Remembranzas Fantasmagóricas (Parte VII).
El tiempo siguió su curso, pero a la exhibición intinerante de los vestidos y objetos del Siglo XIX todavía le quedaban varios días de vigencia dentro de las instalaciones del museo.
Como las prendas y objetos personales quedaban cargadas con la energía de las personas que en otra época los usaron, a partir de la medianoche, hasta alcanzar las primeras horas del amanecer siempre se delimitaba una delgada línea que dividía a la claridad de las sombras, y al mundo de los fantasmas del espacio de los vivos.... Pues era a través de cada uno de esos vestidos y objetos antiguos (que sobrevivieron gracias al trabajo de los restauradores de arte); como cada madrugada, cuando los pasillos y salas quedaban desiertas, el tiempo parecía dar marcha atrás hasta lograr situarse en otra época, para así contar una historia distinta.
Como las prendas y objetos personales quedaban cargadas con la energía de las personas que en otra época los usaron, a partir de la medianoche, hasta alcanzar las primeras horas del amanecer siempre se delimitaba una delgada línea que dividía a la claridad de las sombras, y al mundo de los fantasmas del espacio de los vivos.... Pues era a través de cada uno de esos vestidos y objetos antiguos (que sobrevivieron gracias al trabajo de los restauradores de arte); como cada madrugada, cuando los pasillos y salas quedaban desiertas, el tiempo parecía dar marcha atrás hasta lograr situarse en otra época, para así contar una historia distinta.
En el albor de aquellas primeras horas dentro del plano fantasmagórico, una vez más Margarita estaba sola en casa; sentada muy cerca de la ventana por la cual se filtraba el calor y la luminosidad características de un buen día.
A pesar de que su intención había sido aprovechar otra vez la ausencia de su madre para disfrutar al máximo de ese lapso de tiempo; no consiguió escribir nada, pues aquella mañana sus pensamientos los ocupaba en su totalidad su futura boda...
A pesar de que su intención había sido aprovechar otra vez la ausencia de su madre para disfrutar al máximo de ese lapso de tiempo; no consiguió escribir nada, pues aquella mañana sus pensamientos los ocupaba en su totalidad su futura boda...
Siempre que pensaba en eso, se sentía triste... Por un lado, sabía que su deber era obedecer a sus padres; pero en contraposición, una desesperante sensación de angustia crecía en su interior cada vez que veía que la fecha para anunciar su compromiso con Fernando de Iturrigaray estaba cada vez más cerca y ese matrimonio parecía ser el eje central en torno al cual todos creían, giraba su existencia.
Había veces en que se sentía mal consigo misma, al grado de casi convencerse de que por el simple hecho de tener ese tipo de pensamientos era una mala hija, ya que el vestido, las invitaciones, el banquete y todos los preparativos de la boda llegaron a representar algo que en lugar de disfrutar (como lo hubiera hecho cualquier otra mujer en su lugar), ella los sufría... Además de que también era tan agobiante tener centrada sobre su persona toda la atención del mundo, y aún así sentir que su opinión sería lo último que alguien tomaría en cuenta.
Era muy contradictorio, porque en ella estaba depositada la palabra y el honor de su familia; pero en su interior algo le gritaba que aquella situación era muy injusta y nadie más que ella tenía el derecho para decidir: ¿Qué hacer? o ¿Con quién pasar o no el resto de su vida?...
Había veces en que se sentía mal consigo misma, al grado de casi convencerse de que por el simple hecho de tener ese tipo de pensamientos era una mala hija, ya que el vestido, las invitaciones, el banquete y todos los preparativos de la boda llegaron a representar algo que en lugar de disfrutar (como lo hubiera hecho cualquier otra mujer en su lugar), ella los sufría... Además de que también era tan agobiante tener centrada sobre su persona toda la atención del mundo, y aún así sentir que su opinión sería lo último que alguien tomaría en cuenta.
Era muy contradictorio, porque en ella estaba depositada la palabra y el honor de su familia; pero en su interior algo le gritaba que aquella situación era muy injusta y nadie más que ella tenía el derecho para decidir: ¿Qué hacer? o ¿Con quién pasar o no el resto de su vida?...
En varias ocasiones, durante las pruebas para el vestido de novia en la casa de modas o en las reuniones con las hijas de las amigas de su madre para ensayar todo el ridículo protocolo del vals, la entrada a la iglesia y a la recepción de gala; Margarita sintió que estaba a punto de llegar a su límite y el día menos pensado sería incapaz de contener las ganas de salir corriendo para huir de ahí, no sin antes haberles gritado en la cara lo hipócritas y superficiales que eran todos.
Se sentía "perversa" de sólo imaginarlo (y por disfrutar tanto de ello), porque a pesar de las estrictas normas que una mujer de su clase debía seguir, Margarita desde siempre tuvo un concepto distinto del matrimonio y la vida en pareja.
