Clima emocional de diciembre...

Cuando trabajas todos los días (incluso los fines de semana), cuando sales antes de las 7 de la mañana y regresas entre 8 y 9 de la noche a casa, siempre hay un momento en que luego de terminar también los pendientes de la casa, ya después de darte un baño relajante, te sientas ya sin prisa, ves el capítulo de alguna serie, lees un libro, tonteas un poco en redes sociales o simplemente te metes a la cama con todos tus pensamientos, pendientes y recuerdos... 

Puede ser así, o quizá de manera diferente... Hay quienes no logran bajar las revoluciones, reducir la velocidad y pasan buena parte de la madrugada con el cerebro activo; pero el punto es que en esta parte que marca el final de un día, es justo el espacio en que el cuerpo físico pide a través del cansancio que nos detengamos un momento para analizar todo cuanto se hizo.

Algo similar pasa con este mes de diciembre... Yo siempre he dicho que desde septiembre comienza a delimitarse la recta final de un ciclo, pero estos 2 últimos años han sido tan vertiginosos, que apenas hoy, cuando ya faltan escasos 15 días para que termine el 2021, que yo, recién me tomo un instante para sentarme conmigo misma al final del día y poner sobre la mesa todas las cosas que le dan forma y sentido a mi clima emocional de diciembre.

Después de varias semanas y meses de trabajo intenso, hoy decidí escaparme para ir al cine y a comer. Sentía que ya lo merecía, porque disfruto mucho hacer ese tipo de cosas de forma inesperada y porque aunque desde que estaba en la universidad lo hacía, en los últimos 2 años he aprendido a disfrutar todavía más de mi propia compañía.

Hará un par de semanas más o menos, un Lunes por la mañana mientras esperaba el cambio de luz en una avenida por la que paso todos los días, el calorcito del sol que se absorbe a través de los cristales del auto (y lo vuelven calientito), me envolvió por completo, al grado de hacerme suspirar, porque en medio de esa atmósfera tan confortable, caí en la cuenta de que estoy muy cansada, pero viva.

No soy sólo yo y no se trata nada más de mi. Todos venimos de un 2019, 20 y 21 en el que las cosas han costado un esfuerzo mayor de lo habitual. Cada quien sabrá que batallas viene librando desde entonces, y yo no soy la excepción. Han habido días pesados con cansancio físico extremo o emocionalmente difíciles por las preocupaciones y errores del pasado; pero no me he detenido en ningún momento y lo más importante es que todos los días, antes de ir a dormir siempre ha habido algo lindo que agradecer.

No sé si a ustedes les pasa, pero hay veces en que siento que mi cuerpo físico no va a la misma velocidad de mi alma. Hay días en que estoy inmersa por completo en esta realidad que vivo (y que dicen es la 3era dimensión); mientras que hay otras que cuando viajo por las noches hacia el país de los sueños, es a través de estos que se me presentan cosas que me dejan reflexionando y en esencia de manera permanente en ese espacio, aunque mi cuerpo físico tenga que volver para cumplir con todas las responsabilidades por hacer.

Me gusta esa dualidad de ser y estar al mismo tiempo en espacios tan distintos... En el de las cosas materiales y también en el que todo lo que soy realmente se manifiesta y me hace vivir de manera tan intensa... Precisamente porque es ahí donde encuentro mi propio equilibrio, la inspiración que me trae siempre de vuelta hasta estas Páginas Sueltas y de Colores, que es el punto exacto donde mis ganas de aprender, la curiosidad y todo cuanto me llena el alma y muero de ganas por compartir se mantienen intactas a pesar del cansancio físico y las circunstancias adversas del día a día.

Desde finales del 2019 decidí estar sola y emprendí un viaje de reconocimiento... Sigo en esa travesía, no tengo idea de si eso será de manera permanente, pero me gusta lo que he descubierto en el camino... Tal vez fuera de lo laboral y los grandes avances que eso ha tenido, durante el 2021 no han sucedido cosas extraordinarias o fuera de lo normal, pero eso no significa que no esté agradecida porque mi familia sigue intacta, mis padres están conmigo; y aunque mi cuerpo esté invadido por el cansancio, sigue sano y eso es un motivo más para agradecer.

Quiero hablar del trabajo, de las pistas o señales que he recibido en sueños; de la gente que me parece interesante y de las preguntas que no se pueden hacer a cualquier persona en una charla común, pero todo a su tiempo, hoy la verdad estoy muy cansada, pero disfruté muchísimo este día, comí delicioso y para variar estoy de nuevo aquí.... Hacía muchísimo tiempo que no escribía, y así es hoy mi clima emocional de diciembre... Hace frío, pero los instantes calientitos dentro del auto con luz solar y también a oscuras y en pijama bajo las mantas son parte de este presente y de un ciclo que está por cerrarse y en el que el pronóstico parece indicar que todavía habrá otros motivos para expresar gratitud cuando llegue el final del día.

Nos leemos hasta entonces.

  

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