Otra probadita de "No La Vi Venir".


Comparto el inicio del reciente libro que escribí. Comienza con esta historia… deseo te animes a leerlo. Se llama ¡No la vi venir! Y ella… no la vio venir, la vida la tomó por sorpresa. Todo sucede en el trayecto de una carretera, cuando él dice:

- Te aviso que ya me voy.

- ¿A dónde?

- Ya me voy.

- ¿Cómo? No te entiendo, ¿a dónde vas?

- Ya me voy, ya no te quiero.

Guardó silencio, no entendía lo que escuchaba. Las curvas de la carretera empezaron a marearla más, deseaba regresar el tiempo y convertir los sinsabores que existen en cualquier relación en oportunidades superadas. Aquellas palabras, “ya no te quiero”, sonaban determinantes, retumbaban en su mente, en su inteligencia, en sus ganas de permanecer juntos, en sus buenos deseos de construir una familia. Ahora parecía demasiado tarde.

No entendía bien cuándo fue, cómo fue, pero empezaba a sentir abandono, rechazo, miedo, frustración, ganas de gritar y bajarse del coche, de correr y correr para no enfrentar ese rompimiento brutal e inesperado. Apretó las manos, brotaron lágrimas de sus ojos. Miró por la ventana, afuera todo parecía tener movimiento, pero ella permanecía en silencio.

¿Qué palabras podrían seguir después de ese “ya me voy, ya no te quiero”? ¿Agradecimiento por la honestidad?, ¿enojo por la forma?, ¿reclamo por la inconformidad?, ¿miedo por el abandono?, ¿un grito de “estás loco”?… Qué más daba, las palabras “ya no te quiero” habían salido de su boca sin mesura, sin control, sin cuidado de no lastimar lo mucho o poco valioso que aparentemente quedaba entre ellos. Su forma era contundente, hasta cruel, pero ¿era lo que sentía?… Borrar lo dicho era imposible.

En su mente entonó una canción que le recordaba las noches en que su mamá la calmaba para conciliar el sueño; se sentía igual que entonces: muy vulnerable, desprotegida, inmersa en un sueño, como en una pesadilla de la cual ya no despiertas.

- ¿Por qué? —preguntó con miedo.

- Algo se rompió hace tiempo y ya no te quiero.

De nuevo, la frialdad de sus palabras avivaba la vulnerabilidad. La sinceridad con la que parecía expresarse era contundente.

- ¿Cuándo fue?

- No lo sé, hace tiempo, quizás hace mucho.

- ¿Hay alguien más?

- No, el hecho de ya no quererte no tiene que ver con alguien más.

- Menos mal…

¿Menos mal? No. Buscaba motivos para poder aferrarse a algo, a alguien, para justificar lo que venía por delante. Ella sabía que para los dos no había sido fácil. Muchas discusiones, mucho desgaste, violencia… pero la terapeuta dijo que si querían lo podían lograr. Que el compromiso y la responsabilidad suplen en ocasiones al amor en los trayectos que viven las parejas para adquirir solidez. Que había muchas cuestiones positivas en ambos, las cuales, si lograban valorarlas y cuidarlas, les permitirían estar juntos. Por ellos, por sus hijos.

Todo llegaba a su mente como si fueran golpes, pero de ideas, de recuerdos, de momentos vividos también muy positivos para los dos; de complicidad, de apoyo incondicional, de diversión y compañía.

- ¿Cuándo te vas?

- Pronto, muy pronto.

¿Pronto? Esa respuesta provocó más dudas. ¿Cuándo?…

El libro es un bosque de emociones, historias de vida, reales, que bien vale la pena reflexionar sobre ellas porque en todos los casos, se pudieron evitar. La máxima del libro es: En la vida no somos ni víctimas, ni cómplices ¡somos responsables de lo que nos sucede!

Deseo lo leas. Ya está a la venta en Sanborn´s y en todas las librerías y si lo lees y no te gusta, me comprometo a devolverte tu dinero. Sabes dónde encontrarme.

¡Te va a encantar! Estoy segura.

-Fernanda Familiar-
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¡Muero de ganas por leerlo!... Ojalá lo consiga pronto... ¡Buena mitad de semana!

Comentarios

Naaaaaaaaaaaa Marthita, me aviso mi blog de tu nueva publiacion y decía que era "una probadita del nuevo libro que escribi" y pense que eras tu, ya me habias motivado a escribir yo los que tengo pendientes, nah asi no U_U jum
Sergio dijo…
Se ve interesante y quizá sea enriquecedora en el sentido de hacernos ver lo que ocurre día a día y valorar lo que de repente se nos puede ir a otra parte o para siempre.

Vivimos como si lo que tenemos fuera eterno, como si siempre lo fuéramos a tener y de repente se va o nos vamos.

Y esto no sólo es para la pareja aplica para padres, hijos, hermanos, amigos.

Gracias procuraré leerlo tan pronto pueda.

Un abrazo con amor
Por momentos me pegó este post, ese tipo de sinceridad no me gusta, ya la sufrí, ya la padecí. Porque se puede ser sincero teniendo tacto, tratando de lastimar lo menos posible.
En fin...
Seguro muy pronto vas a tener ese libro en tus manos.

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