Si bien era cierto que ella no tenía ninguna clase de experiencia en esos temas, (ya que a diferencia de otras chicas de su edad), desde siempre, su juventud y energía las enfocó -aún con sus limitantes- a todo aquello que le interesaba aprender y le hacía sentir que era una mejor persona; tampoco nunca ningún hombre fue capaz de llamarle la atención al grado de llegar a enamorarse...
Bueno, en realidad nunca vivió o sintió algo intenso por nadie, pero aún así, era una eterna romántica que creía ciegamente en que el amor era algo que llegaba a su tiempo y no se podía forzar.
A pesar de que su compromiso matrimonial fue pactado por sus padres desde su infancia, Margarita nunca se ocupó de eso hasta que lo vio como una realidad latente, y aunque en el fondo le hubiera gustado ser tan audaz como las heroínas de todas esas historias rosas, que se atrevían a desafiar a la sociedad de su época para arriesgarse a escapar con el verdadero amor de su vida; reconocía que esa idea era demasiado "cursi" y fantasiosa...
Más si tomaba en cuenta que sus circunstancias eran extremadamente "realistas", pues todos los hombres que conoció hasta entonces eran igual o peor de ególatras que las chicas del selecto "círculo social" en el que se desenvolvía.
Sobre eso último reflexionaba, y suspiró con un leve velo de tristeza, mientras su mirada seguía fija en la gente que transitaba por la calle de ese día soleado y frente al ventanal de su casa; cuando de pronto, un formal y educado saludo expresado a través de una voz grave y varonil interrumpió sus pensamientos y la devolvió de golpe a la realidad.
Todavía un tanto asustada por la repentina sorpresa, cuando volvió la vista hacia el interior de su casa, encontró que a escasos metros de distancia se encontraba Fernando de Iturrigaray; observando al igual que ella, a través del ventanal contiguo que asomaba hacia el extremo opuesto de la calle.
Su presencia le desconcertó por completo, ya que en aquella época, era considerado como una grave falta de respeto, el presentarse en una casa, sin haber confirmado antes la visita.
-"Sé que ha sido un atrevimiento de mi parte venir a buscarla sin haber avisado antes, pero me encontré con su madre unas cuadras más abajo y ella me comentó que podría pasar a visitarle sin ningún problema".-
Lo primero que cruzó por su mente en el instante en que Fernando le explicaba todo eso; fue que si algo odiaba en extremo y le parecía intolerable de él, era precisamente que fuera un tipo tan "acartonado" y falto de originalidad...
Mientras veía reflejada su propia imagen en el brillo peculiar de sus ojos color marrón, en el instante mismo en que Fernando depositaba un delicado beso sobre una de sus manos (como señal de respetuoso saludo); Margarita pensó en que no podía ser posible que tuviera tan mala suerte, pues justo en esa mañana, cuando se sentía tan intranquila y su ánimo dejaba mucho que desear gracias a la dichosa boda; él aparecía de la forma más inoportuna...
Todavía, pasados unos cuantos segundos del descubrimiento inicial, cuando él permanecía ahí, de pie frente a ella, con el rostro enmarcado por una encantadora sonrisa, sintió que lo odiaba aún más.
Para Fernando esa aversión hacia su persona no pasaba desapercibida, pero lo que Margarita ni siquiera imaginaba era que precisamente ese fue el motivo que esa mañana lo llevó hasta ahí.
-"La verdad no esperaba esta visita... Estoy sola en casa y no es bien visto que una "señorita decente" reciba a un hombre bajo esas circunstancias por muy su prometido que sea; pero supongo que si mi madre que tiene tanto respeto por la moralidad y las buenas costumbres, fue quien dió su consentimiento, yo no debo tener objeción alguna".-
Al tiempo que le decía esto, con actitud altiva se desplazó por el salón con la intención de abrir lo más rápido posible todas y cada una de las ventanas que asomaban a la calle.
Conocía bien a su madre, y si la intención de Doña Águeda al permitir esa visita, era que la gente murmurara haciendo más evidente la relación entre ellos (a pesar de que todavía no se anunciaba de manera formal); ella por lo menos mantendría su reputación a salvo, puesto que desde esa área de la casa, para la gente que transitara en el exterior, quedaría expuesta toda actividad durante el tiempo que Fernando decidiera permanecer de visita en su casa.
Por otro lado, esa frialdad disfrazada de cordialidad con la que lo trataba siempre, a pesar de que llegó a ser algo habitual para él, era hasta cierto grado incómoda, puesto que después de todo, a quién le gusta que lo traten mal ¿no?...
Para Fernando esa actitud por parte de Margarita, representaba algo que él nunca entendió y a la que nunca llegó a acostumbrarse... Por eso pensaba en que si estaba a punto de convertirla en su esposa, mínimo tenía que intentar esforzarse para que esa relación tan hostil entre ellos pudiera cambiar.
