¿Cómo estás por dentro?


Hace algún tiempo la pregunta: ¿Cómo estás por dentro? era un cuestionamiento muy especial y al mismo tiempo cotidiano entre una persona que fue muy importante en mi vida y yo. De hecho, esa fue una de las muchas cosas que me enseñó y que a diario compartíamos, por el simple hecho de que representaba un interés real por conocer el estado de la persona y un paso más allá de cuando alguien te pregunta en forma de saludo de cortesía: ¿Cómo estás?

Hoy al mediodía de camino a mi casa y entre tanta gente me acordé de eso... De hecho siempre, siempre algún detalle o circunstancia me recuerda a esa persona; y en este día fue esa pregunta, pero a diferencia de otras veces, no fue con nostalgia ni tristeza, esta vez fue distinto porque aunque ahí en medio de la calle, con tanta gente yendo y viniendo para todos lados, no tenía a quien hacerle esa pregunta; pero en ese instante y en silencio resonó desde mi alma, y entonces supe que era para mi.

Antes, en otro tiempo, tal vez no se me habría ocurrido, pero hoy si...

Y mientras respondía, pensé también en que tal vez eso sea bueno, encontrarte contigo mismo en el silencio, quizá como en esas veces cuando te encuentras en la calle a alguien que aprecias mucho (o lo amas) y hace mucho no habías visto y de verdad quieres saber cómo está y cómo le va.

Creo que de forma inconsciente, yo me hago a diario esta pregunta y me encanta descubrir que mi respuesta también es espontánea y llena de sinceridad. Mi vida no es perfecta, pero una de las muchas maneras que yo tengo para cuidarme y amarme a mi misma es dentro del espacio que a diario busco para estar a solas, sin nadie más que mi propia compañía, para escuchar la voz de los pensamientos que surjan en ese momento, que pueden ser buenos o en ocasiones no muy positivos o claros; pero ya con el simple hecho de prestarles atención y de alguna manera dejarlos fluir, simplemente ayuda a que ya no crezcan ni se alimenten de más.

Dicen que los demonios internos desaparecen cuando los tratas con amor y los expones a la luz, y pienso que hay algo de cierto en eso, pues a nivel personal me ha funcionado que cada vez que en mi interior surge de pronto algún sentimiento de tristeza o resentimiento, a la par de ya no reprimirlo, de manera simbólica se lo entrego a Dios y el simple hecho de mirarlo con ojos de amor o rezar por alguna persona, neutraliza cualquier carga negativa que pudiese tener.

Parecería que estoy hablando de algo totalmente distinto a lo que empecé a comentar al inicio del post; pero no es así... Va una cosa de la mano de la otra; pues en este día, caí en la cuenta de que desde hace tiempo, el haberme preocupado de manera genuina y amorosa por mi misma (como tantas veces lo he hecho por otras personas a mi cercanas), ha contribuido en gran manera para acrecentar mi paciencia y tolerancia hacia las cosas que no dependen de mi.

Cuando era reportera y me tocaba entrevistar a algún personaje importante, mi pregunta favorita siempre era: ¿Qué pensarías de ti mismo si fueras una persona distinta y un día te vieras tal y como eres en la calle? (Soraya fue una de las personas más sorprendidas con esta pregunta); y pues bueno, en este Miércoles de Septiembre, si la pregunta fuera de mi, para mi misma, no dudaría en responder que a pesar de todo lo que está a mi alrededor sin resolver POR DENTRO ESTOY BIEN.

En el noveno mes, y 15 años después de haber iniciado un nuevo siglo, ya no cargo más fantasmas del pasado... Si bien es cierto que tengo días buenos y malos, la nostalgia viene en ocasiones a visitarme, pero el presente y mi propia respiración, se encargan de presionarla para que se marche pronto, porque del modo más simple me recuerdan de manera constante que el tiempo que tendré en esta tierra, con todas mis fortalezas mentales y físicas intactas puede ser muy reducido y yo aún tengo mucho trabajo por hacer aquí.

¿Cómo estás hoy tú por dentro? Yo estoy bien y me siento contenta por estar sana, por tener un nuevo trabajo, por contar con gente valiosa a mi alrededor; por el amor que me hacen sentir mis mascotas; porque puedo escribir para que tú me leas; porque quiero aprender y vivir de modo intenso todo lo que me acontezca desde que despierto hasta que me duermo, cuando estoy rodeada o cuando estoy a solas; y porque tengo unas inmensas ganas de regalar todo lo bueno que yo pueda tener como persona (sin importar si es poco o mucho) a cada persona que se cruce en mi camino, más allá de si me conoce o no.

Espero que quien me enseñó a preguntar esto se encuentre bien y esté llena de luz en cada aspecto de su vida; y mientras deseo de todo corazón eso, pienso también en que le agradezco haberme dejado esa pregunta como parte de mi día a día, y también reflexiono en que el alma de cada persona puede ser similar a como es una alcancía; en la que a diario vamos depositando todo lo que sentimos y las reacciones relacionadas con los acontecimientos que nos pasan...

Quizá si intentamos tener esa analogía un poco más presente, puede cambiar la forma en como visualizamos el mundo en que vivimos... No es nada del otro mundo y tratar de estar bien uno primero y hacer de su bienestar la prioridad más grande, no es para nada egoísmo; puesto que independientemente de si estamos bien o mal, eso será algo que se refleje de alguna manera en el comportamiento y las reacciones que tenemos hacia los demás...

Espero que si hoy no estuviste bien por dentro, mañana si, que sea un día diferente; pues a pesar de que el mundo cada vez está más de cabeza y tantas cosas a nuestro alrededor aniquilan de alguna manera todo indicio de esperanza; la vida tampoco es puro sufrimiento y todos en absoluto tenemos siempre algo para agradecer.

Yo te agradezco por ejemplo que revivas mis letras y pensamientos a través de tus ojos, que me regales un instante de tu tiempo, que de alguna manera me estés acompañando en esta noche. Espero yo poder hacer lo mismo por ti.

Buena mitad de semana. Que descanses.

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