Condones de a peso...
¿Les ha pasado alguna vez que así de la nada y en un día normal se acuerdan de algo y les da risa?... A mi me sucede con bastante frecuencia y justo hace unos cuantos días atrás recordé una anécdota que me pareció perfecta para compartir en un viernes "light"...
Resulta que poco más de tres años atrás, yo trabajaba en un lugar en un segundo turno. Mi salida era después de la medianoche, en ese entonces yo no tenía auto y los viernes pasaban por mi. En el sitio donde yo trabajaba había transporte y para ahorrar tiempo y distancia, había veces en que yo tomaba el camión de la empresa y me bajaba en un Oxxo (que son unas tiendas de autoservicio que existen en México y operan las 24 horas), y pues como ya era un punto de encuentro mucho más cercano, hasta ahí llegaban más rápido por mi.
Por cuestión de horario de salida del trabajo y distancia, en algunas ocasiones me tocaba esperar entre 15 y 20 minutos, entonces, yo lo que hacía era comprarme algún refresco o un café (si hacía frío) y me sentaba a esperar tranquilamente en una pequeña bardita que bordeaba la entrada principal de esa sucursal.
Al ser un lugar público y de los pocos negocios abiertos a esa hora y en fin de semana, era evidente que siempre llegaba más gente a comprar mientras yo esperaba. Al ser ya de madrugada, la atención al cliente era a través de la ventanilla, por lo que me tocaba escuchar los pedidos que le hacían al empleado en turno.
Para ser sincera, era muy raro que me fijara en la gente, como me ponía a leer o me concentraba en estar comiendo algo, sólo escuchaba las voces y volteaba a ver sólo si las personas que llegaban me preguntaban si estaba cerrado o sucedía algún altercado con algún cliente molesto (ya que el chavo que atendía era bastante lento y había ocasiones en que se hacía "bolas" con los productos o con el cambio).
Así las cosas en poco más de 2 años... Nunca sucedió nada especial hasta una noche en que escuché una voz masculina que pedía condones.
Cliente Extraño: -¿Tienes Condones?-
Empleado del Oxxo: -Sí, ¿De qué marca los quiere?-
Cliente Extraño: -¿De qué precios tienes?
Empleado del Oxxo: -Hay de X, Y y Z...-
Cliente Extraño: -¿No tienes más baratos?-
Empleado del Oxxo: -No, eso es lo que cuestan-
Cliente Extraño: -¿No vendes de a uno nomás?
Empleado del Oxxo: -No señor, todos los paquetes vienen con 3 preservativos.-
Para ese punto de la conversación, yo que estaba en un lado de la puerta ya me estaba aguantando la risa, y por lo mismo fue inevitable que volteara con curiosidad para ver quien era la persona que estaba de pie en la ventanilla con semejante petición; entonces descubrí a un señor como de entre 50 ó 60 años, que sorprendentemente no estaba ebrio, ni tampoco se veía desaliñado, pero si desconcertado y reflexivo por la respuesta del empleado de ese establecimiento.
Cliente Extraño: -Oye, ¿Y no me puedes vender uno suelto? Es que nada más necesito uno...-
La verdad no sé como hice para evitar soltar una carcajada... Ya no escuché cuál fue la respuesta del chavo despachador, porque en ese instante llegaron por mi y no sé si lo que me causó más gracia fue su última pregunta o el simple hecho de imaginar que por razones obvias, sin importar la marca ni el precio, hay una razón de ser por la que todos los paquetes contienen más de un preservativo.
Estoy segura que me voy a ir al infierno por andarme burlando, pero de verdad fue muy gracioso presenciar eso, y ya cuando lo comenté con quien me reunía en ese punto a la par de imaginarnos toda una historia con final triste (porque el pobre hombre, esa noche se quedó nada más con "las ganas"), desde esa ocasión surgió una especie de broma o chiste local que consistía en que cada vez que por alguna razón pasábamos al Oxxo para comprar cualquier cosa, desde entonces surgió un recordatorio muy puntual:
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