La última noche


12:14 de la madrugada... A solas, escribiendo esta vez desde el "mundo real"... Casi siempre lo hago desde mi espacio imaginario... Ese de donde han salido tantas de las historias y sueños que han propiciado que me acompañen durante tanto tiempo aquí.

Cuando todo se queda en silencio y estoy sin más compañía que la de mis pensamientos, la esencia de mi misma, es ya una costumbre cuestionarme: ¿Cómo me siento? ¿Cómo estoy hoy por dentro? y la respuesta en este instante presente es: tranquila, en paz conmigo misma... Disfrutando de los últimos días libres, luego de muchas semanas de trabajo arduo, de dormir poco y esforzarme porque este fuera un mejor año.

No tengo idea de cómo terminaste tú, pero mi ciclo hoy cierra mucho mejor que otros anteriores... Me miro al espejo y me gusta lo que veo. Una mujer entrando en la madurez, pero que al mismo tiempo deja ver a la niña que habita dentro... Es ella quien me regala el asombro por las cosas nuevas y muchas de las historias mágicas que he compartido y aún tengo pendientes por plasmar aquí.

Esta es la última noche del 2017... Tal vez dentro de algunas horas el bullicio en casa propiciará que no haya mucho tiempo para escribir... Por eso, antes de que eso suceda, quiero sacar de mi alma todas las postales de momentos lindos o de todas las cosas buenas que pasaron a lo largo de estos últimos 12 meses.

Las despedidas de personas que fueron importantes, las ausencias de hace años y lo que implicó aprendizajes dolorosos no voy a esconderlo ni tampoco a guardarlo en un cajón para que nadie lo vea... Al contrario. Lo pongo sobre la mesa de mi escritorio en esta madrugada, porque si algo he aprendido es que ese tipo de cosas que duelen, pero de verdad te hacen madurar, dejan de ser tan abrumadoras cuando pasan algunos días y las expones a la luz del sol.

En mi cuerpo, en los últimos meses hubo cansancio, pero también he aprovechado al máximo todas las capacidades de mi condición física ¡Y eso me encanta!... Me siento satisfecha de mi existencia también porque este año hubo  muchas risas... Algunas provocadas por la gente talentosa que hace radio (Martha Debayle y Rebeca Mangas), por los amigos a la distancia: (Vero y Liz); así como personas maravillosas que sin conocerme siquiera, con tan sólo compartir sus experiencias de vida y lo que han aprendido en el camino, me brindaron muchísima paz (Gaby Pérez Islas y Tania Karam).

Si hablo de mis defectos, esos que para nada justifico, pero me vuelven más humana, diré que sigo teniendo miedos y recuerdos tan presentes, pero que ya no lastiman y he logrado que ya no me dominen... También que no siento remordimientos por haberme vuelto más egoísta y hermética con las cosas bonitas que me han pasado en este tiempo reciente... Fue lo que aprendí después de haber tenido una vez más el corazón roto... Y aunque sé que nada es eterno, ni tampoco duradero, sé que si lo compartiera con quien no forma parte de ese círculo reducido de personas que siempre están, las energías que no son bien intencionadas, sin duda propician que se evapore más rápidamente.... Pues a la gente le encanta opinar y juzgar.

Este año no escribí tanto como hubiera querido... Me faltó comentar tantas cosas, hablar de más películas, de los libros que leí, de lo mágico que fue volver al teatro (esta vez compartirlo con mi madre, a quien agradezco tanto tener a mi lado y disfrutar de una manera tan distinta a como cuando era niña)... Por la oportunidad de jugar como niña con mis sobrinos, de presenciar atardeceres y madrugadas insomnes que se convirtieron en letras... De tanta y tanta vida que ha ido desgastando un poco mi disfraz exterior, pero que me he hecho descubrir lo fascinante que es descubrir el alma que llevo por dentro. 

Algo que también agradezco y disfruté fue el amor y la compañía incondicional de mis mascotas (en especial de Joy)... Y por todos los sueños y planes aún no concretos... Porque pensarlos, hablarlos y sentirlos en tiempo presente es como conjurar para que se vuelvan realidades concretas... Eso me emociona, pero sé que también tengo que trabajar mucho para que lo que quiero vivir a finales del próximo año sea posible... Ojalá tenga vida suficiente para eso.

Hoy es la última noche y no quería dejar de escribir aunque sea para rememorar rápidamente todo, y agradecer por lo que no sé que sea y está por suceder.

Si hay tiempo, nos leemos mañana. ¡Buena Madrugada y gracias por esta última noche!... 17 años después del año 2000.

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