En las últimas semanas y a raíz de algunas anotaciones hechas de puño y letra de Margarita, (que casualmente él encontró en una hoja suelta dentro de uno de los libros que extrajo para matar el tiempo mientras esperaba en la oficina de su futuro suegro); Fernando fue como se dio cuenta de que su prometida -a diferencia de todas las mujeres que conoció hasta entonces- además de ser demasiado sencilla, era distinta...
Por esa razón su intención era buscar un punto neutral que le permitiera acabar de una vez por todas con esa animadversión hacia él, que cada vez era más evidente; y para que una vez superada esa barrera, la relación pudiera tomar otro giro.
No fue para nada agradable el tono de voz con el que Margarita, con toda la sinceridad del mundo le hizo saber que le molestaba en sobremanera que la tratara con tanta formalidad y le hablara de "Usted", siendo que a pesar de que dejaron de verse durante mucho tiempo, se conocían prácticamente desde la infancia y Fernando apenas si era mayor en edad por un par de años.
Aquel joven pasante de medicina no era para nada un hombre introvertido, y a pesar de que estaba consciente de que equivocó por completo la estrategia con Margarita y no tenía tampoco ni la menor idea de cómo franquear la barrera de su desdén; decidió llegar hasta su casa esa tarde, porque algo en su interior le dijo que lo mejor que podía hacer era hablarle con toda la honestidad posible.
-"Margarita, estoy consciente de que a diferencia de nuestras familias, la relación entre nosotros no ha sido del todo buena. Estamos a punto de casarnos y prácticamente no nos conocemos; por esa razón quise venir hoy y hablarlo, porque me gustaría que las cosas fueran diferentes".-
Ni en sus sueños más descabellados se hubiera imaginado que Fernando llegaría un día a decirle eso. Era lo más coherente que le escuchó decir en todo ese tiempo y también sintió que estaba siendo sincero.
Mientras él le concedía la razón acerca de que no debía tratarla con tanto formalismo; de que había hecho mal en dejar que sus familias decidieran todo -siendo que muchas decisiones únicamente les concernían a ellos definir- y sobre todo: el reconocer que el hecho de no haberla buscado antes para hablar fue un garrafal error de su parte; hizo que Margarita se diera cuenta que aquella era la oportunidad perfecta para decirle también todo lo que pensaba acerca de él...
Después de todo no fue tan mala suerte que Fernando decidiera aparecerse por su casa aquella mañana... (fue la idea que cruzó por la cabeza de Margarita), mientras que él por su parte, fue así como se enteró de que a diferencia de lo que creyó siempre, Margarita era una mujer muy inteligente con un criterio propio sobre muchas cuestiones.
Aquella charla que en un principio comenzó bajo una atmósfera hostil, poco a poco se fue transformando al grado de que una vez expresado el punto de vista que ambos tenían sobre todas las circunstancias y eventos que se estaban generando alrededor de ellos; los prejuicios desaparecieron y lo único que prevaleció al estar uno frente a otro, fue la esencia de lo que cada uno era en realidad.
Margarita por cortesía le preguntó por la futura residencia que ejercería una vez terminada su carrera de medicina en el extranjero, y por primera vez Fernando compartió con alguien su intención de posponer esa decisión porque era más grande su deseo de quedarse en México para continuar con los proyectos que en conjunto con sus ex-compañeros del *"Ateneo de La Juventud", lo entusiasmaban y lo hacían sentirse útil; pero obviamente esa decisión no sería para nada del agrado de su familia y él tenía que buscar la forma de informarle eso a su padre, antes de que otra cosa sucediera.
Su presencia le desconcertó por completo, ya que en aquella época, era considerado como una grave falta de respeto, el presentarse en una casa, sin haber confirmado antes la visita.
-"Sé que ha sido un atrevimiento de mi parte venir a buscarla sin haber avisado antes, pero me encontré con su madre unas cuadras más abajo y ella me comentó que podría pasar a visitarle sin ningún problema".-
Lo primero que cruzó por su mente en el instante en que Fernando le explicaba todo eso; fue que si algo odiaba en extremo y le parecía intolerable de él, era precisamente que fuera un tipo tan "acartonado" y falto de originalidad...
Mientras veía reflejada su propia imagen en el brillo peculiar de sus ojos color marrón, en el instante mismo en que Fernando depositaba un delicado beso sobre una de sus manos (como señal de respetuoso saludo); Margarita pensó en que no podía ser posible que tuviera tan mala suerte, pues justo en esa mañana, cuando se sentía tan intranquila y su ánimo dejaba mucho que desear gracias a la dichosa boda; él aparecía de la forma más inoportuna...
