La Máquina del Tiempo: "Las Clases de Mecanografía"


Mitad de semana ya, y aunque hoy es un día normal de entre semana, al mismo tiempo es distinto y especial porque entre tantas circunstancias caóticas que nos afectan (al igual que sucede con el resto de  las personas  y el mundo); en estas Páginas Sueltas y de Colores hoy se hará el intento de transformar todo eso bajo el enfoque de un tema más amable, y que hoy da vida a una nueva sección: La Máquina del Tiempo.

La verdad no sé si será nostalgia, o que desde siempre a los seres humanos, en un afán de atrapar o detener el tiempo, de pronto nos da por recordar o revivir épocas o momentos que ya pasaron... Existe por ahí una famosa frase que dice: "todo tiempo pasado fue mejor", pero sin demeritar el encanto que tiene el presente y este preciso instante en el que ustedes y yo podemos comunicarnos y charlar entre letras gracias a la magia del internet, la única pretensión de este primer post es contarle a las generaciones nuevas como era en el pasado tomar clases de mecanografía... 

¿Cómo ven? ¿Me acompañan en esta travesía en La Máquina del Tiempo?


...Cuenta la leyenda que a finales de los ochenta y principios de los noventa, durante los primeros años de educación secundaria era de cajón que tenías que tomar una clase que se llamaba "Mecanografía"... Dicha materia por lo regular era impartida por una maestra (ya entrada en años) y quien a pesar de que su título o cargo exacto no estaba muy definido que digamos, lo que si era certero era que se trataba de una taquimecanógrafa experta... 

Alguien que quizá desde joven había sido una de esas secretarias eficientes que tomaban dictado (no en las piernas del jefe), y en cuestión de segundos gracias a un extraño lenguaje codificado conocido como "Taquimecanografía", podía transcribir todo un manual o tratado a la velocidad de la luz...

La magia de estas mujeres tan eficientes, radicaba en el hecho de que gracias a ese extraño dialecto gráfico de símbolos incompletos y curveados, ellas podían en cuestión de segundos transformarlos por medio de una máquina de escribir en cartas, memorandums y comunicados importantes.

Escrito redactado en taquimecanografía.

Si eres un "millenial" o tienes menos de 30 años y estás leyendo esto, probablemente la imagen anterior carecerá por completo de significado para ti porque a pesar de que hayas escuchado la palabra "taquimecanografía" alguna vez en tu vida, para las personas de tu generación esto es ya algo obsoleto. Sin embargo, para quienes nos tocó ser estudiantes en esa época, además de la emoción por aprender a utilizar las máquinas de escribir en ese entonces, era también emocionante la idea de intentar aprender el arte de esos geroglíficos que simplificaban la escritura... No porque tuviéramos el deseo de ser como esas secretarias y maestras eficientes, sino porque aquello nos permitiría escribirnos recaditos y cartitas cursis en clase de manera que no pudiera descifrarlos nadie más... ¡Muajaaaa!!!


El autor de este manual se habría vuelto a morir, si descubriera que la taquimecanografía ya es un lenguaje obsoleto...


... Pues bueno, para tener acceso al famoso taller de "Taqui-Mecanografía," el primer requisito era obviamente tener una máquina de escribir y comprar el manual de taquimecanografía que era como la biblia para esa clase... Sin embargo, formar parte de ese taller era como una especie de "carrera de obstáculos", no porque el famoso manual no se consiguiera, sino porque el primer reto a sortear era conseguir además del famoso "cubre-teclado" que no vendían en ninguna papelería. mercería o lo que fuera; comprar tu propia máquina de escribir.

Así eran más o menos las clases en el taller de "Taquimecanografía"...

No es que el estudiar en una escuela pública condicionara el hecho de no contar con máquinas para las prácticas de los estudiantes. En ese entonces la secundaria recién había acondicionado un salón bastante grande con flamantes máquinas Olivetti, pero era algo similar a cuando recién comenzaba el auge de las clases de cómputo (que eso es tema para otro post), y obviamente solamente podíamos disponer del equipo durante la hora de clase. Ya para tareas y realizar otros trabajos de manera presentable, forzosamente tus papás tenían que conseguirte una máquina de escribir.

