Hoy Encontré a Tu Perro...



Hoy encontré a tu perro... Pero no... Él no fue adoptado por nadie. Por acá la mayoría de la gente ya tiene varios perros, y quien no tiene ninguno no quiere uno.

Yo sé que esperabas que él encontrara un buen hogar cuando lo dejaste acá, pero no, no lo encontró.

Cuando lo vi por primera vez, él estaba muy lejos de la casa más próxima, solo, asustado, con hambre, sed, flaco, sucio y rengueando por una herida que tenía en una de sus patas.
¡Como hubiese querido ser tú en el momento en que me paré frente a él!

Entonces podrías haber visto su cola moviéndose y sus ojos brillando al saltar en tus brazos, porque él sabía que tú lo ibas a encontrar, sabía que no lo olvidarías.

Si hubiera sido así podrías haber visto también en sus ojos el perdón por todo el sufrimiento y el dolor que había pasado en su interminable viaje en busca de su dueño.



Pero yo no era tú, y a pesar de mis intentos de convencerlo para que se acercara, los ojos de él veían a un completo extraño, una amenaza. Él no confiaba en mi, él no se acercaba. Entonces siguió su camino porque estaba seguro de que el camino lo llevaría a ti. 

Él no entendía por qué no lo estabas buscando. Sólo sabía que no estabas y que era preciso encontrarte. Eso era más importante que la comida, el agua o el desconocido que podía darle esas cosas.

Entendí que era inútil intentar convencerlo o seguirlo. ¡Ni su nombre sabía!

Fui a casa, llené un balde con agua, puse comida en una lata y volví al lugar donde lo había encontrado. No había ni señal de él, pero dejé el agua y la comida debajo de un árbol donde él había descansado al abrigo del sol.

Comprende: él no es sólo un perro salvaje. Al domesticarlo, lo privaste del instinto de supervivencia en la calle. Él sólo sabe que precisa caminar todo el día. No sabe que el sol, el calor y la calle pueden costarle la vida. Él sólo sabe que necesita encontrarte.

Esperé con la esperanza de que volviera para buscar abrigo bajo el árbol, de que el agua y la comida lo hicieran confiar en mi y así podría llevarlo a casa, curar la herida de su pata, darle un lugar fresco para echarse, ayudarlo a entender que tú no serías más parte de su vida, y luego ponerlo en adopción para buscarle una familia que lo ame.

Él no volvió aquella mañana... El agua y la comida permanecieron intactos... Me preocupé, tienes que saber que pocas personas tratarían de ayudar a tu perro. Algunas lo echarían, otras llamarían a la perrera, que le daría el destino que tú tal vez quisiste, lo liberarían de todo el sufrimiento que estuvo pasando.

 
Volví al mismo lugar antes del anochecer y no lo encontré. A la mañana siguiente volví y vi que el agua y la comida seguían exactamente igual...

¡Ahhhhh!... Si estuvieras acá para llamarlo por su nombre, con tu voz tan familiar...

Comencé a caminar en la dirección que él había seguido antes, pero sin mucha esperanza de encontrarlo. Tu perro estaba tan desesperado por encontrarte, que sería capaz de caminar muchos kilómetros en 24 horas.
 
Horas más tarde y a una buena distancia del lugar donde lo vi la primera vez... Finalmente encontré a tu perro.
 
La sed ya no lo atormentaba, su hambre había sido saciada, sus dolores habían pasado, la herida de la pata no lo torturaría más. Tu perro estaba muerto.

Me arrodillé a su lado y te maldije por no estar ahí antes, para que yo pudiera haber visto el brillo de aquellos ojos vacíos, sólo por un instante.

Pedí que su viaje lo hubiera llevado al lugar que él imaginó, el mismo que tú esperabas que encontrara. Si supieses todo lo que tuvo que pasar para al final llegar ahí...

Y sufrí... Sufrí mucho, porque sé que si él despertara ahora y si yo fuera tú, sus ojos brillarían al verte y movería su cola perdonándote por haberlo abandonado...
 

"La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter, de tal manera que se puede afirmar de seguro, que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona".
-Schopenhauer-

Comments

Sergio said…
Pobre perro, lo cuentas de tal manera que haces sentir la tristeza del perrito sin dueño.

Me hiciste recordar a una perra que recogí hace años atropellada, estuvo con nosotros por varios años, tuvo cuatro perritos que volaron muy pronto, ella la perrita “vodka” desapareció un día, nunca la volví a ver.

O a mi perro callejero de la niñez “sargento” jugábamos todos con él y un día amaneció muerto, en una campaña del municipio de exterminio de perros callejeros lo enveneno.

Un abrazo con amor

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