Todavía, pasados unos cuantos segundos del descubrimiento inicial, cuando él permanecía ahí, de pie frente a ella, con el rostro enmarcado por una encantadora sonrisa, sintió que lo odiaba aún más.
Para Fernando esa aversión hacia su persona no pasaba desapercibida, pero lo que Margarita ni siquiera imaginaba era que precisamente ese fue el motivo que esa mañana lo llevó hasta ahí.
-"La verdad no esperaba esta visita... Estoy sola en casa y no es bien visto que una "señorita decente" reciba a un hombre bajo esas circunstancias por muy su prometido que sea; pero supongo que si mi madre que tiene tanto respeto por la moralidad y las buenas costumbres, fue quien dió su consentimiento, yo no debo tener objeción alguna".-
Al tiempo que le decía esto, con actitud altiva se desplazó por el salón con la intención de abrir lo más rápido posible todas y cada una de las ventanas que asomaban a la calle.
Conocía bien a su madre, y si la intención de Doña Águeda al permitir esa visita, era que la gente murmurara haciendo más evidente la relación entre ellos (a pesar de que todavía no se anunciaba de manera formal); ella por lo menos mantendría su reputación a salvo, puesto que desde esa área de la casa, para la gente que transitara en el exterior, quedaría expuesta toda actividad durante el tiempo que Fernando decidiera permanecer de visita en su casa.
Por otro lado, esa frialdad disfrazada de cordialidad con la que lo trataba siempre, a pesar de que llegó a ser algo habitual para él, era hasta cierto grado incómoda, puesto que después de todo, a quién le gusta que lo traten mal ¿no?...
Para Fernando esa actitud por parte de Margarita, representaba algo que él nunca entendió y a la que nunca llegó a acostumbrarse... Por eso pensaba en que si estaba a punto de convertirla en su esposa, mínimo tenía que intentar esforzarse para que esa relación tan hostil entre ellos pudiera cambiar.
En las últimas semanas y a raíz de algunas anotaciones hechas de puño y letra de Margarita, (que casualmente él encontró en una hoja suelta dentro de uno de los libros que extrajo para matar el tiempo mientras esperaba en la oficina de su futuro suegro); Fernando fue como se dio cuenta de que su prometida -a diferencia de todas las mujeres que conoció hasta entonces- además de ser demasiado sencilla, era distinta...
Por esa razón su intención era buscar un punto neutral que le permitiera acabar de una vez por todas con esa animadversión hacia él, que cada vez era más evidente; y para que una vez superada esa barrera, la relación pudiera tomar otro giro.
No fue para nada agradable el tono de voz con el que Margarita, con toda la sinceridad del mundo le hizo saber que le molestaba en sobremanera que la tratara con tanta formalidad y le hablara de "Usted", siendo que a pesar de que dejaron de verse durante mucho tiempo, se conocían prácticamente desde la infancia y Fernando apenas si era mayor en edad por un par de años.
Aquel joven pasante de medicina no era para nada un hombre introvertido, y a pesar de que estaba consciente de que equivocó por completo la estrategia con Margarita y no tenía tampoco ni la menor idea de cómo franquear la barrera de su desdén; decidió llegar hasta su casa esa tarde, porque algo en su interior le dijo que lo mejor que podía hacer era hablarle con toda la honestidad posible.
-"Margarita, estoy consciente de que a diferencia de nuestras familias, la relación entre nosotros no ha sido del todo buena. Estamos a punto de casarnos y prácticamente no nos conocemos; por esa razón quise venir hoy y hablarlo, porque me gustaría que las cosas fueran diferentes".-
Ni en sus sueños más descabellados se hubiera imaginado que Fernando llegaría un día a decirle eso. Era lo más coherente que le escuchó decir en todo ese tiempo y también sintió que estaba siendo sincero.
Mientras él le concedía la razón acerca de que no debía tratarla con tanto formalismo; de que había hecho mal en dejar que sus familias decidieran todo -siendo que muchas decisiones únicamente les concernían a ellos definir- y sobre todo: el reconocer que el hecho de no haberla buscado antes para hablar fue un garrafal error de su parte; hizo que Margarita se diera cuenta que aquella era la oportunidad perfecta para decirle también todo lo que pensaba acerca de él...
Después de todo no fue tan mala suerte que Fernando decidiera aparecerse por su casa aquella mañana... (fue la idea que cruzó por la cabeza de Margarita), mientras que él por su parte, fue así como se enteró de que a diferencia de lo que creyó siempre, Margarita era una mujer muy inteligente con un criterio propio sobre muchas cuestiones.
Aquella charla que en un principio comenzó bajo una atmósfera hostil, poco a poco se fue transformando al grado de que una vez expresado el punto de vista que ambos tenían sobre todas las circunstancias y eventos que se estaban generando alrededor de ellos; los prejuicios desaparecieron y lo único que prevaleció al estar uno frente a otro, fue la esencia de lo que cada uno era en realidad.
