Soraya: "Con Las Cuerdas Rotas"



Han pasado ya casi 4 meses desde que Soraya falleció… Parece mucho tiempo cuando se hace referencia a la velocidad con que transcurre el tiempo y parece tan poco, cuando se piensa en que era una mujer muy joven, muy hermosa, súper talentosa, llena de vida y la que (por más que se intente “hacerse a la idea”) de que su vida cumplió con un objetivo y terminó justo cuando Dios determinó que así fuera, para todos los que la admiramos y la tenemos presente a diario, es difícil entenderlo, porque sabemos que aún le faltaban muchas cosas por hacer.

A pesar de que ya no está físicamente, en todo este tiempo, no han dejado de surgir noticias sobre ella. Las dos compañías disqueras a las que perteneció han editado hasta la fecha 2 ó 3 discos que recopilan algunos de sus éxitos y que para los que somos fans y tenemos la discografía completa, son interesantes sólo por las fotos incluidas en los “booklets” (el librito que acompaña a los CD´s originales) y porque incluyen algunos de los videos de Soraya (que no son tan fáciles de conseguir); pero de todo el material póstumo que ha surgido, (más el que está por salir –incluídas las composiciones que realizó para otros cantantes-), quizá lo más valioso y lo que todos estamos esperando con “ansia loca” es el libro autobiográfico que se titula: “Con Las Cuerdas Rotas”.

Aún no se ha confirmado la fecha oficial para la salida de este libro, pero la semana pasada, a través de los chavos del foro oficial, me enteré que la revista “People” en español, publicó en la edición de Agosto un extracto del libro y por eso quise compartir la transcripción de esa nota en el blog, pensando también en aquellos fans que como yo no pudieron conseguir la revista.

A mi en lo personal, leer esto me puso “la carnita de gallina”, porque si ya desde siempre la había admirado como persona y como artista, entre más descubro detalles de Soraya, más la admiro y reafirmo que no me equivoqué al percibirla como una persona que a pesar de que en apariencia era tan normal como cualquier otra persona (con defectos y virtudes), logró darle un sentido a su vida a través de la música y más aún: convertirse en un ejemplo de vida para muchos de nosotros.

Aquí la nota de la revista “People” y espero que los haga reflexionar tanto como a mi.

Esperemos que el libro se edite en México y ojalá se publique antes de que termine este año.

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“SORAYA ADIOS”
Por: Armando Correa


La cantante colombiana, en un arranque de valentía, dejó antes de morir sus memorias, “Con Las Cuerdas Rotas”.
People en Español publica en exclusiva unos fragmentos.

Poco antes de morir y tal vez conciente de que el final se acercaba, la cantante colombiana dejó una carta a sus fans.
“Mi jornada hoy día no es fácil, pero quiero que sepan que su apoyo incondicional ha estado siempre en mi corazón”. Dictó con cierto pesar.

Por suerte, no sólo fue una carta lo que Soraya dejó. Junto con sus canciones, Soraya, de 37 años, pudo escribir “Con Las Cuerdas Rotas”, sus memorias, algunos de cuyos fragmentos les ofrecemos en exclusiva.

Su muerte, sorpresiva para muchos, fue el final de una batalla contra el cáncer de seno que le fue diagnosticado cuando sólo tenía 31 años.
Su madre, su abuela y una tía, también murieron de esa enfermedad.

Desde el primer momento Soraya hizo pública su batalla y se convirtió en un estandarte para las mujeres hispanas, así como una de las portavoces de la fundación de cáncer de seno Susan G. Komen.
Su objetivo, educar sobre la importancia de la detección temprana de este mal.

Así fueron sus últimos años. Mientras libraba su propia batalla, componía y cantaba, Soraya se fue apagando rodeada de sus familiares y amigos. Tres semanas antes de morir, por su casa en Miami, Fl. desfilaron los más cercanos y los que eran músicos cantaron para ella.

Un día soleado de primavera, al comienzo de la mañana, Soraya se despidió.
Eran las 8:15 am del 10 de Mayo. Su representante: Joyce Fleming, y su publicista, Róndine Alcalá, aclaran que el dolor estaba bajo control y que Soraya “estaba lúcida y despierta hasta el último momento” e insistió en “permanecer hasta el final a cargo de todas las decisiones”.

