Para las almas que no alcanzaron a nacer.
Este Lunes se conmemoró la vida de todos aquellos niños que no alcanzaron a nacer.
Me quedé pensando mucho al respecto, porque sé que es un tema muy doloroso para muchas personas; pero no obstante eso, recordé que en el libro: "Tiempo de Arcángeles" de Tania Karam, (y que es uno de los tantos que no he reseñado en el blog); hay un capítulo en particular que habla sobre ese tema y que en lo personal a mi me reconfortó mucho respecto a una situación en particular por la que atravesó mi familia y sobre la que nunca he escrito al respecto (al menos no de manera pública), por tratarse de una circunstancia dolorosa y muy personal.
Sin intentar de ninguna manera, minimizar la carga emocional y dolorosa que ese tema en particular tiene, hoy sólo puedo decir que a pesar de que hay cosas para las cuales no estamos preparados, todo tiene una razón de ser, y esos niños que por alguna razón no llegaron a nacer; para mi son ángeles que viene a darnos una lección enorme de gratitud y fe, y sólo por ese hecho tan simple, su misión, tiene un sentido.
Desde aquí un abrazo enorme para quienes estén atravesando por una situación como esta, y de corazón espero que estas letras que hoy comparto en particular, sean un bálsamo para su dolor y les reconforte el alma como en su momento me sucedió a mi.
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Experiencia con Arcángel Gabriel:
¿Estoy embarazada?
Estaba de vacaciones en casa de mis abuelos paternos, Don Julián y Lucila, en un pueblo pequeñito y amigable en el que pasé afortunadamente muchos años de mi niñez. Era la hermosa época de navidad y ¡que alegría!, la casa de la abuela se llenaba siempre de comida, galletas, nueces, de un ambiente familiar y de muy buenos amigos.
¡Nunca paraba gente de llegar y saludar! Así sin previo aviso, sólo entraban y llenaban la casa con su amor y su buena charla. Así ha sido la casa de mis abuelos siempre, a mi me parecía como si fuera el centro del pueblo por tan popular que parecía la casa de mis abuelos y de mis tías tan queridas por todos los que conozco, trayéndoles regalos y ¡más comida! como muestra de su amor.
El 24 de diciembre, después de la cena y la celebración navideña, me retiré al cuarto donde dormiría, yo me había estado sintiendo "muy rara" últimamente y sin saber la razón sólo pensé que se trataba de una indigestión o algo parecido que me causaba malestar. Sin mayor preocupación, me fui a dormir, me puse la pijama y sentada en la cama me dispuse a hacer mis oraciones como lo hago cada noche antes de acostarme.
De repente, al cerrar mis ojos para orar, ¡wow! ¡pum! ¡Ahí estaba frente a mi la carita de un niño víendome alegremente y claro, ¡mi reacción fue inmediata!, le pregunté: ¿Quién eres tú? Él, sonriendo, me contestó: "Tu hijo". ¿Cómo? ¿Entonces estoy embarazada? Le dije.
Él, sonriendo continuó: "Soy Jared" (¿Jared? incluso ante mi duda me mostró en mi mente como se escribía).
Yo abrí los ojos ante la gran sorpresa, intrigada por saber lo que significaba ese nombre. Después de deletrearlo rápidamente y sin dar mayor explicación, volví a cerrar mis ojos, y, sí... Ahí seguía él, Jared, sonriendo.
"Ok..." Dije. Me sentía realmente emocionada ante la sorpresa, ¡Y muy alegre y, por supuesto intrigada!, sin pensarlo mucho, le dije: ¡Siempre pensé que ibas a ser una niña!
Después de decir eso, él ya no contestó nada más... Nos quedamos en silencio, viéndonos y lejos de molestarse por mi comentario, solamente se rió mientras me veía de una forma traviesa. Nos miramos unos segundos más y él, con esa sonrisa juguetona y una seguridad difícil de explicar, simplemente desapareció.
Claro, él sonreía y guardó silencio porque sabía algo, que en ese momento yo no: él no llegaría a nacer, no llegaría yo a dar a luz a un niño o niña, sin embargo no era prudente que me lo comunicara en ese momento, sólo me dio la alegría de conocerlo y saber su nombre. Y así como llegó, de repente, se fue... Su carita sonriéndome se esfumó y sólo me dio el gusto de llegar a conocerlo de esa manera.
Asombrada pegué un brinco de la cama y dije: ¡Creo que estoy embarazada!. En dos segundos ya estaba pegada a un celular, por supuesto llena de curiosidad, quería saber ya que significaba el nombre "Jared" y, según Wikipedia, descubrí que es un nombre bíblico, en el libro del Génesis mencionan que era un patriarca, sexto en el linaje de las 10 generaciones entre Adán y Noé. Y que fue padre del profeta Elías, (el que luego se consideraría como arcángel Metatrón). Por lo que en resúmen, sería el padre del profeta Elías o de Metatrón.
Algo realmente sorprendente para mi fue que encontré en mi investigación que, de acuerdo con su etimología, Jared significa algo así como "el que desciende", como un enviado del cielo, porque en sus días simbólicamente se dice que "los ángeles del señor descendieron a la tierra".
¿Un ángel descendiendo a la tierra? ¿Así o más lindo? Realmente me dejó asombrada ver el significado del nombre y su relación con los ángeles, también con un profeta como lo era Elías, incluso con la mítica relación con arcángel Metatrón. Parecía un nombre muy bien escogido ¡para quien quiera que fuera a ser mi hijo!, para una mujer que habla de ángeles y arcángeles.
Sin duda, el mundo espiritual va siempre más adelantado que nosotros, siempre saben elegir mejor y con más certeza. Para quien está abierto a escuchar y darse cuenta de su grandeza, todos los días nos dan demostraciones que nos hacen sentir de nuevo humildes, ¡ni forma de pensar que yo lo hubiera hecho mejor! ¡Bendito seas Jared!
Días más tarde compré una prueba de embarazo para corroborarlo, y en efecto... ¡Me había enterado primero por mi hijo que por la tecnología! ¡El embarazo era cierto y me lo había dicho mi hijo no nacido! ¡Wow! Sólo que como ya te lo había compartido el 1° de enero 2012 "perdí" a ese bebé, sé que él sabía con esa mirada traviesa que no lo conocería como yo pensaba en ese momento, hoy sé que su alma es libre y que por más breve que parezca nuestro encuentro, fue hermoso y que nunca se pierde una vida por no estar encarnada. Él se presentó ante mi como un niño, no como un bebé, cumplió su misión y el amor nos mantiene unidos. ¡Nada se pierde ante los ojos de Dios".
"Tiempo de Arcángeles"
Tania Karam
Ed. Penguin Random House
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