Margarita por cortesía le preguntó por la futura residencia que ejercería una vez terminada su carrera de medicina en el extranjero, y por primera vez Fernando compartió con alguien su intención de posponer esa decisión porque era más grande su deseo de quedarse en México para continuar con los proyectos que en conjunto con sus ex-compañeros del *"Ateneo de La Juventud", lo entusiasmaban y lo hacían sentirse útil; pero obviamente esa decisión no sería para nada del agrado de su familia y él tenía que buscar la forma de informarle eso a su padre, antes de que otra cosa sucediera.
En el momento en que él hizo referencia a ese tema, Margarita notó que el tono de su voz cambió y el brillo de sus ojos se opacó por un momento. En el fondo ella entendía a la perfección lo que era estar obligado a hacer algo en contra de la voluntad propia, y cuando apenas se disponía a expresarle con toda sinceridad algunas palabras que lo confortaran respecto a eso, Fernando cambió de inmediato la conversación y retomando su habitual entusiasmo le propuso que al siguiente día lo acompañara al teatro.
Al parecer la siguiente noche, El Cinematógrafo: impresionante invento de Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos, quienes eran mejor conocidos como "Los Hermanos Alva", ofrecería una proyección de las diferentes cintas que filmaron en los últimos dos años y que duraban menos de 1 minuto.
Al parecer la siguiente noche, El Cinematógrafo: impresionante invento de Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos, quienes eran mejor conocidos como "Los Hermanos Alva", ofrecería una proyección de las diferentes cintas que filmaron en los últimos dos años y que duraban menos de 1 minuto.
A pesar de que Fernando (por el hecho de haber permanecido durante tanto tiempo en el extranjero estudiando), el cine no era algo que le impresionara; le pareció que era una buena idea "echar un vistazo" a lo que se estaba haciendo en su país con ese invento.
Margarita por su parte, escuchó hablar algo al respecto, y la invitación le pareció interesante, pues a pesar de que el cinematógrafo no era algo nuevo en esa época, viviendo ella en provincia y bajo la tutela de una familia tan conservadora y restrictiva, a pesar de su curiosidad nunca tuvo la oportunidad de admirar alguna proyección.
Sabía -por su eterno afán de mantenerse informada a través de los diarios- que ya desde algunos años antes, Gabriel Viere, representante de Los Hermanos Lumiere; así como el Ingeniero Salvador Toscano habían dado a conocer en México la proyección de imágenes en movimiento...
Sin embargo, el ofrecimiento de Fernando le pareció atractivo por el hecho de que era la oportunidad perfecta para averiguar a través de sus propios ojos, por qué razón ese invento estaba causando tanto revuelo y expectación entre la gente de todas las clases sociales, quienes veían a esa pequeña caja con lentes de aumento como algo mágico o una fábrica de ilusiones.
Margarita aceptó y Fernando no pudo disimular el entusiasmo que le produjo la sorpresiva respuesta. Quedó de pasar por ella la siguiente tarde, en punto de las 6. A pesar de que la proyección sería a las 7 y el teatro no quedaba muy lejos, consideraba que lo adecuado era aparecer en su casa con anticipación para pedir el consentimiento de los padres de Margarita para esa salida.
Con toda la formalidad del mundo volvió a posar sus labios sobre su mano, (esta vez en señal de despedida). Cuando se alejó y estaba a punto de atravesar el umbral de la puerta, Margarita sintió el repentino deseo de darle las gracias por la invitación y la visita; pero en realidad aquello fue sólo un pretexto para hacerlo volver, porque sentía que le faltaba decirle algo más.
-¡Fernando!... ¿Puedo pedirte algo?...-
-Porsupuesto Margarita...-
-No me lo tomes a mal, pero me gustaria pedirte que por favor ya no me envíes más orquideas...-
La primera expresión de Fernando después de escucharla fue de desconcierto, pero unos instantes después comenzó a reirse, provocando con ello que ahora fuera Margarita quien además de no entender esa reacción, se sintiera incómoda y además dudara en si había hecho mal en decirle, por ser su petición algo osada...
-Sé que piensas que es una grosería de mi parte, pero tú no lo sabes... Soy alérgica a las flores y creo que si dejas de enviarme, no sólo me evitarás a mi el suplicio de un ataque de estornudos, sino que dejarás de estar gastando tu dinero inútilmente y te ahorrarás también la molestia de tener que escribir siempre el mismo mensaje en cada una de las tarjetas con las que acompañas el envío...-
Sin dejar de sonreír, Fernando regresó hasta el punto de la sala donde Margarita se encontraba, y sin dejar de encontrar demasiado divertida su petición, le explicó con toda la paciencia del mundo, que la idea de enviarle "empaquetada" una flor de esa clase todos los días, había sido idea de su padre, quien en su lejana juventud fue la forma como conquistó a su madre.
