Volver a Tercer Año de Primaria...


La semana pasada, durante la madrugada del Miércoles, para amanecer el Jueves soñé que volvía a estar en Tercero de Primaria.
En esa época yo tendría unos 8 ó 9 años y era alumna de la maestra "Quika", una señora muy estricta a la que todo mundo le tenía miedo y que era conocida en toda la escuela porque castigaba a los alumnos incorregibles dándoles de reglazos en las palmas de las manos con un metro que ella tenía específicamente para ese fin.

Aunque han pasado muchos años me acuerdo súper bien de algunas de sus clases. La maestra "Quika", a pesar de que imponía a sus alumnos con su tono de voz (que la hacía parecer como si siempre estuviera muy enojada), era muy buena maestra. Supongo que la disciplina que ella establecía dentro del salón de clases, daba como resultado que los alumnos que cursaban el año con ella salieran bien preparados para el siguiente grado a cursar, o si le tocaba en el ciclo escolar hacerse cargo del grupo de primer año, además de las mamás, toda la escuela sabía que los niños, al concluir el período, saldrían ya sabiendo leer y escribir.

En la época en que yo fui su alumna, yo era una niña gordita, muy tímida. La verdad si le tenía miedo, y me ponía muy nerviosa cuando me pasaba al pizarrón o me preguntaba algo (sobre todo si era algo que yo no sabía, pues desde pequeña siempre le tuve "idea" a las matemáticas) y las contadas ocasiones que a mi me llegó a regañar fue únicamente porque siempre fui muy "Platicona" (como ella misma decía) en clase.

Por lo que he contado hasta aquí, seguramente se estarán imaginando que físicamente la maestra Quika tenía facha de "generala", pero no. Era una mujer gordita, no muy alta, de tez morena, -que no se porque sólo recuerdo sus atuendos de invierno- pero siempre vestía una especie de chal o poncho de tela más delgada en colores fuertes como rojo, gris o azul, y que en ocasiones usaba también turbantes.

La escuela primaria donde yo cursé los 6 años de educación básica, queda muy cerca de mi casa, y siempre que paso por ahí (que no es muy seguido), lo primero que viene a mi mente es el salón de clases de tercer año y obviamente la imagen de la maestra Quika, a la cual, a pesar de tenerle yo miedo, siempre me sentaba en las bancas del frente, muy cerca de su escritorio.

Ella fue una de las pocas personas que me llamaba siempre por mi segundo nombre: Beatriz; y aunque nunca me ha gustado que me llamen así, me acuerdo súper bien como sonaba en su imperativo y autoritario tono de voz (al cual llegué a acostumbrarme y debo confesar que no me desagradaba que ella me llamara así).

Todo mundo la veía como "El Ogro de la Escuela", pero creo que en el fondo me llegó a tener aprecio. En esa época no caí en la cuenta de eso, pero ella lo demostró en una ocasión que sucedió un incidente bastante desagradable para mi, en el que jugando con una compañera de clase que se llamaba Gloria, yo la jalé de un brazo para convencerla de que me acompañara a jugar en el pasamanos que estaba instalado al fondo del patio de la escuela, en una zona llena de arena y eso provocó que se le cayera una peineta que traía en el cabello. Entre ambas la buscamos, pero no apareció. Ella dijo que no había problema y nos fuimos a seguir jugando.

El incidente parecía que no pasaría a mayores, pero a la hora de salida, quien sabe que cosa le contó Gloria a su mamá para justificar la ausencia de la peineta y la señora fue y me puso "como palo de gallina" y me acusó de haberle robado la famosa peineta a su niña. Sin saber defenderme y avergonzada porque la señora se lució delante de toda la escuela, yo lo único que hice fue llegar a mi casa llorando y no contarle nada a mi mamá de lo que había sucedido, hasta un buen rato después de haber repetido muchas veces: "No tengo nada", cada vez que ella me preguntaba: ¿Qué te pasó?.

... Ahora que lo pienso, es muy curioso, pero en la actualidad, las veces que he tenido alguna bronca o algo me ha hecho llorar, mi reacción ante mi madre sigue siendo la misma... Pero bueno, volviendo al tema, como era de esperarse, al siguiente día mi mamá fue a la escuela con toda la intención de armar un escándalo mundial, pero la maestra Quika –que para estas alturas ya estaba enterada del asunto- habló con mi mamá y le dijo: "No se preocupe señora, de la mamá de Gloria me hago cargo yo".

No recuerdo si fue a la hora del recreo (cuando muchas de las mamás aprovechan para regresar a llevarle lonche a sus niños) o a la hora de la salida; pero el caso es que la maestra Quika cumplió su promesa y fue ella quien se puso como "lazo de cochino" a la mamá de Gloria.