Esta fue una de ellas, dejar a su público sus memorias:

“Aunque estar viva se ha vuelto mucho más complicado, vivir se ha vuelto más simple en cada minuto. No es fácil organizar tu vida en torno a citas médicas, horarios de tratamientos, pruebas y efectos secundarios. No es fácil tratar de hallar la forma de hacer lo que quieres y debes hacer, por encima de las limitaciones que intentan retenerte.

No es fácil oír a tu médico decir que otro medicamento ha fallado para controlar el cáncer. Pero se ha vuelto fácil reír con un amigo, disfrutar de una comida deliciosa, bailar, tomarse de la mano, sentir el césped bajo los pies descalzos y caminar en él. Esos son los momentos más valiosos. Momentos para ser, simplemente ser. Esos intérvalos de tiempo se han convertido en lo que más atesoro.

Posibilidades, Esperanzas. Son las que hacen que esto sea llevadero y me permiten creer. Acaricio la posibilidad de poderme recuperar. Me regocijo con la posibilidad de que toda esa mezcla que hay en mi me haga evolucionar para ser una mejor persona de lo que era hace unos minutos.

Existe la posibilidad de que todo cuanto he vivido, lo hermoso y lo difícil, hayan sido bloques de construcción y que ninguna experiencia ni ningún momento de mi vida en este mundo hayan sido en vano. Y la esperanza. Bueno, ¿Qué queda cuando se termina la esperanza? Sin esperanza nada tiene un propósito. Incluso cuando se tiene una buena vida colmada de felicidad y realización, la esperanza es la que nos empuja para hacer que todo esto dure lo máximo posible.

La esperanza es la que nos hace continuar luego de haberse roto el equilibrio perfecto, permitiéndonos creer que quizá volveremos a reposar en él.

A medida que mi cuerpo se desgasta más y más, y que mis acciones requieren mayor revisión, mis pensamientos se vuelven más vivos y me parece entender todo mejor.
Cuanto más dolor físico enfrento, más debo adentrarme hacia mi misma para hallar la forma de manejarlo y no simplemente rendirme.

Al mismo tiempo, a medida que aumenta el número de mis actividades habituales que ya no puedo hacer, parece como si hallara otras igualmente agradables o incluso más satisfactorias. ¿Qué más da entonces si ya no puedo correr tres millas? Puedo nadar, puedo hacer estiramientos. Y si ya no puedo ir a un gimnasio a levantar pesas, puedo en cambio alzar a un bebé y sostenerlo en mis brazos.

Pero a veces es mucho lo que hay que soportar. Las lágrimas caen de mis ojos cansados porque el dolor dificulta hasta la respiración. Detesto la idea de tomar medicamentos para el dolor. Así que a veces soporto más de lo debido. A veces simplemente grito a todo pulmón. Grito, doy puñetazos y hago ruidos, como un eco de ira sin sentido que se agita en mi interior. Gruño hasta hallar alivio para este monstruo.

Lo que se siente es espectacular. Siempre he sido tranquila, y hallar esa voz que grita ha sido un verdadero progreso. Cada día encuentro la forma de liberarme más y más del molesto peso de mi cuerpo físico. Al mismo tiempo me aferro a mi propia alma, puesto que ella se ha convertido en mi única verdad.

Cuando estoy allí no siento restricciones. Es la liberación de todas las liberaciones.
¿Qué temor puedes albergar cuando has hallado tu camino hacia lo que será tu máximo estado?
Ahora estoy viviendo desde lo interno. No importan las opiniones de los demás. Mientras esté de acuerdo con mi voz interna, todo está bien. Ya no soy quien creí ser, pero diariamente estoy más cerca de ser la mujer que creo poder ser.

Tras haber sido una persona realizadora durante toda mi vida, he tenido que aprender y reaprender muchas cosas. La más importante es que la vida tiene sus propios planes y que depende de nosotros estar a tono con ellos.

Las metas y los logros son en su mayor parte creaciones artificiales inventadas para organizar nuestro tiempo y energía.

Vivir en aras de la vida misma es la máxima realización posible. No por eso soy ingenua. Por supuesto que sé que hay que ganar dinero, pero he visto una y otra vez que lo que irradies, esa energía, ese amor que proyectes, regresarán a ti. Te convertirás en la persona que crees poder ser, no en la que supones que deberías ser”.


-Soraya Lamilla-
People en Español
Edic. Agosto, 2006.

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