Cuando el compromiso entre las familias Iturrigaray y Alcaraz se convirtió en todo un hecho, el padre de Fernando le sugirió que repitiera el detalle con ella y a él le pareció una buena idea; pero como entre sus clases en la universidad, las prácticas y todas las actividades con su grupo de amigos lo llevaban a disponer de poco tiempo; Fernando delegó esa función a su padre, quien a su vez la encomendó a su secretaria particular; una mujer con poco "sentido común", quien hacía las cosas en "automático" y evidentemente sin nada de romanticismo...
Fernando se disculpó entonces con ella, y le explicó que le causaba mucha gracia suponer que hasta ahora había recibido más de 100 tarjetas con la misma leyenda y firma...
Un detalle tan simple que ponía en evidencia una vez más a que extremo podían llegar las cosas, ya que había sido un tremendo error y descortesía de su parte no haber tenido la atención de buscarla y hablar con ella de algo tan importante que les concernía a los dos: su futuro...
Viéndolo desde esa perspectiva, para Margarita la percepción de esos regalos que tanto llegó a detestar cambió por completo. Después de la explicación de Fernando, ella también comenzó a reírse, y ninguno de los dos se percató de ello, pero el hielo se había roto por fin entre ellos, porque permanecieron más de 2 horas inmersos en aquella conversación.
Margarita por su parte, escuchó hablar algo al respecto, y la invitación le pareció interesante, pues a pesar de que el cinematógrafo no era algo nuevo en esa época, viviendo ella en provincia y bajo la tutela de una familia tan conservadora y restrictiva, a pesar de su curiosidad nunca tuvo la oportunidad de admirar alguna proyección.
Sabía -por su eterno afán de mantenerse informada a través de los diarios- que ya desde algunos años antes, Gabriel Viere, representante de Los Hermanos Lumiere; así como el Ingeniero Salvador Toscano habían dado a conocer en México la proyección de imágenes en movimiento...
Sin embargo, el ofrecimiento de Fernando le pareció atractivo por el hecho de que era la oportunidad perfecta para averiguar a través de sus propios ojos, por qué razón ese invento estaba causando tanto revuelo y expectación entre la gente de todas las clases sociales, quienes veían a esa pequeña caja con lentes de aumento como algo mágico o una fábrica de ilusiones.
Margarita aceptó y Fernando no pudo disimular el entusiasmo que le produjo la sorpresiva respuesta. Quedó de pasar por ella la siguiente tarde, en punto de las 6. A pesar de que la proyección sería a las 7 y el teatro no quedaba muy lejos, consideraba que lo adecuado era aparecer en su casa con anticipación para pedir el consentimiento de los padres de Margarita para esa salida.
Con toda la formalidad del mundo volvió a posar sus labios sobre su mano, (esta vez en señal de despedida). Cuando se alejó y estaba a punto de atravesar el umbral de la puerta, Margarita sintió el repentino deseo de darle las gracias por la invitación y la visita; pero en realidad aquello fue sólo un pretexto para hacerlo volver, porque sentía que le faltaba decirle algo más.
-¡Fernando!... ¿Puedo pedirte algo?...-
-Porsupuesto Margarita...-
-No me lo tomes a mal, pero me gustaria pedirte que por favor ya no me envíes más orquideas...-
La primera expresión de Fernando después de escucharla fue de desconcierto, pero unos instantes después comenzó a reirse, provocando con ello que ahora fuera Margarita quien además de no entender esa reacción, se sintiera incómoda y además dudara en si había hecho mal en decirle, por ser su petición algo osada...
-Sé que piensas que es una grosería de mi parte, pero tú no lo sabes... Soy alérgica a las flores y creo que si dejas de enviarme, no sólo me evitarás a mi el suplicio de un ataque de estornudos, sino que dejarás de estar gastando tu dinero inútilmente y te ahorrarás también la molestia de tener que escribir siempre el mismo mensaje en cada una de las tarjetas con las que acompañas el envío...-
Sin dejar de sonreír, Fernando regresó hasta el punto de la sala donde Margarita se encontraba, y sin dejar de encontrar demasiado divertida su petición, le explicó con toda la paciencia del mundo, que la idea de enviarle "empaquetada" una flor de esa clase todos los días, había sido idea de su padre, quien en su lejana juventud fue la forma como conquistó a su madre.
Cuando el compromiso entre las familias Iturrigaray y Alcaraz se convirtió en todo un hecho, el padre de Fernando le sugirió que repitiera el detalle con ella y a él le pareció una buena idea; pero como entre sus clases en la universidad, las prácticas y todas las actividades con su grupo de amigos lo llevaban a disponer de poco tiempo; Fernando delegó esa función a su padre, quien a su vez la encomendó a su secretaria particular; una mujer con poco "sentido común", quien hacía las cosas en "automático" y evidentemente sin nada de romanticismo...