La mandó llamar al salón mientras todos estábamos fuera, no se alcanzaba a escuchar lo que decían, pero debió haber estado grueso lo que le dijo, porque la señora, aparte de que no dijo ni pío, nada más bajaba la cabeza y se ponía de mil colores.

Mucho tiempo después mi madre me dijo que la maestra le había comentado que la maestra dijo: "Yo le puedo asegurar que Beatriz no es una ladrona".

Hoy cuando desperté en la mañana, fue muy curioso caer en la cuenta que ese incidente lo había olvidado por completo y salió a relucir a raíz de haber tenido ese sueño y sólo hasta ahora que han pasado poco más de 20 años, me doy cuenta de que la maestra llegó a conocerme a tal grado que sin dudarlo metió las manos al fuego para defenderme.

Unos años después que yo salí de la primaria, la maestra Quika se jubiló y nunca más volví a verla ni a saber de ella. En alguna ocasión cuando le preguntamos por ella a alguien conocido que vivía por la escuela, esa persona nos comentó que ya había fallecido… La verdad yo espero que no.

Su nombre real era Francisca Bañuelos, y si en la actualidad estuviera viva, me gustaría alguna vez poder volver a verla y agradecerle lo que su disciplina en clase contribuyo a mi formación (yo creo que las bases de lo que ahora tanto me sirve en mi trabajo de redacción en la revista y como aprendiz de escritora se cimentaron ahí en su salón de clases).

Es una sensación extraña, pero hoy he estado acordándome durante todo el día de ella e incluso de esas ocasiones en que alguna ocurrencia de alguno de sus alumnos la hacía reír... En ese tiempo nosotros la veíamos como una persona imponente, incapaz de mostrar sus sentimientos, pero ahora con los años entiendo, que simplemente era una mujer que asumía con toda la responsabilidad la misión que tenía de educar.

Respecto a la interpretación del sueño... Es curioso, porque bueno, los que leen seguido mi blog saben que para mi soñar con la escuela es algo recurrente, sin embargo nunca me había tocado volver a tercer año de primaria.

En el camino al trabajo venía pensando en que en este momento de mi vida estoy buscando muchas respuestas, y a veces dicen que para reencontrarse con uno mismo, hay que volver a lo básico a los inicios, pero no, definitivamente no siento que tenga yo esa necesidad de sentir o experimentar el volver a ser la niña de esa época; puesto que eran otros tiempos que definitivamente contribuyeron a convertirme en lo que ahora soy y aunque hasta la fecha nunca me he "robado nada"... jajaja... ya en serio, conservo todavía mucho de esa niña y siento que fui muy afortunada porque tuve a mis papás conmigo todo el tiempo y ellos en la medida de sus posibilidades hicieron de mi infancia algo feliz.

Si en la actualidad existieran más maestras como la mia, probablemente las cosas serían diferentes... (¿Se imaginan? si a punta de reglazos la maestra hacía que aprendiéramos, ahora si hubiera existido el internet en la época en que ella era maestra, ¡habría formado puros genios!!!).

...Aunque bueno, si la maestra Quika hubiera sido maestra en la época actual, ya la habrían demandado algunos padres y posiblemente hasta "El botiquín" habría ido a parar...

Así que pensándolo bien que bueno que no le tocó ser maestra en estos tiempos (aunque hubiera sido una buena oportunidad para ahora ser yo, quien metiera las manos al fuego por ella)...

¡Pero en fin!... Esto ya es demasiado "divagar" y la única intención que yo tenía al escribir acerca de esto era no olvidar el sueño ¿y por qué no? agradecerle –donde quiera que esté- el granito de arena que ella aportó con su trabajo y contribuyó en gran medida a mi formación.

Una foto viejita y raspada de cuando yo tenía 9 años.

Comentarios

Anónimo dijo…
Yo tuve 2 maestras asi y creo que son las que recuerdo con mas cariño ahora que ha pasado tanto tiempo, curioso como se da uno cuenta de que todos los regaños y la disciplina extrema era por nuestro bien.

Muchas felicidades por tus 3 años de bloggear, yo hace poco que di con tu blog y me ha gustado bastante :)

Abrazos
Que chistoso, acabo de señor con mis compañeros de la secundaria :)

Saluditos!!!!
Bery dijo…
Ay qué padre foto!!! y que buenos recuerdos!! por ahí tengo yo una de cuando estaba en segundo de primaria pero esa foto es de dar verguenza, salí horrible y luego para el colmo con calcetines rojos y huaraches... ay mi mamá, mi mamá!!!

Saludos!

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