensamientos y emociones en este punto cronológico de esa imagen... Una imagen en la que hoy yo he querido dejarte ver un poco más allá de lo que existe allá afuera; y también atraparlo en frases y palabras, para recordar este mes en particular y decir que hasta en los días en que no sucede nada extraordinario -en apariencia-, que no es mi cumpleaños, que no me gané nada; que obtuve ningún reconocimiento o éxito; todo cuanto tengo y no tengo ahora, es justo lo que necesito, y es lo que me hace darme cuenta cada vez que despierto, de que de verdad es una bendición poder existir.

Gracias por este mes y sobre todo, por los días que aún no he vivido... ¡Nos leemos pronto! 
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Foto: Estatua de Tin-Tan en la Zona Centro de Ciudad Juárez (al fondo la Catedral y la Capilla de La Misión).
Otoño-2018

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