La máquina que esperabas usar en tus clases: Expectativa

La máquina que te conseguían realmente para tus prácticas: Realidad

Aquí es donde se complicaba realmente la cosa, porque por esa época estos artefactos de escritura no eran tan modernos todavía, las máquinas idóneas para estudiante eran demasiado caras y por lo regular terminabas utilizando un "mastodonte" de más de 10 kilos que tenías que cargar junto a los cuadernos y libros del día para poder realizar las prácticas en el taller.

Yo recuerdo que mi primer acercamiento con una máquina de escribir fue mucho antes de iniciar las clases en el taller. En una ocasión en que nos tocó realizar una de esas famosas tareas en equipo, a una de mis compañeras recién le habían comprado una flamante máquina de escribir ¡Y era eléctrica!... Lo que en la actualidad sería equivalente a tener un iPhone o la tablet más moderna de chorromil megas, y obviamente todas queríamos ofrecernos como voluntarias para teclear el texto.

La máquina eléctrica... Eras lo máximo en clase, si eras poseedor de una de estas.

Las máquinas eléctricas no sólo eran el invento de la década, era como una especie de hechicería patentada el hecho de poder "borrar" toda una línea si te equivocabas con el super autocorrector que ya venía integrado dentro de la máquina y no sólo evitaba que tuvieras que repetir toda la página entera, sino que también tenía la ventaja de marcar de manera más exacta y fácil los márgenes y contar los números de golpes y espacios... Algo que en el futuro vendría a simplificar todavía más el procesador de textos Microsoft Word...

La verdad era una maravilla, todos y todas queríamos una máquina así, era el sueño dorado de cualquier estudiante en aquel entonces... Para ese entonces era obvio que la compañera quien era la poseedora de tan flamante artefacto terminaba siendo la jefa de equipo y pues para no hacer esto tan largo, las clases de taquimecanografía al final no fueron lo que imaginamos... ¿Pero a qué se debió esto?

La clave para no escribir con "dos deditos"...

En apariencia todo iba bien hasta la lección en que aprendías la ubicación de cada letra en el teclado y que dedo debía utilizarse para pulsarla. Como era de esperarse los grupos de secundaria son numerosos, (más de 60 estudiantes por clase), y era obvio que no todos aprendíamos al mismo nivel, lo que dio como resultado que el famoso lenguaje codificado sólo lograra ser accesible para una élite muy selecta de la clase (obvio el grupito de aplicados quienes se convirtieron en los favoritos de la maestra).

Pero las decepciones no terminaron ahí, a pesar de que fueras tesonero con eso de escribir correctamente usando el cubreteclado o sin el mismo, la verdad en mi caso particular fue decepcionante dejar de escribir a "dos deditos" tan sólo para que mi carpeta de lecciones de ese ciclo escolar estuviera llena de cosas como estas:



La verdad fue muy decepcionante, porque hasta el día de hoy haber aprendido eso no ha tenido ninguna utilidad práctica... Yo nunca tuve gracia para hacer ni siquiera esas figuras y terminaba haciendo trampa como en las clases de dibujo con el famoso curvigrafo, ya no por aprender, tan sólo para poder aprobar la materia.

Así fue mi experiencia en las famosas clases de mecanografía y hasta el día de hoy no sabría escribir correctamente en un teclado de no ser porque años más tarde, cuando ya había salido de la secundaria, al intentar ingresar en una maquiladora donde se procesaban cupones mediante su captura, en esa empresa me dieron un curso donde por fin aprendí a utilizar correctamente ambas manos en el teclado de manera rápida. Aunque al final no me quedé a trabajar en esa empresa, ese curso y la práctica de años en el medio editorial, fue lo que si me sirvió por fin para mi vida profesional y hasta el día de hoy...

Antes de redactar este post hice una pequeña encuesta y creo que la taquimecanografía ya ni siquiera se utiliza, el Word de Office ha venido a simplificar todo esto de lo que hablo; mientras que las máquinas de escribir son objetos obsoletos que ya solamente venden en los mercados de segunda y tal como las que teníamos en ese taller de secundaria, yo he visto que solamente las utilizan todavía en algunas clínicas del IMSS en esta ciudad (con eso de pueden dar una idea del atraso en el que está el sistema de salud respecto a su equipo y mobiliario)... Pero esa, definitivamente ya es otra historia...
¿Y tú? ¿Te acuerdas como fueron tus clases de taquimecanografía?

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