Fernando se disculpó entonces con ella, y le explicó que le causaba mucha gracia suponer que hasta ahora había recibido más de 100 tarjetas con la misma leyenda y firma...
Un detalle tan simple que ponía en evidencia una vez más a que extremo podían llegar las cosas, ya que había sido un tremendo error y descortesía de su parte no haber tenido la atención de buscarla y hablar con ella de algo tan importante que les concernía a los dos: su futuro...
Viéndolo desde esa perspectiva, para Margarita la percepción de esos regalos que tanto llegó a detestar cambió por completo. Después de la explicación de Fernando, ella también comenzó a reírse, y ninguno de los dos se percató de ello, pero el hielo se había roto por fin entre ellos, porque permanecieron más de 2 horas inmersos en aquella conversación.
Cuando Fernando se alejó, antes de salir y desaparecer por la puerta principal, volteó a verla y con una gran sonrisa le prometió que a partir de entonces "No habrían más Orquideas"... Y a Margarita le causó todavía más gracia el intencional tono de exagerada formalidad con la que él lo afirmó...
Aquella noche, y ya estando de nuevo en su cama, arropada bajo el calor de las mantas (y con la habitación parcialmente iluminada por el reflejo de la luna), Margarita sin poder conciliar todavía el sueño, pensaba mucho en las palabras que su amiga Verónica le dijera en una de sus últimas conversaciones y en la que hacía referencia a que: "uno podía enamorarse de una persona que en nada correspondiera a las características o expectativas que debía tener el hombre ideal"...
Al parecer a Verónica eso era lo que le había sucedido con su difunto marido; y cada vez que Margarita la escuchaba hablar de él le causaba desconcierto tratar de imaginar que el amor podía ser algo que podía surgir con el trato diario...
Aquella noche, y ya estando de nuevo en su cama, arropada bajo el calor de las mantas (y con la habitación parcialmente iluminada por el reflejo de la luna), Margarita sin poder conciliar todavía el sueño, pensaba mucho en las palabras que su amiga Verónica le dijera en una de sus últimas conversaciones y en la que hacía referencia a que: "uno podía enamorarse de una persona que en nada correspondiera a las características o expectativas que debía tener el hombre ideal"...
Al parecer a Verónica eso era lo que le había sucedido con su difunto marido; y cada vez que Margarita la escuchaba hablar de él le causaba desconcierto tratar de imaginar que el amor podía ser algo que podía surgir con el trato diario...
Ella toda su vida creyó que se trataba de un sentimiento que surgía de modo espontáneo y se manifestaba cuando en el tiempo correcto, se cruzaban los caminos de dos personas que desde antes de nacer ya estaban predestinadas para permanecer juntas.
Al final del día, todo eso que su mejor amiga le platicó al respecto, resonaba con más fuerza en su cabeza, haciéndola dudar de todo lo que creyó y formó parte de sus convicciones hasta entonces; mientras que al mismo tiempo pensaba en que jamás se hubiera imaginado que Fernando, siendo un tipo que viajó tanto, que estaba a punto de convertirse en un brillante profesionista y en pocas palabras era un hombre "hecho y derecho", estuviera condenado -al igual que ella- a tener que hacer algo que iba en contra de sus sueños y su voluntad...
La verdad estaba sorprendida, pues muchas veces llegó a sentir que era la persona más desafortunada del planeta, porque solamente a ella le pasaba algo como eso, pero ahora se daba cuenta que no era así y al pensar en las circunstancias de su prometido, por primera vez el hecho de que fuera él quien ocupara parte de sus pensamientos no la intranquilizó...
Lo que es más, al hablarle él de sus planes a futuro, sintió curiosidad por conocer con exactitud lo que Fernando hacía para ese grupo conformado por jóvenes del que tanto había escuchado hablar, y hasta podría decirse que respecto al hecho de que sus decisiones a futuro, estuvieran influenciadas por su familia; propició que incluso llegara a sentirse identificada con él.
El último pensamiento que pasó por su cabeza antes de que sus ojos de un color café muy peculiar se cerraran vencidos por el sueño, fue que se sentía entusiasmada con la posibilidad de poder conocer a través de Fernando como funcionaba el cinematógrafo, (algo que por su propia voluntad y deseo nunca hubiera podido hacer)...
Agradeció a Dios por todas las cosas que últimamente le sucedían antes de volverse de espaldas hacia la ventana y acurrucarse entre la calidez de sus sábanas ya dispuesta a dormir...
