Casa en Construcción


Todos los días de camino al trabajo y muy cerca de donde vivo, me toca pasar por donde está una casa en construcción.

Al principio no reparé mucho en ella, pues era simplemente un terreno abandonado, pero conforme transcurrieron los meses, y pasando yo por ahí a la misma hora, poco a poco se fue haciendo perceptible la transformación de un espacio vacío a lo que era evidente fueron los primeros cimientos de una casa.

En una ciudad tan grande donde cada día se construyen miles de edificios y fraccionamientos, quizá lo que me llamó la atención de ese lugar fue ver como varias personas participaban de esa construcción. A partir de ahí me fijaba todos los días como iban avanzando, y comencé a preguntarme si la casa sería para una pareja o una familia completa ya con hijos, que quizá tendría la oportunidad de estrenar una casa propia por primera vez.

Hasta el momento en que escribo esto, sigo sin saber la respuesta a esas preguntas, pero de alguna manera, ver los avances y como ha ido quedando la construcción, me contagió el entusiasmo de esas personas que han invertido muchos días de los últimos meses en algo que será para ellos, algo que desean que sea duradero, un refugio, un lugar a donde llegar, y para poder lograr eso se necesita además del tiempo invertido y la paciencia, mucho entusiasmo, amor por lo que se está haciendo y dedicación... Sí, exactamente los mismos elementos que se requieren para lograr todas las cosas que valen la pena en esta vida.

La casa aún no está terminada... Sigo pasando por ahí y pienso tantas cosas: Pienso en el tiempo en que yo quise tener una casa nueva (y lo logré, aunque nunca la habité); y también en que la vida de cada uno de nosotros es así, como una casa en construcción. Cada uno la vamos armando a nuestra manera, con las herramientas que se tienen a la mano, y aunque algunos logran edificar algo grande, otros en contraposición lo hacen de manera austera y sencilla, quizá de manera rudimentaria, pero como en todas las cosas, lo importante es el contenido, lo que hay dentro de la casa, los objetos que vamos colocando dentro; y tan es así que no se si se han fijado cuando por ejemplo pasamos caminando por alguna colonia o fraccionamiento y hay una puerta o ventana abierta, que asoma al interior de una casa, los objetos o muebles que se perciben desde afuera, nos dicen mucho de como es el ambiente en esa casa y la vida de quienes la habitan.

Yendo todavía más hacia adentro... ¿Cómo sería yo si fuera una casa?... Es una pregunta muy amplia y quizá difícil de responder... Aunque haya quienes se perciban a si mismos como una casa en ruinas o resquebrajada, al igual que una casa en planeación o en sus primeros cimientos, siempre existe una posiblidad de restaurar, de derribar lo que está en desuso o inhabitable, para volver a cimentar el lugar que resguarda no sólo nuestra vida en común con nuestra familia, sino todo lo que somos más allá de todo lo material que poseemos.

Creo que ya falta poco, y me dará mucho gusto ver a quienes vivan en esa casa nueva, felices, empezando a escribir una historia nueva, mientras yo sigo a diario adelante en mi camino, pensando en todas las posibilidades de remodelar y restaurar lo que llevo por dentro, hasta que mi alma se convierta en un lugar -que aunque me gusta mucho como es ahora- todavía puede mejorar, hasta que logre transformarlo en un espacio donde no sólo yo encuentre un lugar en donde estar, sino al que se quiera llegar y permanecer al final del día.

Buen inicio de semana y gracias por las cosas que encuentro en el camino que me permiten reflexionar y compartir analogías.

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