Eran ya demasiados pensamientos y emociones para una sola noche; además en el instante en que ella se sumergió en la irrealidad de los sueños; la claridad del otro día estaba llegando ya, y por los pasillos del museo, el tiempo de los vivos, estaba por comenzar una vez más.
Al final del día, todo eso que su mejor amiga le platicó al respecto, resonaba con más fuerza en su cabeza, haciéndola dudar de todo lo que creyó y formó parte de sus convicciones hasta entonces; mientras que al mismo tiempo pensaba en que jamás se hubiera imaginado que Fernando, siendo un tipo que viajó tanto, que estaba a punto de convertirse en un brillante profesionista y en pocas palabras era un hombre "hecho y derecho", estuviera condenado -al igual que ella- a tener que hacer algo que iba en contra de sus sueños y su voluntad...
La verdad estaba sorprendida, pues muchas veces llegó a sentir que era la persona más desafortunada del planeta, porque solamente a ella le pasaba algo como eso, pero ahora se daba cuenta que no era así y al pensar en las circunstancias de su prometido, por primera vez el hecho de que fuera él quien ocupara parte de sus pensamientos no la intranquilizó...
Lo que es más, al hablarle él de sus planes a futuro, sintió curiosidad por conocer con exactitud lo que Fernando hacía para ese grupo conformado por jóvenes del que tanto había escuchado hablar, y hasta podría decirse que respecto al hecho de que sus decisiones a futuro, estuvieran influenciadas por su familia; propició que incluso llegara a sentirse identificada con él.
El último pensamiento que pasó por su cabeza antes de que sus ojos de un color café muy peculiar se cerraran vencidos por el sueño, fue que se sentía entusiasmada con la posibilidad de poder conocer a través de Fernando como funcionaba el cinematógrafo, (algo que por su propia voluntad y deseo nunca hubiera podido hacer)...
Agradeció a Dios por todas las cosas que últimamente le sucedían antes de volverse de espaldas hacia la ventana y acurrucarse entre la calidez de sus sábanas ya dispuesta a dormir...
Eran ya demasiados pensamientos y emociones para una sola noche; además en el instante en que ella se sumergió en la irrealidad de los sueños; la claridad del otro día estaba llegando ya, y por los pasillos del museo, el tiempo de los vivos, estaba por comenzar una vez más.
Continuará...
*Ateneo de La Juventud: Asociación civil que tenía como objetivo trabajar por la cultura y el arte, organizando reuniones, conferencias y debates públicos.
Al principio realizaban sesiones públicas cada 15 días donde se integraban pequeños círculos de lectura y reflexión, que luego se convirtieron en conferencias públicas que ese grupo aprovechó para atacar la ideología positivista y dominante.
En dichas conferencias dieron a conocer entre amplios sectores de la juventud intelectual mexicana, el pensamiento de autores como Nietzsche, Bergson, Boutroux y Croce (entre otros).
El Ateneo llegó a contar con más de 60 miembros, destacando entre ellos José Vasconcelos.
La actividad de esta asociación fue fundamental para que desde el terreno de la cultura, fuera posible cambiar las condiciones sociales en amplios sectores de la población mexicana.
Al principio realizaban sesiones públicas cada 15 días donde se integraban pequeños círculos de lectura y reflexión, que luego se convirtieron en conferencias públicas que ese grupo aprovechó para atacar la ideología positivista y dominante.
En dichas conferencias dieron a conocer entre amplios sectores de la juventud intelectual mexicana, el pensamiento de autores como Nietzsche, Bergson, Boutroux y Croce (entre otros).
El Ateneo llegó a contar con más de 60 miembros, destacando entre ellos José Vasconcelos.
La actividad de esta asociación fue fundamental para que desde el terreno de la cultura, fuera posible cambiar las condiciones sociales en amplios sectores de la población mexicana.
Comentarios
Continuará...
BESOS GRANDES!!!!!!!!
Espero tu comentario con ansia loca, eres la única que se está divirtiendo tanto con esta historia como yo.
SERHUMANA:
Pues apresurate a leer, porque esto todavía va para largo, la historia de Margarita y su super "amiguis" Verónica, esta dando para mucho, son ellas mismas las que me estan contando incluso a mi la historia....
La parte que sigue va a ser crucial... Asi que en cuanto tengas chance ponte al dia....
Ya en serio gracias por leer esta historia que empezo como un experimento y dio para mucho mas...
P.D: Ya hablas como chica "Juarisquilla".
BESOS GRANDES!!!!!!!!!!!
P.D.: En brevisimo me ponga al día con la historia fantasmagorica!!!!!!!!!!!!!!!
No sé que pasará con los protagonistas de estas remembranzas, antes me ponía a pensar y alucinar pero ahora sólo espero que me sorprendan cosa que lo logran siempre.
Gracias por esa imaginación infinita que tenés yo la disfruto muchísimo.
Te dejo muchos abrazos de oso!